CAPÍTULO 16

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Había llegado sana y salva a Rusia, lo primero que hice fue avisarle a Erick que ya había aterrizado y su respuesta fue que quería que volviera. E incluso ya lo extrañaba. Al llegar a casa, la primera persona en recibirme fue mi sobrino intentando dar sus primeros pasos.

— ¡Aleeeek! Que grande estás, mi bebé. – Sus pequeños brazos me rodearon y sentí la felicidad en mi.

— Gabrielle, oh dios hija si te he extrañado. – Mamá salió de la cocina y me abrazo.

Enseguida Vanessa se me tiro encima y más atrás mi cuñado Anton hizo lo mismo. Los extrañaba. Pero a quien quería ver es a papá. Ya lo habían dado de alta así que subí a la habitación donde se encontraba de reposo. Tenía el oxígeno puesto y una maquinita que constantemente vigilaba sus pulsaciones. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo así, tan frágil. No parecía el hombre que nos había cuidado y regañado por tantos años. Aunque su calva relucía. Me acerqué a el lo más que pude y acaricie su extraña barba. Nunca se la quitaba. Abrió los ojos lentamente y una sonrisa se formó en su rostro.

— Mi niña. Gabrielle. Estás aquí. – Estiro sus brazos y me acosté en su pecho.

— Papi... No me des estos sustos. Por favor.

— Este susto logró que vinieras a Rusia, lo haría mil veces más. Te he extrañado tanto, pequeña.

— Y yo a ti, papi. No ha sido fácil tenerte tan lejos, a veces me hacen falta tus consejos de viejo y tus regaños en ruso.

— Hace años que no te acostabas de esta manera en mi pecho. – Me apretujo más hacia el.

De esa manera, papá y yo conversamos de todo. Y al rato, mi hermana y mi mamá se unieron a nosotros. Hasta que mi sobrino subió junto a mi cuñado llorando por mi hermana. Estábamos todos en la habitación de mis padres hablando. Está vez, era yo el centro de atención. Todos querían saber de mi vida en Miami, como era, mi casa, mi trabajo. Todo. No di casi detalles del trabajo ni mucho menos de Erick, nada más Vanessa sabía sobre el. Y prefería que se quedara así hasta saber que tendríamos algo estable y serio.

Esa noche, mamá, Vanessa y yo preparamos la cena. Como era fin de semana, los que trabajaban en la casa estaban libres aunque no me importaba porque siempre me había gustado cocinar. Papá tenía mejor semblante y eso para mí era más que suficiente, su rostro tenía más color y se le veía una sonrisa. No se despegaba ni un solo momento de mi. Anton nos hacía reír con sus chistes malos y como siempre, mi sobrino Alek se terminaba de robar el espectáculo con alguna de sus locuras de bebé. Todo lo que pedía era que fuéramos así siempre.

~

La mañana en Rusia estaba fría. Extrañaba este clima. Mi habitación estaba justo como la deje cuando me fui hace tres años, lo único es que mamá había cambiado el color de la habitación «era toda rosa» y había mandado a construir un closet más grande. Mi sobrino me había levantado llenándome de baba y jugando con mi cabello. Lo que más me alegraba. Tenía que llamar a Erick. Aunque allá todavía es de madrugada. Seguro que aún duerme.

Papá se veía mejor, ya se estaba levantando más de la cama y dando órdenes por teléfono. Jamás dejaba de trabajar, era imposible. Me vestí para salir a comprar algunas cosas ya que mamá y Vanessa trabajaban, y papá también trabajaba desde la habitación.

Luego de avisarle y rogarle a papá, me dejo agarrar su Ferrari que rara vez sacaba del garaje

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Luego de avisarle y rogarle a papá, me dejo agarrar su Ferrari que rara vez sacaba del garaje. Y está vez es todo mío. Maneje hasta el centro comercial que estaba cercano a mi casa y compre alguna que otras cositas «que según yo necesito», regalitos para mi sobrino y una muy linda pulsera de cuero que había visto para Erick, recuerdo que el tenía una así. Vi varios vestidos pero aún no me decidía cuál usaría para mí graduación. Antonella me estaba llamando y eso era extraño. En Estados Unidos aún es temprano. Muy temprano como para que ella esté despierta.

— Nena. ¿Donde estás? – En su voz se escucharon nervios y miedo.

— En el mall. ¿Por que Antonella? ¿Que paso, que tienes?

— Nena... Yo no quiero tener que decirte esto... Tú solo, mira el correo. Luego me llamas, te adoro.

¿Ah? No entendí. ¿Que significa esto? ¿Que había pasado? Espere con ansias el correo hasta que llegó con varias imágenes. Y tenía otro correo de Erick justo del mismo tiempo de Antonella. ¿Se pusieron de acuerdo o que? Abrí primero el de Antonella y sentí que mi corazón se partió en mil pedazos. ¿Es esto en serio? Las fotos eran en una discoteca, la reconozco, allí celebramos el cumpleaños de Antonella. Pero jamás me imaginé que Erick estuviera con la misma rubia allí. Ni mucho menos besándola ni bailando con ella. E incluso saliendo juntos del club. ¿Es está mierda en serio? ¿Por que a mi? ¿Por que cuando creo que todo va bien es mentira? ¡Solo tengo dos malditos días fuera de Estados Unidos! ¿Y así me paga? Abrí el correo con Erick. Sin ganas. Sin fuerzas. Solo quería llorar.

De: Erick Thorne
Fecha: 22 de Julio de 2016 05:15 AM
Para: Gabrielle Sokolov
Asunto: ...

Gabrielle. Hablemos por favor, sé que ya lo viste todo y te juro que tengo una explicación. Nena... Tenemos que hablar.

Erick Thorne
Presidente de Compañía Thorne Trasatlántica.

¿Todo eso es lo que tiene que decir? ¿Es en serio? Agarre con furia las bolsas y camine hacia la salida del mall. Solo quería acostarme y dormir. Le respondería. Pero no quería hablar más con el. Y tampoco quería volver a Miami.

De: Gabrielle Sokolov
Fecha: 22 de Julio de 2016 11:25 AM
Para: Erick Thorne
Asunto: ¿Es todo lo que dirás?

No sé quién me manda a involucrarme contigo. Fui yo, de estupida y mensa. Pero créeme, es la última vez que lo hago. Ultima vez que cometo el mismo error. No me escribas más.

Gabrielle A. Sokolov

Mande el correo y con el, se fueron todas mis ganas. Mi esperanza de tener una relación estable con el. Nada más tenía dos días afuera. ¿Como sería si son más? Maneje sin ganas hasta mi casa y subí hasta mi habitación sin hacer ruido, sin dejar claro lo mal que me sentía. Apague el teléfono y lo deje a un lado. No quería ni hablar con Antonella. Hasta que me sumergí en un sueño profundo.

Erick

Una vez más, estrelle mi puño contra la pared. ¿Por qué mierda lo hice? Maldita sea. ¿Como deje que Barbara jugará una vez más conmigo como le diera la gana? ¿Por que la cague de esa manera? Lo peor fue, que su mejor amiga estuvo ahí y lo grabo todo. Y su cara de decepción me hizo sentir lo más mierda del mundo. No me imaginaría la de Gabrielle. Y luego de su correo... La he liado. Esta vez ya no me verá como siempre... Con los mismos ojos brillantes con los que me veía antes, cada mañana al despertar o luego de hacer el amor.... O tener sexo. Ya ni sé que hacíamos. Porque no era un simple sexo vacío. Era más allá. Ambos lo dejábamos todo en la cama. Está vez me iría amanecido a la compañía. El whisky me había quitado todo el sueño. Y en tres horas ya tenía que irme a la empresa.

Me sentía solo y vacío. Tenía dos casi tres años sin que ninguna mujer viniera a mi casa, yo solía llevarlas a un hotel. Con Gabrielle eso cambió. No solía salir a comer con una de mi conquista que fuera nada más sexo. En cambio ella... Ella cambio mi mundo. Su inocencia... Su carácter... No me importaba ver a otra mujer si la tenia a ella a mi lado. Y está vez, la lastime.

— Joe... La he liado.

— Erick. ¿Que paso hermano? Es muy temprano.

— Lo he jodido todo. La lastime. Está vez le hice lo que me hicieron a mi.

— Te dije que a Gabrielle no. – Me hablo molesto – En una hora estoy en tu casa.

Maldición. Sé que ahora Joe estaría molesto y me diría hasta de que me moriré. Sé que Gabrielle no iba a querer hablarme, no querría saber más de mi... ¿Y si no venía más a la empresa? ¿Y si no la veía más? Mi mente jugaba conmigo en este momento. No contesto más mis mails, ni mis llamadas ni mensajes. No quería llamar a su hermana, si ella no sabía la iba a liar mucho... Solo pedía que Gabrielle me escuchara. Que escuchara mi versión. Que entendiera como y porque sucedió todo... Está sensación no la había sentido antes. Este dolor en el pecho era nuevo en mi. Estos sentimientos son desconocidos en mi... Y Gabrielle los está despertando.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora