Capitulo 6

2.2K 161 7
                                    


 Samuel P.O.V

Cuando Esteban nos dejó en el hotel me metí a la ducha, necesitaba pensar en sus palabras "Si ha hecho, pero todo para mantener su palabra". Mataría por mí, por cualquiera que ella protegiera, daría su vida por un total desconocido, pero porque, no me conoce, a mí mismo me describo como la mayor mierda existente en la humanidad, pero aun así lo haría, aunque físicamente sé que no estoy mal, digo mido 180cm, tengo el cabello rubio, mi contextura física esta trabajada, tengo ojos verdes, no soy feo, tengo rasgos marcados y firmes, pero aun así, no valgo su vida.

Annabelle P.O.V

En tres días partimos hacia Chile, la última vez que estuve allí fui con Charly, y no me trae buenos recuerdos, pero todo sea por el trabajo, en cuanto llegue a casa, mi madre exigió ver mi herida, dio un grito tan agudo que casi me rompe los tímpanos, ok no, pero casi, me pidió por milésima vez que abandone este estilo de vida, pero no tengo nada por perder. Mi padre me cita a una "conversación" en su despacho, la cual se va a enfocar en que renuncie, ya que se dejó llenar la cabeza por mi madre. Camino por los pasillos hasta llegar a la gran puesta de roble, entro sin tocar o anunciarme y allí me espera con una copa de coñac.

--Siéntate Annabelle—mala señal, me llamo por mi nombre—Creo que sabes porque estás aquí, no es así?

--Quieres que renuncie otra vez, mama te lo ha pedido no es así—comienzo a levantar la voz—que parte no entienden de que esta es la vida que escogí, que esto me gusta, nada me preocupa más.

--Cielo, estamos preocupados por ti, sabemos que el día de mañana vas a querer una vida diferente, que vas a querer formar una familia, tener un esposo, pero cada vez te expones más, cada vez son mayores los retos, y sales más herida, nunca te obligare a nada, confío en ti como mi mano derecha, pero antes de eso soy tu padre, y necesito saber que hago lo correcto, no sé qué hacer—dice en tono de derrota.

--No puedo formar una familia—levanto mi playera dejando al descubierto una enorme cicatriz a lo largo de mi vientre bajo—sabes que jamás podre por esta mierda, no tengo nada ni a nadie, cuando ustedes no estén, estaré sola y no me molesta, hiciste un gran trabajo como mi padre, pero ya no tengo 16, se lo que hago, y mi vida me gusta, no te preocupes, seguiré siendo tu mano derecha, y seré tan funcional como siempre—me levanto de mi silla—terminamos con esta conversación?

--Confío en que esto es lo que quieres, en algún momento encontraras a alguien que te ame, y que quiera cada parte de ti, como lo decía la Nonna, siempre hay un roto para un descosido, y que yo sepa estas bastante descosida hija—suelta una pequeña risa

--Si quieres creerlo, créelo, pero nadie me querrá por la fama que tengo. Buenas noches señor, recuerde que mañana vendrá Austin a cenar.

--No lo olvido, por cierto, Austin ha crecido bastante y muy guapo, no crees—levanta las cejas

--Ni lo sueñes, es como mi hermano, jamás lo vería de esa manera, y no te quiero ver en modo cupido papá, entendido.—lo amenazo con el dedo.

--No prometo nada—le tiro con una zapatilla—Auch, ok nada de cupido, pero también viene Harrison y Roberts, hay que acomodar unas cosas más.

--Ni en mi dia libre me deja en paz, los asuntos de trabajo los arreglas tú, hace años que no veo a Austin, me voy a poner al día. Ahora sí, me retiro, buenas noches padre.

--Ok, como digas, cúrate el brazo, que duermas bien hija—se acerca y me da un beso en la coronilla.

Salgo del despacho y me dirijo a mi habitación, curo mi brazo el cual está bastante bien, no hay infección, lo cual me alegra, me pongo mi piyama y me acuesto, tras dar algunas vueltas caigo en los brazos de Morfeo.

-------------

Me levanto por los hermoso sonidos de la naturaleza, lo cual es los armoniosos pichones que cantan en la ventana de mi habitación, MENTIRA, no es una novela, mi madre me está tirando de los pies para que la acompañe a comprar ropa por el cambio de temporada ya que así nos uniremos más como madre e hija, lo cual suena absurdo.

--Vamos Anna—vuelve a decir por vez número 12—Acompáñame, te vas a divertir, además podrás comprar ropa para la gira, tal vez conozcas a alguien fuera del país y te fleche cupido—aquí vamos de nuevo.

--Ok, dame 30 minutos, y salimos, solo si vuelves a mencionar a cupido en todo esto, lo que menos necesito en este momento es encontrarme por la calle un bebe volador con pañales y un arma—digo rendida y cansada de tanto parloteo matutino

--Bueno, pero levanta ahora mujer, hay mucho que comprar—sacude mi brazo malo, hago una mueca de dolor—perdón hija, no me di cuenta, pero pensé que a esta altura ya no te molestaría el dolor.

--Molesta y mucho, tanto como tú—baja la mirada y se le cristalizan los ojos, ok aquí vamos de nuevo—No quise decir eso, me sueltas, me baño y salimos ok, no llores, porque no sé qué hacer.

--Bueno, no lloro—sorbe los mocos – ya está, me retiro así te vistes

Sale del cuarto, me doy una refrescante ducha, me visto con unos shorts, una remera azul con una calavera en el centro, unas bucaneras negras, dejo mi cabello suelto, aplico delineador negro, un poco de rímel y me coloco el collar que me regalo mi hermano en mi quince años, es un corazón de oro blanco con nuestras iniciales en el dorso. Bajo los escalones, allí me espera mi madre que inmediatamente posa sus ojos en el collar.

--Hace mucho que no lo usabas Anna, creí que lo habías perdido--dice con la voz cortada

--Jamás lo perdería, es una de las pocas cosas que me queda de James, es mi tesoro—se me distorsiona la voz—Vamos ya, no estabas tan apurada—seco una lagrima rebelde que se escapa de mi lagrimal.

--Tienes razón, es que a veces actúas como si él no te importara, o como si no lo recordaras—dice mi madre bajito.

--Siempre lo recuerdo, murió por mí, jamás lo voy a olvidar, pero no voy a llorar como una magdalena toda mi vida—su cara invade mis recuerdos y mis ojos se cristalizan, mi madre se acerca como para abrazarme, doy un paso hacia atrás—Camina que nos retrasamos.—digo con frialdad

--Si hija, pero sabes que cuentas conmigo para hablar si así lo deseas.

--Si claro, lo sé, andando.

El camino al Centro comercial fue incomodo, mi madre derramaba algunas lágrimas, y yo solo me limitaba a ver fotos que tenía con James en mi teléfono, eran muchas y en todas salíamos sonriendo, o haciendo alguna cara rara, como extraño a mi hermano mayor.

Cuando llegamos mi madre insiste en que la acompañe a cuanta tienda está por delante, muy a mi pesar la acompaño, insiste en comprarme vestidos igual de reveladores que el negro que use la pasada noche, y aunque me niegue, los compra igual. Yo solo me compro unos cuantos jeans negros, camisetas básicas de tirantes, una sudadera negra, y algunos tops deportivos.

Cuando salimos de la tienda número 24, que casualmentees de lencería, y mi madre me obligo a comprar un conjunto rojo de encaje, y unpiyama que es en realidad ropa interior me choco con la persona que menosquiero ver en este mundo. 

Enamorandome de mi protegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora