Capitulo 10: Trabajo en equipo

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Dusseldorf, Alemania:

Narra Félix:

Justo a tiempo. Hallie estaba a punto de ser vista por el minotauro, y si hubiera esperado unos segundos más, el Elegido la hubiera tenido en la mira. Que bueno que realicé mi técnica rápido. Ahora tenemos una ventaja estratégica clara: podemos realizar un ataque sorpresa.

—Hallie, despierta —le dije dándole una palmadita.

—Llegué tan pronto como pude. Estaba resolviendo unos asuntos. ¿Todo bien? —preguntó Angelo apareciendo de la nada. Aún no me acostumbro a su teletransoprtación. Un día me va a dar un buen susto.

—Estoy intentando despertarla. Tuve que dormirla para que no alertara al minotauro que hay en la calle. Enfadarlo no sería una buena idea —comenté actualizando a Angelo de la situación. Este corrió hasta la ventana y se impresionó por lo que estaba viendo.

—Eso es...espeluznante.

—Nada que tres defensores de la humanidad no puedan combatir. Esta es nuestra chance de acabar con uno de ellos —agregué observando a Angelo que caminaba por la habitación con ansiedad. A decir verdad, yo me encontraba muy tranquilo.

De un momento a otro, Hallie comenzó a moverse y abrió sus ojos sin entender mucho como se había quedado dormida.

—¿Que pasó? —preguntó bostezando.

—Tuve que dormirte de una forma...poco ortodoxa. Estabas muy alterada y temía que el minotauro nos viera —respondí sincero.

—Gracias, supongo. ¿Qué hacías aquí de todas formas? —volvió a interrogarme. Se la notaba un poco molesta, y no sabría decir si era por el entorno o simplemente por los nervios que estaba pasando.

—Me encontré con el Asesino días atrás, y vengo siguiéndolo por varios países desde entonces. Estaba esperando el momento indicado para destrozarlo. Luego recibí tu llamada y llegué rápidamente a tu habitación.

—Pero si yo solamente llamé a Angelo.

—Te equivocas, puedes mirar tu celular si quieres. Realizaste una llamada grupal dejando fuera a Sophie —dije intentando aclarar las cosas.

—Como sea, gracias por estar aquí. Acabemos con ese bicho feo —agregó. Al parecer estaba media confusa acerca de lo que había sucedido antes que se desvanezca.

Hallie se levantó del sillón en donde estaba sentada y miró a través de la ventana con mucha más tranquilidad. El minotauro estaba llegando al final de la calle.

Angelo estaba listo.

Hallie también.

Y yo no podía esperar para atacar a este Asesino.

Dialogamos sobre el plan de acción por varios minutos y tomamos nuestras cosas. Mi poder estaba más que listo, pues lo había practicado por días cada vez que tenía la posibilidad de hacerlo.

Salimos de la habitación en la que Hallie se hospedaba, y como si de personas normales se tratara, bajamos hasta la recepción del hotel en ascensor.

El minotauro nos había tomado una ventaja de cincuenta metros, y las fuerzas alemanas aún no habían llegado. Supuse que nadie tenía el valor de afrontar semejante bestia, pero esto no dejaba de ser raro. La policía debería haber llegado hace muchos minutos.

Salimos hasta la calle y el descontrol reinaba. La gente huía despavorida, aunque muchos no podían escaparse. El minotauro asesinaba y destrozaba todo lo que estaba a su paso con una maza medieval en cada mano. Este emanaba furia y debía medir aproximadamente dos metros y cincuenta centímetros.

Angelo caminaba a paso firme y seguro, junto a una Hallie que se veía concentrada y enfocada en su objetivo. Nada parecido a como estaba antes de que usé mis técnicas para dormirla.

Cumpliendo con lo que habíamos pactado minutos atrás, nos ubicamos a veinte metros del minotauro que miraba hacia el otro lado, sin notar nuestra presencia a su espalda.

Angelo se teletransportó adelante de su objetivo, y empezó a hacerlo reiteradas veces mareando al animal que no sabía a donde golpear. Se escuchaba como le hablaba burlón, y el minotauro cada vez se enfurecía más.

Empecé a cargar mi poder en una bola de luz enorme, mientras Hallie se preparaba para inmovilizar al minotauro transformando el agua de una fuente que se encontraba próximo a nosotros en hielo. Eso nos daría tiempo para atacarlo.

Por un momento, me sentí como mi ídolo de la infancia: Goku. Dragon Ball Z fue mi programa favorito en mi infancia. Aunque eso no tiene nada que ver, el pensamiento vino a mi cabeza y fue difícil borrarlo.

Nuestros poderes estaban listos. Angelo seguía dando vueltas y vueltas. Miré a Hallie y comencé con el conteo.

—Uno, dos, tres...¡Ataque! —vociferé como loco. Mi gigante bola de luz salió disparada hacia el objetivo al mismo tiempo que el minotauro se congelaba por el poder de Hallie.

Al impactar, el minotauro cayó de espaldas y seguí atacando sin cesar con bolas dirigidas a su pecho, estómago y cara.

El monstruo no podía levantarse y estaba muy dañado. Me acerqué y comprobé que estaba en su lecho de muerte: ensangrentado y con heridas por todas partes.

Tomé su maza y le susurré al oído para que los demás no puedan escuchar:

—Dile a Artemisa que su Elegido cayó como una pobre e indefensa cucaracha. Y no te olvides de mencionarle que saque sus cosas del Olimpo, porque ocuparé su lugar. Púdrete, minotauro repugnante.

Concluí con mis palabras y lo golpeé reiteradas veces en la cara con su maza medieval.

Estaba muerto.

Mis compañeros estaban un poco asustados por la brutalidad de mi asesinato, pero yo estaba satisfecho. Feliz. Sabiendo que ahora hay un Asesino menos que matar... Y que muchos humanos gracias a nosotros, sobrevivirán.

Ser uno de los salvadores de la humanidad es lo más hermoso que puede existir.

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¡BRUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAL!

Dos capítulos, dos Elegidos menos.

Elegidos: Batalla por la Humanidad se ubicó en el puesto número 10 de aventura hace unos días.

¡Gracias! ¡Vamos por más!

Elegidos: Batalla por la humanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora