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28; Las cosas se vuelven calientes.

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28.

Las cosas se vuelven calientes.

—Estoy encantada de que hayas venido. —Dije en contra de los labios de Justin, apartándome lo suficiente como para hablar. Sentí su sonrisa en respuesta.

—Por supuesto. —Dijo Justin. Su mano estaba gentilmente en mi nuca. Paramos de hablar y cerré los ojos de nuevo, disfrutando de la sensación de los labios y las manos de Justin. Sé a lo que llevaba todo esto, pero no lo paré. No quería hacerlo. Quiero seguir con esto. Tuve una idea antes de que él pudiese parar.

Me siguió y se levantó. Lo empujé más cerca de mí y lo besé de nuevo. Un minuto después, solté una risita y él mordió su labio inferior, ya que sabía en qué estaba pensando.

—¿Estás segura? —Preguntó—. Ni siquiera hemos... hablado sobre esto.

Sé que parece precipitado y a lo mejor no es una buena idea, pero he caído rápidamente por Justin y sé qué es lo que quiero. Admito que estoy nerviosa. Esto se sale de mi zona de confort, nunca he estado realmente con un chico y Justin sería el primero.

—Estoy más que segura —dije con otra sonrisa—. Solo... hazlo despacio, ¿vale? Quiero disfrutarlo.

—Lo entiendo. —Dijo Justin.

Y con eso, lo guié a mi habitación. Esta no era la primera vez que estaba en mi habitación, pero mientras nos sentábamos en el filo de la cama mirándonos a los ojos, pude sentir una oleada de mariposas en mi estómago peleándose entre sí. Traté de mantener la mente en blanco para tratar de disfrutarlo.

Me acosté sobre mi espalda y Justin se movió encima de mí, poniendo sus brazos a mi alrededor para no caerse sobre mí. Bajó un poco su posición y me besó de nuevo. Me moví un poco en la cama para ajustarme más a él y que fuese más cómo para ambos. Colé mis manos por debajo del borde de su camiseta y la empujé por sus hombros. Se la quitó y metió las rodillas entre mis piernas. Admiré su pecho, pasando una mano por él y llegando tan lejos como podía, hasta llegar al inicio de sus vaqueros.

Nos miramos a los ojos. Pude ver indecisión en sus ojos, pero alcancé su cinturón y lo empujé contra mí, notando la calidez de su piel incluso a través de la ropa y calentándome incluso a mí. O quizás era por otro motivo.

Sus manos en mi piel enviaban escalofríos a mi cuerpo. Estaba quitándome la camiseta, por lo que arqueé mi espalda para facilitarle la tarea. Vi como los ojos de Justin viajaban por mi cuerpo. Las mariposas volvieron. Evidentemente, no era la única chica con la que él ha tenido sexo, pero no soy la más guapa, definitivamente. No tengo una barriga plana, ni siquiera tonificada.

—¿Qué ocurre? —Preguntó Justin totalmente preocupado. Sacudí la cabeza y sonreí, aunque me di cuenta de que no prestaba atención a mi cara.

—Nada, estoy bien.

Las manos de Justin estaban en mi pelo y las mías explorando su espalda. Puedo sentir una capa de sudor formándose entre nuestros cuerpos y a sus labios moviéndose desde mi pelo hasta mi cuello.

Nunca he tenido sexo antes, pero no soy una santa tampoco. He estado imaginando cómo se sentiría esto durante años. He leído historias, totalmente ficticias y, aún así, no puedo describir esto. Mis ojos estaban cerrados y simplemente me dediqué a disfrutar las sensaciones.

Mientras Justin movía los labios por mi cuello, abrí los ojos.

Nada.

No está Justin. Sigo en pijama.

Estoy muy confusa ahora mismo.

La claridad me inundó y me di cuenta de que era solo un sueño.
Me senté en la cama y miré la manta. Había sido un sueño muy vívido. No puedo autoconvencerme de que no es real porque se sentía así. Pero, en cambio, estoy sola en la cama y la ropa siguen en mí. No sé si me siento decepcionada o aliviada. Por supuesto, he pensado sobre eso y todo ha sido imaginado por mí antes. Sigo siendo virgen, pero he estado pensando en dar otro paso con Justin. No sé si después de todo, deberíamos hacer algo tan drástico. Sería demasiado para mí. No quiero ser otra chica más en su lista.

Mientras me acostaba otra vez, decidí que realmente necesitaba unas vacaciones. Quizás podría invitar a Justin.

Con ese pensamiento, me sumergí en un profundo sueño.  

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DISFRUTAD ESTE MARATÓN. LO MERECÉIS.

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Os quiero, 

Anny

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