16.

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La llamada era del joven de tez pecosa; el cuerpo de Yukio comenzó a  temblar, ¿qué tal y la tal "Jalewin" le había delatado? Llena de pavor contestó su celular y cerró los ojos.
—Oh, Yukio, ¿existe la probabilidad de que pueda ir a tu casa ahora? —preguntó Adam através de la bocina, la voz se le quebraría en cualquier momento— ¿Yukio?
—...Umm, no hay problema, Adam...—contestó ella, no muy convencida de que fuera buena idea; tocaron a la puerta una vez más y Yukio bajó hacia su sala para abrir—Espera un momento.
Al abrir la puerta estaba el alto muchacho, con la mirada abajo, como era de esperarse, no parecía que hubiese descansado, tenía su lacia y oscura cabellera suelta, estaba pálido, y sus ojos estaban rojos y un tanto inflamados.
—Hola...—sonrió de manera poco convincente, se le notaba terriblemente decaído; no podía hablar demasiado, los labios le temblaban— ¿Puedo pasar?
—Sí, sí. —respondió tomándolo del brazo y cerrando la puerta; lo guió al sofá, pues veía necesario que él tomara asiento. Se sentó a su lado y sostuvo sus manos, intentando calmarle— ¿Qué pasa?
—Yukio,...fue tan inesperado, y-yo, todo parecía estar bien y luego...—parló con voz trémula, sus ojos empezaron a cristalizarse; se cubrió la cara para evitar que la chica le viera llorar— ¡Ah, cuánto lo siento! No creí, no creí que de repente me pondría así...
—Es normal, Adam; Hirato me informó en la mañana. —comentó la menor para no tener que hacer que el azabache lo dijera, aunque se le hacía curioso que hubiese recurrido a ella, aunque no tuvieran un vínculo tan fuerte o de muchos años; apartó las manos de la cara del chico y tomó su rostro entre las suyas— Eres humano, tienes sentimientos; además no fue un asunto cualquiera...
—No era...no fue la mejor persona en el mundo, pero no merecía morir, Yukio. —aseguró entre sollozos, abrazando a la fémina, escondiendo su cara en el cuello de ésta— Benedict me acompañó con las autoridades, pero no se ha dejado ADN, las cámaras no captaron nada, nadie vio absolutamente nada...es como si misteriosamente 3 balas hubiera aparecido en el pecho de mi padre..
—¡Qué horror! —fingió ella sorpresa, aunque en realidad se sentía terrible, ella había provocado el sufrimiento de su interlocutor— ¿Y no hay manera de encontrar al culpable?
—Lo dudo, los videos fueron borrados en algún momento de la madrugada como para revisarlos nuevamente; Benedict igualmente dijo que al regresar a casa todo estaba impecable, incluyendo la escena del crimen; alguna de las mujeres del aseo debió haber ido a prestar sus servicios, o varias, olvidé  informarles...—susurró el mayor recargándose más en su hombro, sintiéndose bastante torpe al no pensar en esos detalles, que sabotearon la resolución del caso—

— Pedí a Benedict que me dejara pasear solo un momento, para respirar un poco..., no fue muy reconfortante, así que decidí venir contigo..., sé que apenas y volvimos a reencontrarnos, pero tu compañía me da paz. 

—Entiendo, pero no te contengas de llorar, desahógate...—murmuró Yukio, desconcertada de que las cintas hubieras desparecido, pues ella no había visto ese detalle; sospechaba que Jalewin tenía que ver en ello ahora. Escuchaba sus pensamientos y a la vez los gimoteos del chico de piel trigueña, ella le sobaba la espalda y metía sus dedos entre la melena de su acompañante— Ya, ya..., estoy aquí.
Después de un rato el cuerpo de Adam cayó rendido pues no había dormido nada, y ahí se quedó varias horas.
Yukio odiaba que las cosas tuvieran que haber sido así..., ¿cómo podría pasar tiempo con él sin sentirse culpable?
Todo esto no dejaba que ella igualmente durmiera; pero según su punto de vista, Ren tenía más qué vivir que un señor de aproximadamente 50 años...
Además, aunque Adam le gustara, hacía poco que se volvían a hablar y no podía poner a Adam y a su padre sobre un niño que le había acompañado toda su vida...

El celular de Adam comenzó a sonar haciendo que éste despertara lentamente para que después contestara; habló con el tal Benedict quién parecía un tanto preocupado de su paradero, pero aclarado el asunto, colgó.
—Debería ir a casa...—suspiró él, un poco más relajado que hacía un rato; abrazó a Yukio una vez más y cerró los ojos mientras lo hacía— Gracias...
—Me alegra que estés un poco mejor, no dudes en llamarme si me necesitas. —aseguró la peli-azul correspondiendo al abrazo, y luego le acompañó a la puerta; él se fue y ella cerró la puerta—

Tras bambalinas de Circus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora