13 En busca de Asilo

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"Me desperté, pero no era la fea pocilga de sirvienta en el que estos últimos meses me despertaba, no, era mi habitación en mi castillo en Arcadia. ¿Pero que hago aquí?. En eso todo se pone negro, ahora despierto en la sala principal igualmente de mi castillo, pude divisar a mi padre, y al padre de Abril, ¿qué están haciendo juntos?. Se veía como discutían, me dio miedo, sentía que en cualquier momento comenzarían a matarse a golpes. Volteé a la habitación, a mi izquierda se encontraba un espejo, mi cuerpo no era el mio de ahora, era de cuando era niña. En eso dejo de escuchar los gritos de los reyes, extrañado retorno mi vista al frente. Me da un tremendo escalofrío, cuando veo que estos dos me observaban, se habían percatado de mi presencia. Entonces el rey Agustyn se acerca a zancadas hacia mí, me toma del cuello e incluso me levanta del piso, en mi interior siento mucho miedo, nunca me había sentido igual. Enseguida el hombre empieza a zarandearme bruscamente, quiero defenderme, más me es imposible hacerlo estaba helada. Mientras me zarandeaba además gritaba "¡es tu culpa!", "Tu la mataste!". "¡Tu mataste a la madre de Abril!". Cada frase que bramaba se repetía en mi mente una y otra vez... pero, no. Yo no la maté, fue mi padre, yo no lo hice. Mis fuerzas se fueron perdiendo, y todo se vuelve nuevamente negro. Esta vez, despierto, estoy en el patio trasero del castillo de Myriad. Estaba sentada en el césped, alrededor se encontraban varias muñecas y vestidos, y justo enfrente mio, la misma Abril, pero era pequeña, cerca de los siete años. Estaba entretenida y alegre jugando con una muñeca, más no me miraba, como si no estuviera ahí. Algo temerosa la llamé por su nombre, de pronto la rubia dejó de jugar y me miró con un semblante completamente distinto, su mirar estaba vacía, petrificada, me causó cierto temor, extendí mi mano hacia ella, pero me interrumpió encestandome una fuerte bofetada, que incluso hizo voltear mi rostro, algo estupefacta miré nuevamente a la chica, pero ahora era mayor, a como es actualmente, sus ojos derramaban lágrimas y me miraba destrozada. Me dolió verla así "¿que tienes?" pregunté. "¡es tu culpa!, tu culpa!" gritaba empezando a pegarme, pero ahora sus golpes eran muy fuertes "¡tu la mataste!" repetía, y por ese instante pensé, que tenia razón "tu mataste a mi madre" "te odio", "eres un monstruo", cada palabra suya resonaba fuertemente en mi cabeza una y otra vez, y el dolor que sentía al oírla era incluso peor a cuando su padre me lo había dicho,cada cosa que decía se sentía como un puñal en el estomago. Yo intentaba hablar, decirle que de lo que me acusaba no era verdad, yo no la había matado, yo no había matado a nadie. Más no me escuchaba y me era más agobiante, seguía pegándome, cuando nuevamente la oscuridad consumió aquel terrible escenario"

Desperté de golpe, con suerte esta vez en mi habitación del castillo de Myriad, estaba sudando, y respirando agitadamente, sentía el calor de algunas lágrimas que habían pasado por mis mejillas, había tenido una pesadilla horrible, aunque, solo era eso, una pesadilla, no puedo evitar pensar que la última escena con Abril pueda suceder en verdad si le digo mi identidad a Abril. No, no puedo decirle, me odiará, lo sé. Después de tranquilizarme un poco volví a dormir queriendo no volver a soñar lo anterior.

POV: Narrador

A la mañana siguiente, de hecho, muy temprano incluso antes de salir el sol. Naiara, despertó y después de arreglarse fue a despertar a Abril, ese día tenían que salir del reino, no era seguro para la princesa, las defensas de Myriad estaban bajas, y Ghilmort seguía al asecho, después de que Nai incendiara el gremio dudo que estos se queden de brazos cruzados. Nai se dirige a los aposentos de Abril, abriendo sutilmente la puerta, la rubia todavía se encontraba en su cama envuelta en sabanas. Cautelosamente, Nai se acerca a la chica durmiente. Se veía muy plácida durmiendo, con cuidado la zarandea ligeramente

- hey, Abril, hey - trataba de despertarla. Recibiendo de respuesta un quejido de la princesa mientras se movía un poco en su lugar.

- cinco minutos más... - dijo Abril todavía dormida. Nai frunció el ceño. Ahora entiende como se sentía su tía Milda cuando decía aquello todas las mañanas.

La Travesía de NaiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora