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Kino entró al cuarto de Yuto así sin más, sin tocar o sin algo que a Yuto lo pudiera alertar sobre la presencia de Kino en el cuarto.

Lo que encontró Kino no fue nada agradable.

Hongseok estaba demasiado cerca de Yuto, demasiado. Sus labios estaban a punto de rozarse cuando Yuto frenó sus movimientos en seco.

-Perdón Hongseok, pero no puedo hacerle esto a Kino, no está bien y no es lo correcto.- ni Hongseok ni Yuto habían visto a Kino debido a la posición en la que se encontraban.

Kino sintió que era el momento perfecto para intervenir y hacer de una maldita vez que Hongseok se alejara de su chico, Aunque probablemente Kino nunca dejaría que Yuto supiera que era su chico y de nadie más.

Kino aclaró su garganta haciendo sobresaltar a los dos chicos.

-Perdón por interrumpirlos pero necesito hablar con Yuto un momento, si nos permites- Hongseok que tampoco era tonto decidió jugar un poco más con Kino.

Yuto al lado de Hongseok palideció por la sorpresa y el miedo de lo que posiblemente Kino hubiese visto o escuchado.

-Claro Kino, no te preocupes, puedo terminar mis asuntos con Yuto luego, Luego hablamos Yuto y me dices que decidiste- Hongseok pronunció el nombre del japonés como si lo estuviera saboreando para después girarse hacia Yuto y dejarle un suave beso en la mejilla que dejó desconcertado a Yuto pero en Kino en vez de haberlo desconcertado solo logró cabrearlo aún más.

Cuando Hongseok se dispuso a salir, a penas le dio la espalda a Kino el castaño ya estaba más que dispuesto para propinarle un golpe en la espalda, de no ser por Yuto que lo había impedido probablemente el moreno ya estaría en el piso.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Que no estabas con el rubio oxigenado ese?- poniendo indiferencia en su rostro y sonando realmente calmado miró los ojos de Kino, cosa que al castaño realmente asustó.

-¿Y que hay de ti? ¿Acaso no ibas a besar a Hongseok? No ya sé,tenías algo en la boca y Hongseok quería quitarlo ¿Cierto?- Yuto quedó de piedra.

-¿Que fue lo que viste?- Kino se calló y bajo la mirada.

-Veo que no quieres hablar y está bien, ahora solo dime lo que venías a decirme y vete, no estoy de humor para más visitas- la orden de Yuto era seca y tajante.

Kino se acercó levantó un poco la cara y le dio un beso en la mejilla, sonrojándose casi al instante y saliendo de ahí cual viento de primavera.

Yuto al sentir los suaves labios de Kino chocar en su mejilla sintió como su corazón latía pidiendo más, estaba tan inmerso tratando de controlar sus emociones que no se dio cuenta en el instante que Kino había huido.

Yuto sonrío, un calor abrazador lo recorrió de la punta de los pies hasta la cabeza, era lo más cálido que se había sentido después de tanto tiempo.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora