5 Naiara Vs Liz

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El primer encuentro que tuve con los dos mejores guardias reales de Myriad, Liz y Zack terminó inesperadamente con Liz incitándome a un duelo espada contra espada dentro de una semana. Si... no es la mejor forma de empezar a relacionarme con las personas del castillo, ¡pero es que la chica no dejaba de alardear de sus habilidades!...hum, presumida.

Desde entonces en mis tiempos libres, (que por cierto son muy pocos...) practico arduamente con la espada en el patio trasero donde los guardias reales entrenan, quienes al oír sobre el duelo que teníamos Liz y yo, sin problemas me permitieron entrenar en aquel lugar, y de tanto entrenar incluso he llegado a estar tan cansada que en ocasiones no cumplía con el trabajo de doncella, aunque Abril no se ha quejado ni una sola vez.

En una mañana fresca en Myriad despierto en mi cama de la habitación del castillo cuando los rayos del sol habían entrado de lleno a la habitación, me siento en mi cama y todavía algo adormilada observó al reloj que marcaba las nueve de la mañana

— je, levantándome tarde como siempre... — me dije a mi misma con un deje de nostalgia progresivamente me levanto de la cama y me visto con mi ropa de siempre, (que por cierto, también todo el tiempo llevaba un cinturón con mi espada enfundada) después salgo a prisa de la habitación y de inmediato empiezo con las labores de doncella, dirigiéndome a los aposentos de Abril para que ella empiece a darme miles de ordenes, entro con delicadeza a la habitación una vez estando enfrente de ella

— ¡buenos días! — exclamó Abril a una distancia que casi invadía mi espacio personal sobresaltándome un poco por la sorpresa

— po-¿por qué tanto animo? — pregunté todavía un poco exaltada alejándome un poco-bastante de la chica

— bueno, porque he decidido que te acompañare en tu entrenamiento —

— ¿que quieres decir? — cuestioné con un semblante de fastidio

— que quiero verte entrenar —

— um... ¿tienes mucho tiempo libre no crees? — cuestioné irritada — de todas formas, ¿porqué quieres verme entrenar? — cuestioné nuevamente esta vez caminando hacia el patio de entrenamiento seguida por la chica

— ¡es que yo!... estoy aburrida. — confesó haciendo pucheros y algo sonrojada lo que la hacia ver como una niña pequeña

— ¿aburrida dices?, vamos, ¿no tienes ninguna actividad como princesa que debas hacer? —

— no realmente — contestó la chica — ¡por favor déjame verte!—

— no — respondí secamente

— por favor — suplicó ella

— no —

— por favor —

— no —

— Por favor —

— ¡No!. Demonios... — susurré molesta y en eso me pare de caminar, haciendo que la rubia que me seguía chocara con mi espalda y me observara confundida, me volteé a verla enojada — esta bien, ¡has lo que quieras! — exclamé molesta y seguí caminando dándole la espalda a la rubia quien se asustó un poco y después colocó un gesto preocupado en su rostro seguro creía que había hecho algo malo que me había molestado y no estaba tan equivocada.

Después de la insistencia de la rubia permití de mala gana que viniera a verme entrenar, pero aún así, no entiendo porqué insistía tanto en ello. Finalmente seguida por Abril llegué al patio y me encamine al área de entrenamiento, había varios guardias alrededor del lugar entrenando, y  en medio del lugar donde había un considerable espacio desocupado me esperaba Zack.

La Travesía de NaiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora