Capítulo 32

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ADVERTENCIA. este capitulo tiene fuertes escenas,  si les incomoda leer de ese tipo cuando vean un •  paren de leer y vuelvan a leer en cuánto vean el otro • No se perderán de nada importante, solo es precaución por si  no les gusta o les incómoda. Espero disfruten el capítulo!!


Y si... dejas de hablar y lo haces.

Su susurro se reproducía una y otra vez en mi mente mientras me inclinaba sobre ella.

Delineé su labio inferior con mi lengua, ansiando su sabor. La besé con parsimonía disfrutando sentir su cuerpo contra el mío. Un corto gemido se escapó de sus labios en cuanto su espalda tocó el suelo. 

Nuestas lenguas se entrelazaron en una deliciosa batalla. Pasé una mano por la cálida piel de su abdomen. Su cuerpo se erizó en respuesta. Ámber me acarició el cuello, los hombros y el pecho con parsimonia. 

Me alejé de sus labios para ver sus increíbles ojos gris plata. Mordí su cuelo con suavidad perfilando la piel de su espalda. Sus frías manos se adentraron bajo mi camisa, acariciando la piel de mi vientre. Sentía que estaba en el cielo. 

Pero como todo lo que sube... cae en pedazos. 

—¡Daemon!—Gritó Santos a la lejanía. Ámber me empujó con fuerza, quitándome de encima. Se arregló la camisa sonrojada. 

¡Joder, eso no se le hace a un amigo, coño! 

Me hizo una seña con las manos que solo significaba una cosa. 

Peligro. 

Me incorporé con rapidez arrastrándola conmigo. Corrí agazapado por el lugar mientras ella intentaba seguirme el paso. Agarré a Ámber por la cintura y la ayudé a llegar al marco de la ventana.  Subí rapidamente en cuanto ella estuvo dentro.  

—¡¿Qué pasó?!—Jadeó sentándose en el suelo asustada—¡¿vienen por mí?! 

Me senté junto a ella abrazándola con fuerza. No le volverían a hacer daño, jamás. Charlie, Santos y Aarón entraron jadeantes a la sala. Habían subido por la otra entrada. Charlie prendió la Tv. Unas personas merodeaban los alrededores cerca de nuestro estacionamiento. Un a automovil cruzó por la carretera frente al psiquiatrico. ¡Nadie utiliza esta maldita carretera! 

Las miradas de Aarón y Santos me perforaban. No entendía a que se debía tal acto. Les miré enfadado. Ámber se alejó lentamente, incómoda ante las miradas.  

—Jefe...—Uno de mis hombres entró asintiendo. Me incorporé rápidamente, con el corazón desbocado. 

—Aarón.—Gruñí al verle mirar con intensidad a mí chica.—Llévala a la habitación... y vuelve rápido.  

—¿Qué sucedió?—pregunté. Él sonrió con malicia sacándo un pequeño paquete de su chaqueta y entregándomelo. Fruncí el ceño al abrirlo. Un USB se estendía a lo largo del paquete. El grisáceo ojo de Marco se encontraba dentro de una bolsa de plastico.  

—¿Qué coño es esto?—gruñó Charlie. 

—Averiguémoslo—sonreí pasándole el USB. 

—Damelo a mí—sonrió Santos con pesadez—yo lo puedo hacer.  

Negué con la cabeza mientras él intentaba quitarle el USB. 

—¡Damelo, Charlie!—exclamó enojado. 

—Tú vas a descansar—reí—te ves del asco.  

—Cuando tú te veías del asco yo no te decía nada—gruñó.—me indignas. 

Daemon PetrovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora