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Kino se encontraba en aquel restaurante en el que trabajaba medio tiempo para poder subsistir, pues desde que se había ido de casa de sus papás el muchacho había tenido que renunciar a todo tipo de lujos (a los que por cierto estaba acostumbrado) para ponerse a trabajar pero no porque fuera una chico rebelde que quisiese llevarle la contra a sus progenitores se había ido, de hecho era todo lo contrario; simplemente ya no quería seguir con ellos y  seguir disfrutando de una vida de lujos que su papá les brindaba por medio de recursos ilegales.

Su papá tenía el imperio más grande de cocaína y algunas otras drogas en toda Asia, y desde que él se había enterado había decidido irse de ahí. Pues su papá quería que heredará el negocio y Kino se había negado eso iba en contra de todos sus principios. Ese día había tomado la dura decisión de alejarse de su casa y de sus padres. Pero Kino sabía que su padre no se quedaría de brazos cruzados y que probablemente lo buscaría hasta el cansancio, eso lo tenía un tanto preocupado pero conforme habían pasado los meses ese se volvió su menor problema.

Kino se encontraba bastante cansado, volvió a dirigir su vista al reloj  y frustrado porque al parecer el tiempo caminaba muy lento (solo a veces) busco con la mirada algo que hacer y lo encontró. En la semana habían llevado mercancía que tenía que ser movida a la bodega de atrás.

Con fastidio se paro de la mesa en la que tan cómodo estaba y levantando una pesada caja con especies se dirigió a la bodega y dejó la caja en su lugar, y estirándose salió de la bodega para encaminarse nuevamente a la pila de cajas que había, tomando otra caja se encaminó a la bodega. Repitió el mismo proceso hasta la última caja.

Estaba en la bodega cuando escuchó unas voces que hacía que se le pusiera el cabello de punta pues sabía perfectamente de quienes eran esas voces. Busco rápidamente un lugar para esconderse, sus ojos divisaron un baúl lo suficientemente grande para esconderse, se encamino rápidamente hasta ahí y levanto la tapa mientras la adrenalina corría por su cuerpo entumeciendo sus brazos, rápidamente se metió. Justo a tiempo de hecho, pues aquellas personas estaban revisando el lugar para encontrarlo.

Kino escuchó como abrían la puerta de la bodega, contuvo el aliento, sentía su corazón salirse por su pecho.

-No te vamos a hacer nada Kino, solo venimos a entregarte un mensaje de tu padre- Dijo aquella voz que Kino recordaba a la perfección.

Era Wooseok, el chico era un poco menor que Kino, pero en algún momento ellos habían sido grandes amigos, ahora los dulces recuerdos que tenía Kino sobre Wooseok se habían esfumado reemplazados con la imagen cruel del chico que era ahora, haciéndose preguntar a Kino como era que una persona podía cambiar tanto.

-En vista de que no sales de tu escondite, te diremos lo que veníamos a decirte- Kino se puso una mano en la boca, sentía que e cualquier momento se moriría por los nervios , los chicos estaban muy cerca de donde estaba él.- Tu padre te ha dado tiempo para que reflexiones sobre tu mala conducta pero en vista de que no has ido a disculparte correctamente, dice que te prepares porque esto todavía no se acaba- Kino también conocía esa voz, era Hui el era amigo de Wooseok desde mucho antes de que Kino los conociera, seguía preguntándose que era lo que les había pasado para que casi de la noche a la mañana lo excluyeran tan repentinamente y cambiaran su forma de ser.

-Espero que nos hayas escuchado, porque hemos venido como amigos, sabemos lo que trama tu padre Kino, cuídate.- había arrepentimiento en la voz de Wooseok, Kino levanto un poco el baúl y por la pequeña rendija vio como Wooseok y Hui tenían una cara lúgubre donde a ambos se les reflejaba la culpa, Kino decidió salir y enfrentarlos.

-Aquí estoy- ambos chicos se voltearon con notable sorpresa.

-Kino, escúchanos, esto es más de lo que nosotros podemos frenar.- esta vez Hui fue el que hablo su cara demostraba sinceridad y preocupación. Kino asintió.

-Bien, espérenme cierro la cafetería y hablamos- Wooseok y Hui asintieron.

Kino se dio prisa y cerro la cafetería.

-¿Quieren que hablemos aquí?-

-¿Hay algún otro lugar en el podamos hablar?- Kino asintió, los otros dos chicos tomaron unas gorras y lentes de sol que traían con ellos para evitar ser seguidos y en caso de serlo, no ser reconocidos.

-Bien, vamos.- esta vez Wooseok hablo encaminándose hacia un carro, y sacando las llaves del mismo.

Kino los fue guiando hasta llegar finalmente a un edificio. La morada de este mismo se veía en malas condiciones. Los tres se bajaron del carro y se metieron al edificio siguiendo una vez mas a Kino. Finalmente se detuvieron en un departamento, Kino saco las llaves y las introdujo en la cerradura.

Una vez dentro del departamento los tres tomaron asiento.

-¿Qué pasa?- algo le decía a Kino que confiara en ellos. Además de que ambos estarían arruinados si los descubrían. Kino conocía perfectamente bien lo duro que podía ser su padre por lo tanto conocía los riesgos que ambos estaban tomando.

-Kino, has lastimado el orgullo de tu padre ¿Lo sabes no?- empezó a hablar Hui.

-Si, eso ya lo sabía, pero no puedo ser un narcotraficante no quiero eso para mí....- Kino fe interrumpido.

-Lo sabemos y no estamos haciéndote cambiar de opinión, solo escucha- soltó Wooseok fulminándolo con la mirada.

-Wooseok tiene razón, escucha. Tu padre está muy herido, y sabes perfectamente que no se va a quedar de brazos cruzados, no podemos decirte lo que es porque tu padre se ha encargado de que sea altamente confidencial. Pero sabemos que es algo muy fuerte y peligroso, ni si quiera nos ha dicho que es. Nos ha excluido por completo, pero estaremos en contacto, realmente nos preocupas.- Kino asintió, no se trago por completo el cuento de que arriesgaban su vida porque les preocupara. Pero lo cierto era que si arriesgaban sus vidas al venir y contarle esto debía de haber un plan tras esto.

-No me importa si no nos crees, solo queremos asegurarte que de ahora en adelante las cosas se pondrán difíciles tanto para ti como para nosotros. Sabes bien el precio que nos estamos jugando al contarte todo esto....- Wooseok fue interrumpido por Kino.

-¿Y como me aseguran que esto no es una trampa? - Hui solto una risa sardónica.

-Bueno, no eres tonto, pero piensálo, ¿Por que nos ocultaríamos si fuera el caso?- Hui tenía razón ellos solamente lo estaban previniendo, solo quedaba en Kino si creerles o no.

-Entonces ¿Por que lo hacen?-pregunto Kino.

-Por que de verdad nos preocupas. Sí nosotros te encontramos no dudes en que tu padre te encontrará, sino es que tal vez ya sabe en dónde estás.- contestó Wooseok.

Habían pasado ya una cuantas horas desde que los chicos se habían ido, dejando a Kino con su mente hecha una telaraña. Con la mente aún aturdida Kino se quedó profundamente dormido en ese sofá viejo.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora