Capítulo 22

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Cuando sabes del gran acontecimiento que sucederá al día siguiente es casi imposible conciliar el sueño, durante la madrugada sentí un pequeño cosquilleo al imaginar cada vez cómo sostendría el arma y apuntaría al objetivo. Muchas veces con un vaso de agua en el balcón medité evitando despertar a Charlie. ¿En qué me estaba convirtiendo? ¿Era alguien fuerte o demente? No tenía una sed de venganza, sólo tenía la necesidad de saber que el caso había terminado. No había necesidad de intentar vencer a un grupo de matones, pero si podría al menos sobrevivir el día a día, era un mundo cruel y sanguinario, un mundo machista donde la mujer puede verse expuesta a cualquier peligro, un mundo anormal en donde debes aprender a protegerte o no lo cuentas dos veces. Había despertado del inconsciente colectivo y lo sabía, no se podía vivir simplemente tranquila.

Mientras finalizaba de aplicar el labial color rosa pastel me observé por unos segundos en el espejo, veía más allá de la simple chica maquillada que se hallaba en él. Hacía días que no había noticias de John Savack desde primera línea, todo era a través de terceros ¿era una señal para detenerme? ¿era una señal para ponerle fin a esta loca necesidad? Había mucho más de lo que Charlie podía o quería decirme ¿Realmente lo quería saber?

— ¿Estás lista Ri? — preguntó Charlie acomodando sus zapatillas desde la habitación. — Daniel nos reservó la sala para una hora más, pero debo acordar unos asuntos con él.

— Estoy lista Larson — salí luciendo desde el baño una cómoda ropa deportiva, unas apretadas calzas negras con dibujos por el costado y una sudadera de la misma tonalidad, abajo lucían las chillonas rosadas — Vaya manera de tener un día libre.

— Lo siento, creo que ya te había mencionado ese pequeño detalle sobre mí — ladeó ligeramente su boca dejando a entrever una mueca.

— Lo sé, te estoy molestando idiota. Una investigación de este tamaño no se puede dejar con nada al azar ¿no? Ya puedo imaginar el rostro de tu capitán cuando le solicitaste un día libre — reí.

— No lo imagines, el me pidió incontables veces que me tomara, aunque fuera un día — respondió levantándose del colchón llevando su muñeca a la mía. Su mirada recaía en mis delgados dedos, levantó las manos recientemente entrelazadas, besando el borde descubierto. Cada movimiento que hacía, tanta cursilería contrastada con su rostro duro y necio me hacía creer que las piernas flaquearían de tanto amor.

El camino a la estación fue silencioso, apenas sonaba una ligera música proveniente de la estación local. Mis manos se sentían sudorosas y Charlie de vez en cuando giraba la mirada para regalar un poco de tranquilidad. Muchas veces había pasado por aquel edificio ignorando quién se hallaba en él, quién ahora perfectamente podría convertirse en todo. En las afueras del gran edificio nos esperaba Stanner junto a un par de colegas más, serios observaban los alrededores, como si alguna amenaza latente estuviera por llegar.

Antes de cualquier saludo, fui escoltada por el rubio y el moreno quién posó ligeramente su mano en el brazo para guiarme al interior del lugar.

— Disculpa las formalidades, pero debíamos hacernos cargo de cualquier posible inconveniente — finalizó la frase con un abrazo fraternal. Pese a las contadas y precisas veces que había visto a Daniel, no se sentía extraño darle un abrazo cariñoso, quizás era su cercana amistad con Charlie, o quizás tan sólo se daba de esa forma.

— Está bien — respondí intentando sonar calmada, pero poco era lo que podía hacer cuando mi mirada viajaba por cada espacio de la estación. Era un lugar "seguro" y lejano, un par de personas se distinguían por sus escritorios, otros atochados en sus oficinas con papeleos y formalidades, un par de chicos con cara de pocos amigos, el elevador con personas de prestancia, era un mundo interesante y desconocido.

Las decisiones de Riley [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora