La Travesía de Naiara

37 El fin de la travesía

Durante su estancia en Myriad Liz y Zack han cuidado, ayudado y entretenido a la castaña ex-princesa de Arcadia, su rehabilitación avanzó mucho y ya podía caminar normalmente, su herida en el abdomen también mejoró dejando solo una cicatriz, impactando a la castaña al notar otras cicatrices más por todo su cuerpo y a pesar de su insistencia en saber de dónde proviene tanta cicatriz, los chicos no le han revelado nada, en el castillo es tratada como una invitada y la reina Abril pidió al personal que no le mencionaran palabra a Naiara sobre su pasado. En cuanto a sus recuerdos, no ha vuelto ninguno, los lugares, solo les resultaban familiares pero nada más que eso y las pocas anécdotas que le cuentan Liz y Zack les resulta completamente ajenas.

Una mañana Liz y Zack decidieron llevar a pasear a Naiara por la ciudad para que pueda familiarizarse más con el entorno, y a pesar de los esfuerzos de los dos guardias, Naiara realmente no pudo recordar nada, ni un lugar, ninguna experiencia. Sin embargo trataba de no deprimirse por esto, y disfrutaba de la pura presencia de sus "nuevos" amigos. Al menos, así era hasta que la gran aglomeración de gente en la plaza principal obligó a los tres a separarse sin saber ninguno el paradero de otro, no sería muchos problema, si tan solo Naiara supiera dónde se encontraba. Pensó entonces en dirigirse devuelta al castillo el cual con su gran tamaño se ubicaba fácilmente, pero realmente no se sentía muy cómoda dentro, (sobretodo cuando por los pasillos muchos guardias y doncellas te observan afligidos al pasar) Buscó por unos minutos a sus amigos con la mirada pero entre la gente no los divisó y tras dar un chasquido rendido, decidió entonces dar tan solo un paseo por el reino más tranquilamente.

POV: Naiara

Me concentré en mi tarea de recorrer y admirar el prospero reino de Myriad, ni siquiera había notado que el sol empezaba su recorrido para esconderse entre las montañas, iluminando el cielo de un agradable y cálido color naranja. Pensé entonces en todo lo ocurrido estas semanas, las semanas más locas que he tenido, (al menos que recuerde). Despertar de repente en un sitio desconocido sin conocer a nadie a tu alrededor, y resultando algo inquietante que ellas si te conozcan a ti, al principio me sentí desconfiada de todos, sin embargo aquellos dos chicos Liz y Zack se mostraron buenos y amables conmigo desde mi despertar, me caen bien y quizás ahora puedo considerarles mis amigos, en cuanto a la reina Abril, he notado un extraño comportamiento de su parte. En principio al no quedar claro la relación que tengo con ella, a pesar de ser siempre amable pareciera incómoda con mi presencia, pensé que quizás se debía a ese enfado que la rubia tenia hacia mi según había escuchado en una conversación que tuvo con Liz y Zack. Y aun siento curiosidad de saber de qué se trata, mucho más al sentir esa extraña opresión en mi pecho cada vez que la veo, no entiendo por que siento que hice algo muy malo y que ahora he olvidado. Es abrumador no recordar que ocurrió durante todo UN AÑO y como me hes todo ajeno para mí las anécdotas que me han dicho. El doctor me visita tres veces por semana, siempre me hace las mismas preguntas sobre mis recuerdos, siempre recibiendo una no muy placentera respuesta de mi parte, sin embargo no ha dado su veredicto de si mi perdida es temporal o permanente, tan solo sonríe, de alguna forma que no logro descifrar si es lástima o algo más, me dice que vendrá otro día y se marcha sin más....

- ¡¡Naiara!! - salgo de mi ensimismamiento cuando me percato que seguía caminando por las calles de Myriad y escuchó detrás a la distancia una voz desconocida exclamando mi nombre, lentamente volteo para ser embestida por una persona que corría hacia mí y no calculó bien y no pudo frenar a tiempo chocó contra mi haciéndome apenas reaccionar manteniendo el equilibrio a tal golpe. Enseguida antes de siquiera quejarme por el golpe proporcionado, la persona frente a mi me sujeto con firmeza de los brazos casi desesperadamente. Cabe destacar que estas últimas acciones ocurrieron en una fracción de segundo así que tan pronto salir de mi aturdimiento, me percaté de la niña que tenia enfrente pelirroja, ojos verdes, varias pecas en su cara y ligeramente más baja que yo. Me miraba directamente, me parecía familiar, y por haber mencionado tan naturalmente mi nombre anteriormente supuse que la conocí entre mis recuerdos perdidos.