En mi rostro sentía los rayos de sol que emanaba por el pequeño espacio visible del ventanal, por el otro sentía un calor corporal que acompañaba mi espalda y llegaba hasta mi abdomen. Comencé a abrir los ojos y vi como el brazo de Charlie se había cruzado por mi cuerpo durante la noche y su cabeza reposaba plácidamente dormida en mi hombro. Era imposible negar que podría pasar la vida acoplada a su anatomía y si era un atrevido poco me importaba a estas horas de la mañana, las 7:00 am para ser específica, o así lo indicaba el reloj análogo que se posaba en la cómoda de mi lado. Desee que la hora no pasara, así mi cabeza no trabajaría tanto encontrándole explicaciones a su movimiento ¿aún tenía posibilidades con el rubio? ¿Era demasiado tonto pensar que no? ¡Todos lo daban por hecho! ¿Por qué yo no?
Entre un pensamiento y otro comencé a sentir como el rubio retomaba su consciencia. Lentamente se acercó a mi oído y su voz grave en un tono muy bajito me habló — Hey ¿Riley? ¿Estás despierta?
— Si, buenos días — hablé apenas, me roté para quedar frente a frente. Su mano comenzó a subir lentamente desde mis caderas hasta el borde de mi busto. Y de pronto mi cuerpo se comenzó a sentir ardiente, deseoso.
— Si quieres me puedo quedar aquí hoy — decía sin quitarme la mirada.
— No, de verdad estaré bien Charlie, además Savack no me puede llamar — intenté sonar tranquila, sin la respiración entrecortada. No quería que se fuera realmente.
— ¿Estás segura? — preguntó, levantando una ceja.
¡Quédate decía mi entrepierna y mi corazón! Pero sabía que las cosas con John Savack no ameritaba que se quedara sólo por un capricho, menos con mi reciente comportamiento. Asentí lentamente y el cuerpo de Charlie se comenzó a alejar, para pronto levantarse de la cama. El rubio vestía sólo un bóxer de color negro que dejaba a entrever la gran erección matutina que llevaba consigo. ¿Había sido yo o era sólo la hora? Cuando cruzaba la habitación notó como llevé la mirada hasta su entrepierna y sólo contestó con una pícara sonrisa. Los colores subieron a mi rostro y me cubrí con la sábana — Estás loco Charlie — dije con la voz rasposa. Definitivamente dormiría hasta que Charlie desapareciera del departamento, seguía siendo el mismo, eso me aliviaba y avergonzaba a la vez.
Cuando la ducha dejó de sonar sentí los pasos de Larson por su habitación, se estaba vistiendo. Entre el sueño y la tranquilidad sentí como su calor humano se acercaba y me besaba en el cuello — Estoy loco por ti Riley — tras esto y unas caricias en la mejilla, abandonó el lugar, dejándome aún más petrificada.
Ya habían pasado horas y no podía olvidar la intensa mañana que se había generado, se podía respirar la tensión sexual que había en el ambiente. Por momentos mi respiración se agitaba y entrecortada con tan sólo recordar el par de caricias al costado de mi cintura. Había terminado un almuerzo en las nubes.
Por un lado, Toby se encontraba inquieto, corría de un sitio a otro en el departamento. Por el otro, intentaba generar alguna idea en mi cabeza para matar el tiempo durante la tarde, que no fuese pensar sólo en Charlie Larson deseándolo con lujuria, por cierto. Ya había molestado lo suficiente a Miranda para saber que tal iban las cosas en el quinto piso, y me había enterado que la excusa que la policía había entregado por mi salida, era que me aquejaba una falsa lesión en mi rodilla que quizás requeriría operación. Por el estado de Miranda, preferí que la mentira siguiese presente, también ya había suficiente gente enterada de mi situación actual y los ponía en peligro de una u otra forma.
Observé el teléfono verde que se encontraba en la mesa de centro en la sala de estar y recordé la pequeña ira que guardaba hacia John Savack, la que me había motivado a responder osada y desafiante, la misma ira que generó una improvisada idea en la cabeza, idea que Charlie odiaría y sólo una persona podría ayudarme, y no sería Sally, la que me había confesado que su formación en la Escuela de Policía no había sido tan completa, ya que primero se dedicó a estudiar Informática en la Universidad.
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Las decisiones de Riley [TERMINADA]
Roman d'amour[UNA NOVELA DE ROMANCE Y ACCIÓN] Riley es una Enfermera de 26 años con una vida normal y un pasado difícil, o así lo creía hasta que se reencontró con un viejo conocido de su escuela en Jacksonville, quién finalmente cambió su vida por completo. Lo...