Dejo de caminar inmediatamente y corro lo más rápido que puedo. Llego a mi casa y me embarga ese sentimiento de cuando algo está mal.
—¡Mamá! —grito— ¡Ya llegué!
—Ven arriba —grita y subo las escaleras. Llego a su cuarto y esta junto con Archie:
—Así que... ¿Estás saliendo con un chico? —dice mi madre, mirándome fijamente. Cruza los brazos y golpea el suelo con el pie repetidas veces.
Tengo mejores cosas en las que pensar ahora. Jonah por ejemplo. ¿Está hablando en serio? A duras penas estoy deliberando en mi mente si contarle algo o no. Ahora me viene con esto. Que ridículo.
—¿Qué? —pregunto incomprendida.
—Si, lo hace. Y me cae muy mal por cierto —dice Archie con superioridad.
—¿Qué importa? —digo con desesperación. Luego miro a Archie:
—Y no. No estoy saliendo con nadie. Archie solo inventa eso para molestarme, mamá.
—Yo no tendría ningún problema con eso. Si quieres...
—No —la interrumpo—. Tranquila, sólo somos amigos.
—Claro —dice Archie.
Hago un sonido de fastidio y salgo por la puerta. Entro al baño para lavarme la cara con agua fría y despejar un poco las ideas. No le dije nada a mamá, no sé si está bien o está mal. Tal vez, primero, deba averiguar cómo fue que Jonah logro salir, faltándole doce años para poder ver un árbol siquiera. ¿Cómo saldré de casa con el miedo de andar cuidándome las espaldas todo el tiempo? A veces pienso si debí decir que si a ser novia de Jonah. Aunque al final, desisto a la idea porque, muy posiblemente, al terminar en cualquier momento, él podría haber actuado igual.
Entro a mi habitación, y tan ensimismada estoy en mis pensamientos, que mi teléfono suena y casi pego un grito. Tengo miedo a contestar. El número es distinto, pero Jonah puede estar llamando de un teléfono cualquiera.
—¿Hola? —digo preparándome para lo peor, cerrando los ojos y apretando la mano izquierda; clavándome las uñas.
—¡Jen! —suelto el aire lentamente, esperando a que mi pulso cardiaco se normalice. Es Ally.
—Oh... Hola, Ally —respondo tratando que no se me noten los nervios. Ally no sabe nada. Es mi mejor amiga, sí. Pero no la quiero entrometer en esto. No lo hice antes, no lo haré ahora.
—¿Estás bien? —pregunta—. Te escucho agitada.
—Emmm... no, no. Es que estaba lejos y corrí para tomar el teléfono antes de que colgaras —miento descaradamente.
—Bien, mira: Un chico alto, moreno, de ojos pardos se acercó a mi en la tienda de dulces...
—Súper —digo sin mucho entusiasmo.
—Me pidió mi nombre y mi número y.. oh por dios... si que era lindo.
—¿Cómo se llamaba el chico?
—No lo recuerdo muy bien. Espera miro mi lista de contactos —se calla y luego continúa—. No lo anoté, al parecer.
—Una pena.
—Bueno. Como sea. Te espero en la escuela mañana. Adiós.
—Sí, claro. Adiós.
Llego a la escuela y todos están amontonados en la entrada. No sé por qué, pero siento un deja vú. Me acerco más a el grupo de chicos y me quedo helada. Lo que pasó en mi sueño, está pasando ahora. Los mismos guardias, en minutos, la misma risa de Zack, luego los gritos de Eileen siendo arrastrada por el suelo.
—Es ella a la que buscan. Pueden llevársela —dice Zack.
Un escalofrío me recorre la piel.
—Usaré todo para que a tu estúpida protegida la encuentren muerta —grita Eileen. La exactitud de sus palabras me asusta.
Cuando se la llevan, reprimo el impulso de acordarme que pasa luego. Zack se acerca y esta vez entiendo perfectamente lo que dice:
—Tranquila, todo estará bien —recuesto mi cabeza sobre su pecho y el me acaricia con ternura.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —le pregunto
—Porque ya es hora de que sepas la verdad.
ESTÁS LEYENDO
Pensamientos sin Punto Fijo
Teen FictionJenna tiene una vida normal con un hermano que actua como un idiota mas que otra cosa. Jenna no se destaca por nada mas que por sus buena notas en comparación a su hermano que es el mejor en todo. Piensa que tiene los problemas normales de una vida...