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El tiempo pasó pronto, casi tan rápido como un pestañeo. Ya había terminado la semana y con ella la residencia de Hui en el hospital.

Hui se sentía mejor, su herida había sellado y estaba fuera de cualquier peligro. Esa jodida semana había terminado para todos.

In Soo seguía esperando las pruebas de ADN que en secreto había mandado a hacer, la ansiedad se lo estaba comiendo vivo pero desgraciadamente él no descansaría hasta tener los resultados en sus manos.

La "amistad" de Yuto y Kino se profundizó desde ese día, y el tiempo que estuvieron en el hospital les sirvió para establecer conexiones con los chicos desconocidos para ellos, aunque por más que quisieron establecer un límite con Hyojong y con Hongseok estos dos no entendían y los seguían hostigando dando como resultado que el japonés y el castaño se sintieran aún más agobiados.

In Soo tenía en sus manos el sobre con el resultado de los análisis, lo abriría después; ahora tenía prioridades que necesitaban ser atendidas como por ejemplo resolver el problema que Kino traía a cuestas.

Tanto Kino como Yuto se sentían frustrados, el tiempo seguía corriendo y Kino seguía siendo un prófugo.

Bajaron al estacionamiento para seguir su camino. Se adentraron en la camioneta nuevamente.

Inmerso en sus pensamientos Kino sintió el peso de una mirada. Saliendo de su ensimismamiento, volteó para descubrir al propietario de esa mirada que lo hacía sentirse incómodo.

Hyojong estaba sentado una fila atrás "hablando con Jin Ho" quien al parecer parecía más preocupado en terminar de contar lo que estuviese contando sin prestar atención realmente a Hyojong.

Hyojong tenía en sus ojos deseo y algo más que Kino no logró descifrar y que tal vez no le gustaría entender nunca.

Mierda, ¿Que no se cansaba de verlo? ¿Porque Hyojong seguía insistiendo a pesar de haberlo rechazado?

Kino fue el primero en desviar la mirada para seguir hablando con Shinwon.

Pronto se hizo de noche pero para fortuna de todos la camioneta paró en un lugar muy parecido al bosque. Llegaron a una casa pequeña, se veía deshabitada y un poco anticuada para el gusto de Kino.

Bajaron las cosas del auto y tan pronto entraron a la casa el alivio inundó el pecho de Kino, por fin podría descansar y tomar un buen baño, que el hospital no era el mejor lugar ni para descansar ni para darse una ducha como Kino hubiese querido.

Apenas bajaron, todos se dispersaron, algunos estaban el pequeña sala de vivienda, otros tantos estaban en en la cocina y los últimos habían subido para acomodar maletas y demás cosas en los cuartos.

La casa a pesar de ser de un estilo humilde tenía las suficientes habitaciones para todos. Había cuatro cuartos pequeños arriba en las que cabían perfectamente dos personas y en la parte de abajo se encontraron otros dos cuartos con el mismo tamaño.

Kino juntó con Yuto se adentraron en un cuarto dejando las maletas aún sin cruzar palabra, cuando Kino decidió a empezar una conversación se dio cuenta que Yuto ya no estaba en el cuarto. Segundos después la puerta del cuarto se abrió dando paso a un visitante desagradable para Kino.

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In Soo estaba abajo en un de los cuarto encerrado con llave, por fin abriría los resultados del hospital.

Tomó el sobre amarillo, y con las manos temblando rompió el sello. Sacó las hojas y leyó cuidadosamente.

 Sacó las hojas y leyó cuidadosamente

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In Soo dejó caer los papeles al piso. Kino era su hijo. ¡joder! Kino si era su hijo. Que feliz se sentía, tenía un hijo y no lo sabía.

Ahora todo encajaba, porque el odio irracional hacia Kino, porque había matado a So Hyun, porque odiaba a In Soo, lo entendía perfectamente. Jin Hee era un hijo de puta en toda la extensión de la palabra.

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Yuto había bajado por un vaso de agua a la pequeña cocina, pensando en todo y nada a la vez se quedó ahí; escuchó unos pasos acercarse pero no se inmutó en lo más mínimo.

Escucho un suave tarareo, su piel se erizó haciéndole sentir una sensación desagradable. Volteó y se encontró a Hongseok que lo observaba de arriba a abajo sensualmente.

Yuto se volteó y siguió tomando calmadamente de su vaso, aunque sentía la urgencia de salir de ahí rápidamente, la reprimió.

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Kino se volteó para ver a la persona que había entrado al cuarto, quedándose perplejo en cuanto lo vió.

Hyojong estaba recargado en la pared viendo a Kino con total descaro y deseo desnudo en la mirada.

-¿Qué haces aquí? ¿Acaso no te enseñaron a tocar?- Hyojong solo alzó la mirada, Kino se la sostuvo.

-Si quiero, simplemente entró- respondió Hyojong sin separar la mirada de la de Kino

- Joder, solo quiero privacidad, ¿Es tán difícil de entender?- preguntó Kino.

Hyojong se acercó a Kino, y el castaño por reflejo empezó a retroceder hasta topar con pared. Hyojong aprovechó esa pequeña ventaja y lo arrincono presionando su cuerpo con el de Kino y acercando sus rostros hasta sentir la nariz del castaño chocar con la suya.

-¿Qué estás haciendo?- Kino se sintió levemente alterado al no poder salir de su encierro.

-Tomó lo que mío, ¿Por qué?-

-¿Lo que es tuyo?-

-Si, a ti-

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora