Capítulo 2

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Me encontraba sentada en el balcón con mis amigas como era común después de una agotadora semana de trabajo, nos encontrábamos en nuestros pijamas de verano. Podía sentir rozar el viento en mi cara y en mis piernas, en la radio sonaba el coro de Like a stone. A mi derecha veía como las ondas rubias de Ashley se movían al son de la canción y a mi izquierda tenía a Becka, un poco más seria, con la mirada fija en las luces de la ciudad. Al momento que la canción terminó, de reojo vi como su cabeza rotó en mi dirección y su largo pelo castaño oscuro la acompaño, sabía que estaban esperando que hablara. Ashley tomó un sorbo de cerveza y la seriedad se hizo dueña del lugar, ambas querían detalles de todo lo que había sucedido, y yo aún no sabía cómo hacerlo, pese a que era incapaz de seguir obviando lo transcurrido; necesitaba hablar de todas formas, desahogarme.

Cuando piensas en carteles de drogas imaginas películas y documentales, situaciones que sabes ocurren, pero nunca en tu entorno. Las drogas existen, las consumen, las ves cuando estás en un hospital, cuando tienes amigos de malos hábitos y así los estragos que causan en el cuerpo humano, pero tener a una mafia al lado tuyo, es sencillamente otro cuento.

— Estamos esperando que nos cuentes que pasó Riley, has estado extrañísima por al menos 4 días. Hoy apenas has hablado, es insoportable. — dijo Ashley.

— ¿Cómo saben realmente que me pasó algo? — desafíe a los intensos ojos azules que me miraban desde mi derecha.

— No necesitas decirnos que te pasó algo, ya lo sabemos, creo que nuestros años de amistad son suficientes. Y súmale que no has hecho ningún comentario de tu cuarta salida con el misterioso John Savack. Iré a buscar más cervezas, creo que las necesitas Ri — las largas piernas pálidas de Becka se levantaron y caminaron hacia el interior del departamento.

Podía ver como Ashley se inquietaba y desesperaba por mi mirada perdida en los pensamientos, sólo estaba intentando encontrar las palabras adecuadas. Volví a la realidad cuando Becka destapó una botella frente a mis ojos, la agarré y bebí un largo sorbo.

— Bueno chicas, se acuerdan que les dije que él me daba una sensación ¿extraña? Y que sí, me daría la oportunidad de conocerlo, dejaría de inventar excusas descabelladas como muchas veces lo hice antes.

— ¿Si? ¿Y? — dijeron al unísono.

— Bueno, debí haber confiado en mi instinto, cómo dicen las frases clichés, digamos que... ahora si era mi instinto y no mi cabeza traumatizada. — sonreí, esperaba verme divertida dentro de tal confusión.

— Por Dios Riley, anda al grano — Ashley me dio una pequeña palmada en la nuca y yo le respondí con un pequeño cojín en su rostro bronceado.

— Ok señorita apurona, quería sonar misteriosa. Bueno es que, la automotora es una fachada de John chicas, él es... no se  siquiera como llamarlo. ¿Mafioso? No, quizás es ¿Narcotraficante?

— Oh mi Dios, era cierto lo que decían mis padres de la automotora Savack. Era cierto lo que decían de John Savack Padre. — Becka no podía cerrar su boca del asombro.

— ¿Lo sabías? — Ashley yo cantamos al unísono.

Las tres éramos de Jacksonville, pero ninguna se conoció antes de entrar a la universidad comunitaria, Becka había vivido siempre a unas cuadras de mi casa y Ashley venía desde Ratliff, una ciudad que quedaba sólo a un par de horas. Sus padres siempre habían elegido educarla cerca de sus trabajos que quedaban en Jackson.

— Bueno. Pensé que eran sólo rumores, como muchos que escuché. Y bueno sonaba como un buen chico cuando lo describías. — su rostro era una mezcla de extrañeza y culpa.

Las decisiones de Riley [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora