🌼Capítulo 20🌼

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Desperté porque un dulce aroma a frutas entró por mi nariz.

¿Gorda? ¿Yo? Nunca.

Y porque Oliver entró sin advertencia alguna en mi habitación para ver como me encontraba.

-¿Te estabas levantando?- me preguntó.

-No.

Me miró ceñudo. Ya estaba despierta así que...¿qué haría en la cama?

-Tengo mucha resaca- le expliqué.

Pero en vano ya que me tomó por las axilas y me puso de pie.

-Tus padres no tienen que enterarse de que sales a fiestas, así que lo último que debes mostrar es que estás con resaca.

-Bien.

-Vamos a desayunar.

Antes de bajar, me duché y me puse algo bien cómodo. Oliver, que me esperaba, bajó conmigo para ir a probar lo que sea que estaban preparando en la cocina.

La tarta de moras de mamá.

Nos sentamos y comimos la tarta más un rico exprimido que Mildred preparó.
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-Llama a tus amigos, yo a algunos de los familiares, hoy me siento especial y hay que celebrarlo- dijo mamá cuando volvió del trabajo con papá.

No sabía qué bicho le había picado, pero si eso implicaba invitar amigos y hacer fiesta...¡Quiero una plaga de ellos!

Por el grupo que teníamos de whatsapp, mandé un mensaje para que todos vinieran a las siete en punto, de a poco fueron comentando un "ok" y cosas por el estilo. La verdad es que...a veces llego a pensar que cambié mucho en estas semanas, si hace dos de ellas me hubiesen dicho lo que mamá ahora, hubiera lanzado una queja o un "AJJ", pero sin embargo, esta vez salí corriendo a mi celular, el cual no le daba mucha importancia si no era para comunicarme, e invité a los que ahora forman parte del grupo de mis amigos.

Las primeras en llegar fueron Keiel y Pepper. Y eso que Alex y Oliver viven al lado.

Se sentaron en la mesa que pusimos en el garaje y esperamos a que los demás llegaran. Ambas tías llegaron con sus familias y luego mis abuelos. Mildred ayudó a poner la mesa y luego se sentó con su hija y Theo. Después Jacob y mis amigos, técnicamente ya estábamos completos.

Todos comimos alegremente la barbacoa que papá preparó y les puedo afirmar que es el mejor arte culinario que pude probar.

Cuando todos estaban terminando llegó el que siempre llega tarde a todo.

Zedd.

Keiel no pudo esconder su cara de alegría cuando él atravesó la puerta del garaje. Y no pude evitar ver que él la buscó por toda la mesa disimuladamente hasta encontrarse con sus ojos, pero aunque hubiese sido mucho más disimulado, yo me hubiese dado cuenta igual.

Se sentó junto a ella, ya que la única silla libre que había estaba al lado de la de Keiel. Noté que comenzó a sudar y a ponerse colorada.

Creo que todo el mundo notaba todo el alboroto silencioso entre ellos, pero también disimulaban para no acosar.

-Hola familia, lamento la tardanza.

-¿Mucho tráfico, Zedd?- preguntó mi padre con tono burlón y sirviendo a Zedd un plato de comida.

Mi tío miró a su hermano algo molesto.

-Sigo estudiando, ¿recuerdas?

-Bueno, familia, es hora de hacer un brindis- todos levantamos las copas ante la repentina voz de Jacob- Por todos nosotros, por este alegre momento y porque por fin puedo decirles que Mildred y yo estamos oficialmente de novios. Salud.

Durmiendo con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora