Capítulo 25

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Le di una larga calada a mi cigarrillo observando a la lejanía el edificio de la gobernación.

—¡¿Cuando vamos a entrar?!—La malhumorada voz de Aarón vibró en mis oídos.

—Cuando yo lo diga. —Exhalé el humo en su cara haciéndole rabiar.

Hoy era el día. No podía evitar pensar que me encontraría en el cargamento. No podía esperar hasta estar junto a mi Ámber.
Miré la estrella del alba que brillaba con intensidad junto a la luna, intentando iluminar los horrores que esconde la noche.
Intentando revelar aquello que me atormenta.

—¿Sabias que el lucero del alba, además de ser el objeto más brillante después del sol y la luna, es el planeta venus?—Las palabras salieron de mi en un susurro triste. En realidad no sé porqué lo dije.

Aarón me miró sorprendido y confundido.

—¿No te hace sentir diminuto la magnitud del universo? ¿Crees que haríamos diferencia en el mundo si vivimos o morimos? —Suspiré—Hay vivos deseando morir y muertos que amaron vivir. ¿Por qué tú? ¿Por qué yo? ¿Qué venimos a hacer aquí además de sufrir?

Comencé a caminar rumbo al edificio. Aarón me siguió al instante.

Si pudiera regresar el tiempo, haría las cosas distintas. Aunque muy en el fondo, eso era una mentira. Si lo hubiera hecho no conocería a Ámber, el amor de mí vida. No sería el hombre quién soy ahora. ¿De verdad me arrepiento de lo que hice, o es una simple escusa para calmar mi consciencia?

—Pienso que no todo en la vida es sufrimiento. Pienso qué... Siempre hay alguien que logra sacarnos una sonrisa que nos hace pensar que sí hay alguien que nos cuida, consuela. Y nos hace preguntar ¿Qué sería de mí sin esa persona? —La baja pero firme voz de Aarón me producía una punzada en mí corazón. ¿Enserio es él el traidor?—Lastima que yo no la he encontrado aún.

Aarón detuvo su paso al instante, sorprendido. Inmediatamente eché mano a mi arma, preparándome.

Seguí su mirada confuso ¿Qué pasó que tuvo tal reacción en él?

—¡¿Esa es tu Ámber?! —Mi corazón dió un salto al escuchar su nombre. Aarón se acercó al poste en el cual una fotografía de  Ámber se encontraba pegada.
Giré la cara para que no viera cuanto me había afectado su comentario. Seguí caminando dejándole atrás. Cuando estaba a pocos pasos de la entrada del edificio escuché sus pasos.

—¿La conoces?—Gruñí.
Aarón se mantuvo callado. Me giré encarándole.

—¡¿La conoces?!—Exclamé en voz baja, enojado. Aarón me miraba impasible, pero visualizaba como sus manos temblaban.

—No.

El dolor y el rencor se extendía en mí carcomiendome lentamente. Él la conoce.
Mí corazón latía endiablado contra mis costillas mientras echaba mano a mi arma enfurecido.

—Dime Aarón, ¿Qué crees que me impide matarte ahora mismo? —Torcí el gesto sonriendo. Lo asesinaría en este mismo instante.

—¡¿Qué coño te pasa?! —Aarón se alejó unos pasos asustado.

—Te lo preguntaré una vez más, solo porque te aprecio—Me encogí de hombros apuntándole—¿La conoces? 

No grité, mi respiración no varió, mis ojos no mostraban ni un sentimiento. Lo cual intimidó aún más a Aarón.

—¡No, jamás la había visto en la vida, lo juro! —Gritó desesperado agitando los brazos. Le quité el seguro a mi arma—¡Aleja eso de mí, Daemon, jamás la había visto!

Daemon PetrovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora