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A la mañana siguiente Kino se despertó un poco desorientado por el insistente sonido de su celular.

Busco su celular y lo tomo para darse cuenta que eran las cinco de la mañana. Cansado ya del insistente sonido de su celular decidió contestar.

-Bueno, supongo que no estas arrepentido- esa voz la conocía demasiado bien, su padre estaba al otro lado de la línea.

Kino sabía perfectamente que su padre no lo quería, no sabía muy bien los motivos; pero desde que tenía memoria su padre siempre lo había rechazado, Kino creía que porque el no era lo suficientemente bueno para ser su hijo, pero conforme pasaban los años el chico se había desecho de esa idea, pues era un buen estudiante, y nunca desobedecía a sus padres.

-¿Que quieres?- si, probablemente era muy frío, pero ¿como podía enfrentarse a su propio padre en una guerra de orgullos?

-Probablemente ya sabes que no dejaré pasar esto ¿verdad? quiero que hablemos como se debe. Ven a las ocho en punto te mandare la dirección por mensaje- y sin esperar respuesta colgó, dejando a Kino con las palabras en la boca.

Sonó la alarma en el celular de Kino sobresaltándolo, en un ágil movimiento la apago, acto seguido se dirigió al cuarto de baño (uno por cierto muy pequeño).

Minutos después Kino salió de la ducha, maldiciendo por lo bajo porque ya se le había hecho tarde. Se apresuró a terminar de arreglarse y con un termo en la mano y unas galletas en la otra salió de su departamento.

Kino sentía que algo no estaba bien, se sentía observado. Miro para todos lados percatándose de que no había nada fuera de lo normal, así que se convenció asimismo que tan solo estaba paranoico por los sucesos que había pasado hace no mas de veinticuatro horas.

Tras una hora de camino Kino se había calmado un poco. Finalmente había llegado a la universidad.

-¡Hey Kino! - le saludo Yeo One sacándolo de sus pensamientos, Kino le dio una sonrisa esperando a que el castaño prosiguiera.

-Yeo one, ¿que pasa?-le apresuró Kino.

-¡Valla! que genio te cargas, ¿Te hablo tu papá?- le pregunto el castaño en tono de burla, pero al ver el cambio radical de la expresión de Kino cambio por completo su tono de burla - ¿¡Te hablo tu papá!? - Yeo One se exaltó, hacía ya varios años que conocía a su familia, por lo tanto sabía los alcances de esta

- Kino vete de aquí- Yeo One estaba notablemente asustado.

Kino se rió dejando así escapar un poco la tensión que lo acompañaba desde ayer.

-Tranquilo, si me habló, pero no pasará nada- Kino dijo eso pero ni el se creyó una palabra de lo que había dicho.

Y sin decir una palabra, ambos se fueron juntos para iniciar la clase.

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Ya había pasado mas de medio día y Kino aún no recibía el dichoso mensaje. Estaba mas que nervioso, la ansiedad corría por sus venas.

Miraba una y otra vez el celular a pesar de estar trabajando en la cafetería. Se sobresalto cuando una mano se poso en su hombro.

-Je-jefe, perdóneme- el señor Cho era un señor mayor un tanto gruñón, pero que comprendía perfectamente la situación del chico, tanto así que lo empezó a querer como un nieto en muy poco tiempo.

-Kino, sabes que no me gusta que estés distraído, ¿Pasó algo?-

-No, no pasa nada, es solo que estoy muy cansado- Kino había soltado una verdad a medias, no quería meter en todo ese meollo al señor que tanto lo ayudaba.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora