XIX. El último suspiro...

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¡Hola! Estoy sorprendida con los comentarios y me convencieron de ponerles el siguiente. 

¡COMO SIEMPRE ES UN GUSTO!

María sintió un cuerpo caer sobre el suyo y desvanecerse hacia el piso lentamente, estaba en shock y no supo cómo reaccionar, sólo se quedó estática observando todo en cámara lenta. Los muchachos llegaron atrás de Patricia y se quedaron de piedra al ver todo. Cuando María reaccionó se dio cuenta de quién era el hombre que le había salvado la vida...

M: ¡Julio! (Agachándose).

J: ¿estás... estás bien? (Preocupado).

M: sí pero no hables por favor, tranquilo (entre nerviosa y angustiada).

Los muchachos entraron directamente a ver a Esteban quien estaba muy mal, el pulso era muy bajo y yacía inconsciente en el piso, sin embargo, Vanessa no pudo evitar sentirse mal y preocupada por Julio pues a pesar de todo, algún día fue alguien importante para ella.

J: ve... con... Esteban, no... lo... dejes... solo.

M: pero si te suelto vas a desangrarte Julio (nerviosa) no puedo dejarte morir.

J: sí... sí... puedes (tosiendo) es más... te lo suplico... déjame morir.

M: (en contradicción) no, no puedo, no me pidas eso.

J: la cárcel... es un... infierno, por favor... no puedo más.

Patricia se acercó hasta donde María estaba.

J: (mirándolas a ambas) perdónenme... por... favor.

Patricia lo vio muy mal, lo más seguro es que se muriera, la ambulancia no llegaba todavía y los impactos eran considerables, se agachó hasta él y le tomó la mano.

P: no soy nadie para juzgarte Julio, creo que has pagado muy caro todo lo que hiciste, por mí todo queda perdonado (calma)

M: (suspiró) no puedo negar que así como me dañaste, también hiciste cosas buenas y no soy quien para negarme a perdonarte... me has salvado la vida y eso es suficiente, yo también te perdono.

J: gracias (ya muy mal).

Vanessa se dio cuenta de la situación y no dudó en acercarse de inmediato.

Va: ve con mi papá, mamá, yo me quedo con él cuidándolo (con un nudo en la garganta).

María comprendió que su hija deseaba despedirse del hombre que la había criado y que por muchos años fue un buen ejemplo para ella. Se levantó y caminó hacia su marido con un profundo temor de perderlo, se agachó hasta él y lo abrazó con cuidado tratando de contener la hemorragia a la espera de la ambulancia. Paralelamente a ellos, Vanessa estaba con Julio...

Va: yo sabía que tú no estabas de acuerdo, nunca fuiste un mal hombre (con lágrimas) y esto me lo comprueba, simplemente fue tu enfermedad la que hizo todo eso.

J: no... no llores...

Va: (lo interrumpió) no hables por favor, la ambulancia no debe tardar.

J: en la ambulancia... sólo... cabe uno... Esteban (tosió)

Va: Julio (con un nudo en la garganta) por favor no hables, te lo suplico (le acarició la cabeza) vas a estar bien.

J: preso... nunca... lo... estaré... déjame... morir... ya... hice... lo... correcto (en un hilo de voz)

Va: (unas lágrimas escurrieron por sus mejillas) ay Julio, a pesar de todo no quiero que te pase nada, sabes que para mí fuiste un padre y alguien muy importante que siempre me apoyo hasta que sintió todo fuera de control, por favor, haz un último esfuerzo, quédate aquí.

El Último Suspiro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora