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Kino salió minutos después del cuarto, tenía la mente revuelta por tantas preguntas y tantos planes que le era difícil concentrarse pero su mente se quedó en blanco al ver a Yuto a punto de lanzar un golpe hacia una persona totalmente desconocida para Kino.

-Seguramente quieres morir ¿no es así?- Kino corrió y llegó justo a tiempo de que el puño de Yuto se estrellara en la cara de aquel hombre vestido elegantemente.

Kino detuvo la mano de Yuto en el aire.

-Detente o nos meterás en problemas- Kino trato de hablar los más fuerte que pudo pero su cuerpo seguía recuperándose por lo tanto su voz no había sido ni una décima de lo que el hubiera querido que sonase.

-Disculpen, ¿Hay algún problema?- los interrumpió un guardia de seguridad.

-No, no, todo está bien solo era un malentendido pero se ha solucionado, no se preocupe-  Kino vio al guardia directo a los ojos, el guardia tan solo asintió y se marchó.

Kino estaba con la guardia en alto sabía que se estaban arriesgando mucho y realmente Yuto no estaba ayudando en nada a pasar desapercibidos.

Kino reunió todas sus fuerzas a pesar de lo débil que se sentía y a rastras sacó a Yuto de la sala de espera rezando por que los hombres con los que se estaba peleando quedarán atrás para su desgracia los hombres les iban pisando los talones y Yuto ciertamente tenía ganas de pelear lo cual dificultaba las cosas.

Una vez estando fuera de las cámaras de seguridad y de aquellos guardias Kino se sintió más seguro.

-¿Quién es usted?- habló Kino cuando ya todos se encontraban en un lugar un poco más privado.

-Soy quién los puede ayudar a salir de todo esto-

-Y ¿Por qué habríamos de confiar en usted? ¿Cree acaso que estamos en las mejores condiciones para dejarnos ayudar por quién sea?- Kino hablo todo esto sin perder la calma lo cual le daba un aire un tanto aterrador; viendo fijamente a los ojos de aquel hombre.

-Bien, qué te parece si te doy los motivos una vez que estemos en mi casa. Te aseguró que por lo menos hoy tendrán un lugar para dormir junto con comida decente....- de  tan sólo la simple mención de comida el estómago de Kino gruñó en protesta avergonzando a Kino delante del hombre elegantemente vestido.

-Pero no ha respondido mi pregunta, ¿Quién es usted?- Kino lo miró a los ojos sintiendo una sensación rara en el pecho.

-Kim In Soo- el hombre esbozó una pequeña sonrisa casi imperceptible.

-¿Por qué quiere ayudarnos?-

-Porque odio a Jin Hee tanto como ustedes- In Soo respondió fríamente. Clavó sus ojos cafés en Kino, el castaño se removió incómodo baja la mirada de In Soo.

- Bien- Cedieron Yuto y Kino al mismo tiempo, debían tomar decisiones rápidas y realmente  no se podían dar el lujo de rechazar la ayuda que aquel hombre les estaba dando.

Se metieron en compañía de In Soo al carro elegante en el que tan solo una pocas horas  atrás iban aprisionados.

El camino hacia la  residencia de In Soo fue relativamente corto. El carro se detuvo frente a una lujosa casa que se veía demasiado moderna para el gusto de Kino, el no era demasiado ostentoso en gustos.

Yuto al igual que Kino miraba la lujosa casa con interés para él la casa era hermosa y en cierto modo parecida a la casa de su padre en japón. Recordar a su natal japón y a su querido padre hizo que a Yuto le diera una punzada de nostalgia en el pecho.

Saliendo del ensueño en el que ambos se encontraban se dieron cuenta que eran observados con interés por In Soo, quien a su vez pacientemente los esperaba en la entrada de la mencionada casa.

Ambos entraron sin decir una palabra, el olor a comida hizo rugir a sus estómagos. Observaron a su alrededor para buscar la fuente del delicioso olor, sus miradas encontraron una mesa servida con la comida más deliciosa que jamás hubiesen visto o tal vez solo era la desesperación por comer que les hacía ver la comida como un delicioso manjar.

-Tome asiento por favor, y sientanse con libertad de servirse cuanto deseen.- al mismo tiempo que In Soo los invitaba a sentarse, el se servía la comida sin bajar la mirada de los muchachos.

-Gracias sunbaenim-  Kino hizo una reverencia poco profunda y sentó en la mesa.

-Arigatōgozaimashita- Yuto hizo una reverencia mucho más profunda que la de Kino; a pesar de hablar un coreano sorprendentemente bueno sus formalidades japonesas no se había ido por completo y estas salían a relucir cada vez que se sentía apenado por causar molestias.

In Soo los miró divertido por las formalidades de los chicos sin embargo no dijo nada.

Los tres en un silencio incómodo comenzaron a comer. Kino fue el primero en hablar.

-Dígame sunbaenim, ¿Que fue lo que le hizo mi padre para que usted lo odie tanto?- apenas terminó de hablar sintió una patada bajo la mesa, Kino se volteó a ver a Yuto quién le había proporcionado la patada, le iba reclamar cuando vio la expresión de Yuto que no era nada buena. Yuto  miró a los ojos de Kino e hizo una leve negación con la cabeza, Kino entendió que sería mejor quedarse callado pero In Soo no pensaba lo mismo.

- Tu padre me quitó lo que más he apreciado- In Soo dirigió una fría mirada a los ojos de Kino- El me arrebato a mi esposa e hija quien apenas era una recién nacida- Kino bajo la mirada, se levantó de la mesa e hizo una profunda reverencia junto sus manos y frotando sus manos entre sí abrió su boca.

-Por favor, ruego que me perdone por haber sido tan imprudente sunbaenim-  sorprendido por la mano de In Soo en su hombro Kino levantó la mirada.

-No tienes porque disculparte muchacho, tu no tuviste la culpa, apenas eras un niño. Ahora por favor siéntate y disfruta de la comida, yo me retiro- y haciendo una pequeña  reverencia se fue.




PD. Sé que me odian pero aquí está otro capítulo, les pido disculpas por la demora pero el capítulo es bastante largo así que espero que no se aburran.
PD 2. Sé que la foto la subió Shinwon pero está cool así que.....
PD 3. Voten y comenten. Les tengo una dinámica, por cada veinte leídas subiré capítulo y si se pasan de la meta les haré maratón ¿que les parece?

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora