Capítulo 19

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—No llores —susurra.

—Eso quisiera —digo respirando su aroma: sangre, sudor, concreto y lágrimas—. Quisiera irme a casa y rogar porque nada de esto sea cierto.

—Quisiera opinar como tú —exhala secamente —. Quisiera que no llores más pero, de cierta manera, agradezco que esto haya pasado.

—¿Por qué lo dices? —mi pregunta se interrumpe por la llegada de una tropa de gente.

Intento ver a alguien conocido. Mi mirada se centra en una chica con pelo rojizo, ojos negros, tez blanca y tatuajes en sus brazos: símbolos antiguos con una palabra en latín: "Poena" . Significa "Castigo", si no estoy mal. De alguna manera sé que ella es Delila.

"Ciertamente" me dice, "lo soy".

"No hagas eso" digo, dando un respingo, "Me pones la piel de gallina".

Veo que esboza una sonrisa amplia y se acerca a mí:

—Te ayudaremos —repone, sin dejar de sonreír—. Vamos. Hay que llevarla al cuartel —grita a la multitud de gente y hace una seña con la mano.

A ese gesto responden dos hombres vestidos de negro y ataviados con unas largas capas con capucha, caminando hacia mí.

"No te preocupes. Te harán levitar hasta llegar al cuartel".

"Ese es su don. Entiendo".

Los hombres estiran una mano hacia mí y en las pupilas de ambos, puedo ver un color púrpura suave.

Me levantan por los aires sin ni siquiera tocarme; simplemente mantienen sus brazos en el aire y a mí en el centro de los dos.  

Logro mirar a mi alrededor y me doy cuenta de por qué no debo tener a Delila de enemiga:

Ruinas.

Todo está en ruinas. Las paredes de concreto se hicieron añicos, logro ver algunos cables de lo que debieron ser las lamparas colgantes y a lo lejos veo un sitio cuadrado con baldosas negras quebradas y fuego por todas partes. Allí fue donde Archie mató a mi madre. Allí fue donde descubrí sus mentiras.

Allí me quede sola.

"Sobrevivió a la explosión"

"¿Archie sobrevivió?"

"No solo él"

"Jonah"

No me sorprende. Jamás tuve esperanza de que murieran; cómo dicen por ahí, "Hierba mala nunca muere".

"A los demás no hay nada que agregarles. Están muertos".

"Pero debe tener otros escondites ¿no?"

''Muy lista. Aunque no es difícil de deducir, ¿verdad?''

''Supongo que no''

Siguen caminando, conmigo por los aires. Mi costado me duele un poco menos, gracias a Zack; quién no ha dejado de mirarme.

Se acerca a uno de los hombres, que parece tener la edad para ser su padre, y le dice:

—Más les vale que tengan cuidado con ella —me señala con un seco movimiento de cabeza—. Un solo cabello fuera de lugar, y a ambos les saldrá sangre por los ojos.

El hombre lo ignora y siguen caminado. Un dotado despeja el camino para poder pasar. Simplemente mira el escombro, luego mira hacia un lado y el trozo de concreto sale volando en esa dirección.

Andan casi media hora más y yo me siento como una pieza de museo. Ninguno me quita los ojos de encima, ni dejan de decir ''Es ella: La elegida''.

Nos detenemos cuando llegamos a un verde prado con escasos arboles, pero aún así, son frondosos y no dejan ver nada más allá.

Me bajan al suelo con cuidado y me sostienen de cada brazo para que pueda quedarme en pie. 

El viento se pone más fuerte y el cabello me golpea las sienes y el cuello. Levanto la mirada. Del cielo viene una nave, un poco más grande que un avión, y aterriza frente a nosotros. Una compuerta se abre lentamente y una anciana, con capucha y capa roja, como las de los hombres a mi lado, baja la nave y se acerca a mí sonriendo dulcemente.

—Jenna Reid —habla la anciana conforme se acerca a mí—. Por fin nos conocemos.

Al acercarse completamente la reconozco.

La anciana del sueño...

Pensamientos sin Punto FijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora