Capítulo 8.

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La opresión que sentía en mi pecho me sorprendió. Jamás experimente un dolor tan intenso como el que sentía en éste momento.
Ámber tenía mi corazón en sus manos e inconscientemente lo estrujaba cada vez mas fuerte.

Ésto es peor del dolor que alguna vez había sentido, ésto es más fuerte que el vacío que siempre permanecía en mi.

No sentir nada es mucho mejor que la agonía que se desataba en mi interior, me desgarraba lentamente, destruía todo de mi.

-Pequeña.. - No reconocí mi propia voz, tan débil, tan temblorosa..

La realidad me golpeó brutalmente, todo ésto era mi culpa.

Debí haber llegado más temprano, debí buscarla antes.. Debí llegar a tiempo antes de que esa basura la tocara.

¿Que voy a hacer sin mi Ámber?

Estoy totalmente perdido. Si tan solo hubiera llegado antes..
Mi pequeña.. Mi pequeña se ésta alejando de mi, mi pequeña ya no me quiere.

¿Como la recuperaré ahora?. Mi mente pensaba con desesperación una solución, algo en la que los dos podamos salir ilesos de éste innecesario dolor.

-No me hagas ésto..- No aguante más, mi voz se quebró, y las lágrimas hicieron su aparición con más fuerza que nunca.

Ámber.. Ella lo era todo para mi. Me costaba respirar, ahogaba con dificultad los sollozos, asfixiandome.

No me importaba llorar frente a mi pequeña, hemos pasado mucho juntos para sentirme avergonzado de ello.

Hemos pasado mucho juntos como para que me deje ahora.

Es mi culpa, yo le cause todo ese trauma. Perdimos casi todo el contac to durante cuatro meses, y cuando vuelvo lo hice tarde.

Tan malditamente tarde.
Fue mi culpa aquella agresión física que sufrió, fue mi culpa sus ojos vacíos.. Todo, fui yo.

Llevé mis manos a la cabeza, acallando las voces. Voces, esas voces siempre me atormentan.

Mis piernas no pusieron sostener por más tiempo mi peso, caí de rodillas hacía un abismo interno, descendía cada vez más rápido, con el único consuelo de la oscuridad abrazándome.

Fui yo. Siempre he sido yo.

¿Que hay de mal en mi? Todos me abandonaban. Mis padres no me querían, mi Ámber ha dejado de amarme. No me queda nadie.

Yo.. Solo quiero un abrazo.

Solo un abrazó, solo quiero eso.¿Porque nadie me da un abrazo?

Solo quiero un abrazo, solo un abrazo.

Sentí otro encogimiento en el pecho que me estremeció, haciéndome soltar un gemido de dolor.

¡Cállense! ¡Cállense! gritaba desesperadamente.

Nadie me oiría. Nadie acudiría a mi ayuda.

Saberlo me destruyó aún más.

Daemon

Una voz lejana me sacaba lentamente de aquel abismo en que caí.
¡Daemon! Esa voz.. Esa fue la misma voz que me empujó hacía ese lugar. Esa misma voz es la que me ésta sacando.

Lentamente fui consiente de mi alrededor. Todo estaba borroso, pero logré mirar los ojos gris plata de aquel ángel que me salvó de mi autodestrucción.

Reconocí las facciones, era mi ángel guardián. El mismo que me había salvado tantas veces.

Una lágrima se deslizó por aquel rostro de porcelana. Con un débil movimiento logré eliminarsela.

- No me dejes.- Logré susurrar.
No creo que Ámber sea consiente del poder que tiene sobre mi.

O, quizás sí lo sea. Quizás lo único que quiere es destruirme.

De cualquier forma lo estaba logrando.

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¿Que les pareció? Que piensan de Ámber? ¡Voten y comenten!

Daemon PetrovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora