Capítulo 9

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—¡Jenna!, ¡Jenna! —grita mi hermano desde la planta baja.

Odio que me despierten a gritos, y aún más cuando es mi hermano el que lo hace. Soñaba con Zack, Ally y, lastimosamente, Eileen. Soñaba que llegaban patrullas a mi escuela preguntando por una chica que fue acusada de intentar drogar a alguien. Yo sabía que era Eileen pero no fui capaz de decir nada. Una multitud de adolescentes se agrupa para ver que es lo que pasa y busco a Eileen con la mirada; está escondida detrás de un pilar, donde la policía no debe verla; está asustada. Los policías empiezan a hacer preguntas a todos lo chicos, pero ellos no saben nada. Todo es un jaleo terrible hasta que entre la multitud se escucha una risa malévola. Es Zack, arrastrando a Eileen de la camisa llevándola hacia los guardias.

—Esta es la chica que buscan —dice sin rodeos—. Pueden llevársela.

—¡No hagas esto! —grita Eileen por encima de la multitud—. Me vengaré, sabes que lo haré. Usaré todo lo que esté a mi alcance para que tu estúpida protegida la encuentren muerta —sonríe con sorna—. Puedes apostar por ello.

''¿Protegida?'' pensé ''¿Zack a quién protege?''. Aunque ya despierta, sé que eso fue producto de mi imaginación.

Se llevan a Eileen, ella me ve entre la multitud y me dice algo que no logro entender. Sus ojos están llenos de una furia oscura que parece que va a devorarla viva. Pero luego llega Zack y me abraza diciéndome que todo va a estar bien. Estoy segura que estaba diciendo algo más pero nunca sabré que fue porque Archie esta llamándome a gritos.

—Jenna, baja. ¡Ahora! —grita Archie con impaciencia.

—Ya voy —respondp refunfuñando. Bajo las escaleras a toda prisa—.¿Qué demonios quieres?

—Necesito saber algo, y quiero que respondas honestamente —dice enfático.

Está recostado sobre el sofá, con los brazos tras la cabeza apoyados en un lado y los pies del otro.

—Lo intentaré —repongo—. Pero estoy hablando contigo, así que no te hagas muchas esperanzas.

—Muy graciosa —hace una mueca—. Simplemente quería saber ¿cómo sabe Zack de tí?.

—Lo conocí en el día del intercambio —respondí sin mucho entusiasmo.

—Oh, bien. ¿Te gusta? —pregunta, con los ojos abiertos como platos.

—¿A tí que demonios te importa? —siempre me trata terriblemente y ¿ahora le sale un instinto paternal? ¿Me creerá idiota?.

—Gracias por responder con un gran "Sí".

—No he dicho nada de eso. ¿Por qué lo preguntas?.

—Porque es el primer chico con el que probablemente podrías salir. Pero me da mala espina. Es muy reservado y esconde cosas.

—Entonces ahora pretendemos que te preocupas por mí, ¿no es así?.

—Puedes pretender que yo pretendo, aunque no lo haga.

—Bien —voy caminando de nuevo a mi habitación y pregunto—. ¿Algo más?.

—No. Ya estamos hartos el uno del otro —bufa Archie mirando a la nada.

—Por fin estamos de acuerdo en algo —repongo.

Al llegar a mi habitación ni siquiera intento volver a dormirme; no lo lograré. Así que voy de camino al baño y me arreglo. Bajo a desayunar pero no está mi mamá y mi hermano desapareció así que solo preparo comida para mi y al finalizar salgo. Simplemente quiero ir a caminar y despejar ideas. La verdad no tengo muy claro que pasó anoche pero no me importa; Zack me besó, me besó. No lo puedo creer, es simplemente es mejor que lo que alguna vez pensé y, aún que cualquier libro que en el que lo describía. Pero en ese preciso momento me entra la duda, no por Zack, si no por Eileen. Él sonó muy amenazante ayer, por no decir muy molesto. ¿Qué le hará a Eileen? No debe ser más que un juego suyo. ¿O no?. Aparto la duda rápidamente de mi cabeza y suena mi teléfono. Número desconocido. Contesto pensando que es Zack.

—Hola.

Se escucha una risita fastidiosa y horriblemente familiar.

—¿Esperabas hablar con otra persona? —dice la voz.

No puede ser. Él está... está... lejos. No puede herirme, no de nuevo. Jonah Fitz

—Ya salí de la cárcel, Jen —dice con su gruesa voz, riéndo —Y voy por ti.

Cuelga.

¡No! ¡Dios, no!

Jonah, solía ser uno de mis mejores amigos. Hasta que un día me pidió que fuera su novia, pero yo no quise; sólo lo veía como un amigo. Pero él no lo aceptó y me estuvo siguiendo a todas partes. Pensé que era pasajero así que no le puse mucha atención.

Con el pasar del tiempo las cosas se volvieron más serias. Mandaba notas con sangre a mi casa, con un bisturí se marcó mi nombre en un brazo. Fue terrible. Hasta que un día, cuando mi madre estaba en uno de sus viajes anuales con sus amigas, Jonah me estaba esperando fuera de mi casa. Empezó a hablarme muy extraño y siempre tenia las manos en su espalda. El corazón me empezó a palpitar muy fuerte en el pecho, sentía que se me iba a salir.

Mi instinto me indicaba que algo iba a salir muy mal; y no se equivocaba: Jonah tenia un cuchillo, de diez pulgadas de largo, en la mano. Se movió con rapidez y se puso a mi espalda con una mano sosteniéndome por la barbilla, ubicando mi cabeza sobre su hombro. Y con la otra sosteniendo el cuchillo en mi cuello.

—Será la ultima vez que me verás sufrir —dijo con la respiración acelerada—. Es más, creo que será la ultima vez que veas algo —y rió a carcajadas.

Cuando ya empezaba a cortarme el cuello se detuvo en seco. Los sonidos de las patrullas de policía lo hicieron tirarme al suelo, derramando sangre, para luego echar a correr (alguna de las vecinas debió llamar). No llegó muy lejos, trataba de cruzar una cerca hacia la casa del vecino cuando lo atraparon.Me desmayé en el momento en el que lo metían a la patrulla. No recuerdo mucho después de eso, pero la policía le hizo creer que había muerto.

Después de eso nos mudamos muy lejos pensando no verlo jamás. Le dieron cárcel a quince años (por ser menor de edad). No han pasado ni tres años del incidente, así que ¿cómo demonios lo dejaron salir?. Por ahora eso no es lo que me preocupa.

Sabe que estoy viva.

Sabe donde estoy...

Y viene a encontrarme.

Pensamientos sin Punto FijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora