Capitulo 7

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Samuel P.O.V

Salimos del hotel junto a Gregy, tengo planes de comprar algunas cosas antes de salir del país, caminando por el centro comercial pasamos por frente de una tienda de lencería femenina donde choco con la última persona que quisiera ver en este momento. Bestia.

--Que no ves por donde vas animal—grita Bestia sin notar que chocó conmigo—Te comió la lengua un ratón idiota—levanta la vista—eres tú, acaso me sigues?

--No te sigo muñeca, estoy aquí para comprar algunas cosas y no grites, que van a descubrirme—saco mis lentes de sol y le giño un ojo—Vamos, levanta—le tiendo una mano, la cual ignora rotundamente.

--Puedo sola, y porque estas sin escolta, con lo que paso la última vez deberías ser más cuidadoso—se pone de pie, se arregla su ropa, la cual le da un toque sexy y posa sus ojos en Gregy—te creí más cauteloso Harrison, siendo que lo tartas como un hijo, deberías velar más por su seguridad—Gregy baja la cabeza

--Tiene razón Bestia, pero no lo puedo controlar—dice un tímido Gregy—Además su padre no contesta a su celular, quería notificarle que saldríamos, para que estén alertas.

--Jamás atiende cuando va al cementerio, está en la cláusula 14, párrafo 7, del contrato, y se aplica también a mí. —responde Bestia con una mirada fría y nostálgica.

--Lo había olvidado, bueno, este... nos vamos, nos vemos a la noche señorita—toma de mi brazo—Andando hijo, vamos al hotel a la noche hay una cena importante con los Anderson.

Sin comprar nada nos retiramos del centro comercial rumbo al hotel, varias ideas rondaban mi cabeza, primero el dije de corazón que portaba Bestia, ella no parece ser una chica romántica, aunque considerando que su pareja, alias el rubio oxigenado, anda por la zona es comprensible, segundo, la mención de un cementerio, y la nostalgia que rodeaba a mi protectora, y que sea tan serio que este estipulado en el contrato firmado por mi manager y los Anderson.

Annabelle P.O.V

Llegamos a casa con mi madre dos horas después de encontrarnos con Harrison y Roberts, mi padre estaba ahí, sentado en la mesa, en la cabecera con un montón de papeles frente a él, la mayoría era del seguro, el cual abarca a los 32, los 30 guardias, mi padre y a mí. Me acerco a él con sigilo

--Buenas señor, está bien?—pregunto abrazándolo por los hombros.

--Si Anna, estoy bien, solo fui a ver a James—baja la vista—no has ido a visitarlo?

--No he tenido tiempo, antes de irnos a Chile voy a ir a verlo

--Muy bien, ve a alistarte que en una hora llegan los invitados—vuelve el Esteban frío

--Sí señor. —sin más salgo rumbo a mi cuarto, el asesinato de James nos ha marcado a todos, nos ha cambiado, a mi padre y a mi más que a nadie.

Austin P.O.V

Voy en camino a casa de Anna, me siento nervioso, paso tanto desde que no la veía, que simplemente me sorprende como ha cambiado, para bien, claro está. Me detengo en una florería, hay un hermoso ramo de rosas blancas la vidriera. No lo pienso mucho, me bajo y las compro, son hermosas al igual que Anna.

EL camino se me hace largo, no puedo esperar a llegar, mi corazón late con rapidez, en cuanto llego frente a la casa, respiro hondo, me bajo y me dirijo a la puerta. Toco dos veces, y mi mano comienza a temblar cuando escucho unos tacones que se acercan a mi posición, cuando abren la puerta me encuentro con una Annabelle vistiendo un hermoso vestido rojo, no me alcanza las palabras para describirlo, así que se los dejo aquí:

 Toco dos veces, y mi mano comienza a temblar cuando escucho unos tacones que se acercan a mi posición, cuando abren la puerta me encuentro con una Annabelle vistiendo un hermoso vestido rojo, no me alcanza las palabras para describirlo, así que s...

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Mi boca no se puede cerrar, ella me mira extraña, un ligero rubor se hace notar en sus mejillas

--Hola Austin, tan mal me veo—baja la mirada y la sube nuevamente, yo solo niego con la cabeza—Entonces que sucede, no me vas a abrazar, te extrañe amigo—Auch, justo en la friendzone .

--Yo también te extrañe Anna, es que te ves hermosa, nunca te había visto así. —la señalo de arriba abajo –ese vestido te queda de muerte, te arreglaste así solo para mí, no era necesario—sonrío mostrando mi dentadura

--No cambiaste nadita Austin, pero no me vestí así solo por ti, hoy viene un nuevo cliente y mi madre insiste en que me vista más "señorita" –la última palabra la dice entre comillas

--Claro que no cambie, y estas perfecta como estabas, siendo tú. Por cierto—saco el ramo que está detrás de mí—esto es para ti, las vi y me recordaron a ti.

--Oh mi dios, son hermosas Austin, gracias—me abraza y mi mente se pone en blanco, lo único que pienso es que me encanta tenerla tan cerca—pasa, te debes estar congelando

--Más o menos, pero si me das otro abrazo seguro entro en calor—no miento, a este paso voy a terminar súper caliente—porfis, otro abrazo—hago un puchero.

--Ok, señor Miller—se acerca a mí, rodea sus brazos por mi cintura y yo poso los míos por su espada baja, ella apoya su cabeza en mi pecho, no me puedo sentir más completo ella es perfecta. Estamos así unos minutos, mi corazón se acelera, y puedo sentir que el de ella está igual que el mío. Un carraspeo nos saca de este trance, abro los ojos, y me encuentro con el señor y la señora Anderson mirándonos con cara picara.

--Lamento interrumpirlos, pero nosotros también quisiéramos saludar a Austin hija, hace mucho que no lo vemos—dice un señor Anderson un poco ¿Confundido?

--si papa, perdón, no sé qué paso—las mejillas de Anna están totalmente rojas—hace cuanto que están aquí—se aleja de mí y deja un vacío en mi pecho incomodo, no me gusta que estemos separados.

--Desde que entro, pero se veían demasiado cómodos, y es raro verte tan cariñosa, así que decidimos dejarlos un rato más—dice con naturalidad la madre de Anna.

--Bueno, voy al baño, permiso—Anna sube las escaleras, solo la sigo con la mirada, y en cuanto se pierde tras una puerta, el señor Anderson se acerca a mí.

--Hola Austin, como has estado—me da la mano—me alegra verte

--He estado bien señor, me alegra a mí también, extrañaba mucho la zona.

--La zona o a una persona—pregunta la señora Caroline—digo, si se puede saber.

--A usted también la extrañe Caroline—la abrazo por unos segundos.

--No me refería a mí—dice moviendo las cejas—me refiero a... Anna, volviste hija—se gira hacia la escalera, y vuelve a posar sus ojos en mí, siento un calor subir por mis mejillas, y Anna lo nota.

--Austin estas bien, estas rojo como un tomate—se acerca a mí y posa una de sus manos en mi frente—no tienes temperatura—pone su cabeza en mi pecho—pero tu corazón late muy rápido, estas seguro que estas bien—solo asiento.

--Deja al muchacho en paz Anna, está bien es solo el cambio de temperatura, afuera hace un frio de muerte, y aquí parece un sauna—me saca del aprieto el señor Anderson.

--Ok papá, vamos al salón—toma mi mano y me dirige por el pasillo, cuando vamos a llegar suena la puerta nuevamente—Oh mierda, llegaron, por favor no te alejes de mi si, estos son unos pesados.

--Jamás me alejaría de ti—le digo sincero, y le beso su coronilla—Jamás—susurro en su oído.


Enamorandome de mi protegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora