¡Hola! Antes de que comiences la lectura del capítulo quería decirte que no tengo absolutamente nada a favor de Hitler, simplemente que me pareció una frase interesante y acorde a las situaciones que los Elegidos puedan llegar a vivir.
Ahora si, ¡disfruten!
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El Cairo, Egipto.
Narra Angelo:
¿Y esa llamada? ¿Quién era? ¿Estará diciendo la verdad? ¿Confiamos en sus palabras?
La intriga me avasallaba.
Hallie me observaba con impaciencia, como si fuera una adolescente que esperaba la aprobación de sus padres para salir por la noche. Esa era su expresión.
—¿Que pasa? —pregunté nervioso. La insistencia de Hallie en mirarme comenzaba a ser molesta.
—¿Vamos a ir a buscar a ese Elegido o no? —respondió rápidamente.
—¿Puedes esperar un segundo? No tenemos la más mínima idea de quien estaba al teléfono. Hay que meditarlo bien antes de realizar cualquier estupidez —dije intentando calmarle su ansiedad.
—Entonces vamos a analizar la situación: recibimos una llamada desconocida que nos indica, supuestamente, la dirección en la que se encuentra el Asesino. La voz del locutor parecía modificada. ¿Estás de acuerdo?—me preguntó.
—Si. Pero, ¿quién es la voz?
—No hay manera de saberlo, Angelo. La única forma de conseguir respuestas es acercándonos a la ubicación y enfrentar el problema. Si mi Google Maps está en lo cierto, estamos a cinco kilómetros de distancia... Y el hotel está muy cerca de todo el desastre. Habrá que ver con que nos encontramos.
—Hagámoslo —concluí con seguridad y firmeza.
—¿Que pasó con lo de "meditarlo bien"? —dijo burlona.
—Me convenciste, mujer. Podrías ser abogada.
Comenzamos a bajar la colina con rumbo al centro de El Cairo. Decidimos ir caminando para visualizar un poco el entorno. A pesar de que ya habían pasado varios minutos desde que estábamos aquí, la imagen no dejaba de sorprenderme. Nunca había visto tal destrucción en toda mi vida.
Recorrimos los kilómetros en silencio, mientras nos cruzábamos con todo tipo de personas en un estado desgarrador: cuerpos tirados en el suelo, niños y mujeres heridos, gritos y mucho dolor.
Vas a pagar por tus pecados, Asesino.
La caminata concluyó al llegar a la esquina de la dirección solicitada. Y ahí estaba el hotel, sano y salvo. Toda esa cuadra no había sido dañada.
Nos aproximamos lentamente y ya con todos nuestros sentidos en órbita. No hay que subestimar al Elegido, que probablemente ahora está aún más alerta que nosotros.
Al llegar a la entrada del Hotel Milano, todo estaba muy tranquilo. Demasiado. No había nadie en la recepción, ni en los corredores. Tampoco ninguna persona a la redonda.
¿Que demonios está pasando aquí?
Ya más asustados, comenzamos a subir la escalera suponiendo que la habitación 372 se encontraría en el tercer piso.
Caminamos lenta y silenciosamente por las escaleras, hasta llegar al piso dos. Me giré al sentir que alguien palmaba mi espalda con suavidad.
No puedo creer que esté aquí.
—¡Sophie! ¡Eres tú! —susurré emocionado. Hallie le dio un fuerte abrazo.
—El Elegido está donde acordamos. Mis soldados están en posición y listos para atacar —comentó. No entendí absolutamente nada.
—¿Que soldados, Sophie? ¿De que hablas? —preguntó Hallie tan confundida como yo.
—No tenemos tiempo para explicaciones, chicos. Lo único que deben saber ahora es que tenemos unidades por todo el perímetro. Están bajo mis órdenes —comentó—. ¿Listos para subir? Según los infrarrojos el Asesino está en su habitación.
—Nosotros te apoyamos, Sophie. Solo dinos que hacer —respondí.
—Sigan a los soldados, ayuden si es que hace falta. Yo entraré primera y ustedes vendrán detrás, con nuestras unidades desplegadas en nuestra retaguardia.
No termino de entender como Sophie fue capaz de reunir soldados egipcios. Pero si eso nos ayuda a encontrar al Asesino, está muy bien.
Subimos las escaleras, aquellas que llevaban al tercer piso. Al llegar, las palabras de Sophie se hicieron realidad: los egipcios estaban posicionados en la habitación 372 listos y preparados para atacar. Parecía que todo estaba planeado a la perfección.
—¿Listos? —preguntó nuestra líder esperando aprobación.
Asentí al igual que Hallie. La batalla se volvía inminente.
—¡Al ataque! —gritó eufórica pateando la puerta de la habitación.
Entramos sin dudar. Y ahí estaba el Elegido.
Pero hay un problema, uno muy grande:
El Asesino nos estaba esperando...
Con un chaleco-bomba.
Su respuesta fue inmediata. No quería vernos vivos ni un segundo más.
BOOM.
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Oh, oh.
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Elegidos: Batalla por la humanidad
AdventureLos dioses del Olimpo están divididos. Una mitad quiere acabar con los humanos para introducir un nuevo ser vivo en el planeta, mientras que el resto se opone ciegamente a la propuesta. Zeus, rey de los dioses, determina que cada dios deber...