Capítulo 1: La invitación (Parte uno)

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Otabek

- ¡Hola Beka! ¿Cómo estás? – Beka era el apodo que Yuri Plisetsky me había puesto el mes pasado, él era el único que tenía permitido llamarme así. Su sonriente rostro apareció en la pantalla de mi celular después de unos cuantos ''bip''. Vestía su pijama que yo ya conocía muy bien, varias veces lo llevó puesto en las vídeo llamadas, de fondo se veían los paneles de madera oscura de su cuarto y los bonitos cojines con estampados felinos que tenía sobre su cama, él estaba sentado sobre ella mirando por la cámara frontal de su celular.

- Hola Yura – Yura era como yo le decía a él, después de que me llamara Beka fue el único apodo que se me ocurrió decirle – estoy muy bien gracias, ¿y tú?

- Pues, no me he sentido muy bien hoy, estuve todo el día en cama por eso todavía llevo el pijama – se tomó la camiseta y la mostró a la cámara – aunque ya sean las 3 de la tarde, allí son las 6 ¿verdad? – me preguntó.

- Si – la diferencia horaria entre Rusia y Kazajistán es de tres horas – y esta mañana me llegó esto – entre mis dedos tenía una carta gris con mi nombre escrito en letras plateadas, la acababa de sacar de un sobre con una estampilla de Rusia. Ni siquiera tuve que abrirla para saber de qué se trataba, Yuri me había estado hablando de la despedida de solteros hace ya unas semanas – no quería despertarte en cuanto me llegó así que primero hice cosas que tenía pendientes y fui a entrenar, la hora me pasó volando. Le hubieras dicho a Viktor que no necesitaba la invitación, se hubiera ahorrado el correo y la tarjeta.

- Le dije, pero el muy idiota insistía en enviártela igual, así que ya no opiné más nada – su cara había tomado esa mirada despectiva icónica en él. Yo me había dado cuenta de hace un tiempo que cada que hablaba conmigo no era la misma persona que cuando lo hacía con alguien más - ¿vendrás Beka, verdad?

- Por supuesto que lo haré – respondí con una pequeña sonrisa.

- Tienes que comer los piroshkis de mi abuelo – me dijo, sus ojos volvían a brillar de felicidad - sé que te gustarán mucho, Beka.

- Me encantaría comer piroshkis contigo, Yura – miró sorprendido a la cámara y su rostro se ruborizó inmediatamente – avísale a Viktor por favor, no te olvides.

- No lo haré – me dijo aún con la cara roja – si quieres puedes venir antes, el amigo tailandés del cerdo vendrá aquí el martes, así que también estás invitado a quedarte.

- Oh, perfecto – dije mirándolo fijamente a través de la pantalla, sus mejillas rosadas se me hacían muy tiernas – voy a reservar el vuelo, te aviso en cuanto sepa la fecha.

- Dale, estaré esperando el mensaje – se recostó y puso su celular en una vista cenital, lo veía como si yo estuviera encima de él, corrió el cabello de su rostro y logré ver que su frente sudaba – Beka no me siento muy bien, creo que tengo un poco de fiebre, voy a dormir un rato, ¿vale? – se lo notaba enfermo e indefenso, pero a pesar de todo seguía estando igual de lindo que siempre.

- No hay problema Yura, mejórate por favor, que quiero que estés bien para cuando yo llegue – ''me encantaría estar ahí cuidándote'' pensé, pero no tuve las agallas para decirlo.

- Quiero lo mismo. Nos vemos, Beka.

- Adiós, Yura – respondí a su saludo y finalizó la llamada. Apareció frente a mis ojos el inicio de mi celular, de fondo tengo una foto con Yuri que nos sacamos juntos después del Grand Prix, él tiene colgada su medalla de oro – tengo que renovar este fondo – me dije a mí mismo y abrí el navegador de Internet para buscar un vuelo lo más pronto posible a Rusia.

***


''Ya reservé el vuelo, voy el martes como el amigo de Yuuri, llegaré a la 1 p.m. hora rusa. ''

Mandé el mensaje cuando confirme el vuelo, pero Yuri no lo leyó automáticamente como pasaba siempre, debe haberse dormido.

He estado pensando desde hace ya un tiempo en mis verdaderos sentimientos para con Yuri, realmente me siento muy confundido pero si, creo que me gusta. Había pensado decírselo cuando cumplió 16, pero me dio miedo de que él me rechace por lo que decidí no hacerlo para no arruinarle el cumpleaños. Mi terror más grande es nuestra diferencia de edad, si bien son solo dos años él legalmente todavía es menor y no va a estar muy bien visto que salgamos juntos como una pareja. Yo no sé que sentirá él por mi, pero si noté que a mi no me trata como lo hace con los demás, conmigo es diferente: muy tierno y amigable, como un gatito.

No sé que hacer, quiero decirle lo que siento pero me asusta su respuesta, esto me carcome la cabeza todos los días. Durante este tiempo decidiré que haré cuando esté en Rusia con él, tengo cuatro días para pensar: confesarme y aguantarme las posibles consecuencias o dejar todo como está y seguir sufriendo internamente.

Ya era de noche en Kazajistán, estaba esperando la comida que había pedido cuando me llega la respuesta de Yuri.


Bachelor Party II (Otayurio/Otario)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora