Con la visita de Rhonda y James nuestras horas de sueño disminuyeron inevitablemente, literalmente meses sin vernos y mucho por contarnos no era una buena mezcla un día antes de volver a la jornada laboral. Por la mañana no hubo tiempo para desayuno, ni menos para una ducha, eran pocas las veces que salíamos de esa forma y hacíamos lo posible por vernos decentes y profesionales, los productos que te hacían ver limpia instantáneamente eran nuestros aliados; estaríamos avergonzadas si alguna vez supiesen que nos convertíamos en ese tipo de personas por la mañana.
Pese a lo anterior, esto no evitó que soñara al menos dos veces con Charlie Larson, imaginé su cuerpo contorneado un sin número de veces. Me inquietaba cada vez que sus tatuajes iban y venían a medida que intentaba descifrar cómo eran realmente.
El reloj de enfrente que colgaba en la pared de mi oficina no daba abasto, las actualizaciones del fin de semana estaban haciendo lo suyo y la hora pasaba velozmente. Mi estómago rugía sabiendo que probablemente tendría que saltar el almuerzo, hasta que oí un pequeño golpecito en la puerta de madera que me separaba del resto del piso.
— ¿Riley? ¿Puedo pasar? — era la vocecilla de Miranda, una colega y compañera de piso durante la jornada laboral, pero fuera una excelente amiga. Una de las pocas chicas del hospital — fuera de las ya conocidas — que consideraba mi cercana.
— Si Miranda. ¡Pasa, pasa!
Vi como su esbelta y alta figura se adentraba hacia mi oficina, Miranda era una rubia despampanante y delgada. Si le dabas una mirada podrías asegurar que era modelo, lo cual no estaba tan lejos de la realidad, siendo que en sus años más jóvenes había participado en un sin número de concursos de belleza. Era realmente exitosa, aún colecciona un par de portadas y revistas que la mencionaron, hasta que simplemente se aburrió de ese mundo y optó por una vida normal — o entre comillas normal — y culminó su carrera. En sus manos traía un pequeño paquete blanco con un rico olor.
— Asumí que tendrías mucha hambre, ocurrieron muchas cosas durante el turno de fin de semana, creo que tu supervisora estará ardiendo por saber quiénes fueron los que no manejaron bien la cepa de Clostridium — dijo divertida Miranda.
— Oh, eres mi salvadora Miranda — tomé el pequeño paquete y comencé a comer, era lo bueno de tener oficina, una enfermera en pleno servicio tendría que ir a la pequeña sala de estar a saciar la necesidad de alimentación, mientras que yo podía hacerlo escondida tras mi puerta — tienes suerte de haber tenido libre este fin de semana, no estarán contentos aquellos que sí estuvieron.
— Ya se hace notar en el grupo de WhatsApp, veo que lo has tenido silenciado por que no te has enterado de nada — agregó Miranda.
— Oh sí, lo prefiero, porque los odio a todos. Tuve que aplicar la medida a 5 pacientes, es inaudito. Espero que no caigan más durante hoy en la tarde y en la noche — continúe comiendo a gran velocidad — Deberían haberme llamado.
— Conmigo no pasará eso querida, los tengo a todos vigilados. Creo que no te llamaron para que Sandy Summers no pusiera una anotación sobre ellos, creyeron que lo tendrían todo bajo control.
Miranda observaba en silencio y divertida mi ataque a la merienda que había traído, un baguette lleno de verduras. Por su expresión supe que tenía que decirme algo, estaba radiante y feliz, extrañamente sonriente para todo lo que ocurría en el movilizado piso.
— Riley...estoy embarazada — salté de mi asiento y dejé mi comida de lado, le di un apretado abrazo mientras recordaba todo lo que Miranda había intentado para por fin ser madre con su — recién esposo — el doctor Fitzgerald.
— Estoy tan feliz por ti, tenían razón cuando te decían que sólo tenías que relajarte.
Miranda se tocaba una y otra vez su pancita, tenía 14 semanas de gestación por lo que se sentía más tranquila y cercana para comentarlo. En el trabajo sólo sabíamos dos personas, Brenda, quien era una de las otras personas que también consideraba amiga, y yo. Por un momento el trabajo ya no importaba, por lo que merecía darle todo el tiempo a ver las ecografías e información que tenía para comentar. Ya tenía planificado el color de la habitación, los muebles que utilizaría y hasta los métodos de crianza, no se le había pasado ningún detalle.
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Las decisiones de Riley [TERMINADA]
Romance[UNA NOVELA DE ROMANCE Y ACCIÓN] Riley es una Enfermera de 26 años con una vida normal y un pasado difícil, o así lo creía hasta que se reencontró con un viejo conocido de su escuela en Jacksonville, quién finalmente cambió su vida por completo. Lo...