3 Myriad

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Seguí con mi camino por los misteriosos bosques de Polandia, hasta que en un par de días por la tarde logré llegar sin problemas a Myriad, las casas, puestos y bares rebosaban por todas partes y justo en el centro del reino se encontraba el gran castillo donde reside la familia real. Yo caminaba maravillada por las calles de adoquines del reino, miraba todo a mi alrededor, todo era nuevo para mi y el ambiente era muy agradable, el reino era tan grande que apenas podía recorrer una parte de él sin perderme, seguí pasando por casas y mercados donde las personas promocionaban sus productos y yo miraba los puestos con mucho interés, aunque a la hora de comprar suministros...

— ¿¡que!?, ¿un pan por ocho eslotis? (así se llaman las monedas) ¡eso es un timo! — me quejé en verdad enojada

— lo lamento señorita los precios han estado un poco elevados — dijo el panadero apenado

— argh... yo solo tengo cinco eslotis... — lamenté disgustada. Demonios... se me ha acabado todo el dinero que Roberto me había dado... esto no es bueno.  ¡pero aún así, estamos hablando de pan!, ¡deberia de tener suficiente para un simple pan!.

Comencé nuevamente a caminar disgustada por las calles y con el estomago vacío

— jo... ¡que hambre! — me quejé al escuchar a mi estomago rugir hambriento

En eso personas que caminaban detrás mía empezaron a abrirse paso del camino mientras exclamaban de asombro y confusión a lo que igualmente extrañada volteo detrás tan solo para ver un carruaje impulsado por caballos corriendo a gran velocidad sin conductor y completamente descontrolado y por sobretodo se dirigía justo hacia mi (eso no es algo que ves todos los días...) cuando sin vacilar y con prisa me aparto del camino al igual que los demás campesinos y nuevamente volteo al carruaje alejándose a toda velocidad

— ¿pero que fue... — justo en el acto fui interrumpida al ver como un hombre trajeado, sudado y jadeando corría detrás de la carroza

— ¡alguien auxilio!... en el carruaje... hay alguien dentro... — expuso el hombre entre jadeos

— ¿¡hay alguien dentro!? — exclamé sorprendida cuando en eso se activo algo así como un "impulso heroico" (o de idiotez), ya que en cuanto cobré conciencia de la situación ya estaba cabalgando un caballo (que casualmente había por ahí) a toda potencia tras el carruaje (¡¿que estoy haciendo? estúpida!) haciendo caso omiso a la gran velocidad en la que el carruaje corría, yo cabalgaba por las calles audazmente tras el carruaje que para haber avanzado bastante y a gran velocidad anteriormente, estaba realmente cerca de este, casi y me encontraba en uno de los costados del carruaje, tuve que esquivar a varias personas que ya se habían apartado del camino al ver el carruaje correr por las calles descontrolado. 

Finalmente en otro impulso de idiotez me lancé literalmente al carruaje y me agarré a él tanto como pude quedando colgada a la parte del conductor y durante unos pocos minutos me quedé así hasta que finalmente con gran dificultad me impulsé conmigo misma y logré subir completamente al asiento del conductor que por supuesto estaba en el exterior del carruaje. Después de gastar todas mis energías en el anterior acto y descansar durante apenas unos pocos segundos enseguida agarré con fuerza las riendas y empecé a arrear a los caballos para que se detuvieran que para mi infortunio estos se detuvieron en seco tomándome por sorpresa y por supuesto haciendo que saliera expulsada del carruaje estrellandome completamente de boca contra el suelo ante esta acción se levantó polvo y tierra por todas partes. 

La verdad después de todo esa acción y adrenalina quedé acabada y me encontraba tumbada en el suelo con mi respiración a mil y muy mareada que creí que me desmayaría al instante, pero igualmente estaba realmente aliviada de finalmente poder descansar a pesar de estar en el suelo. ¡Pero me dolía la maldita cara...!

La Travesía de NaiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora