Secuela de "Lo que no te enseñan en clases".
Loki Odinson, con tan sólo 24 años, es ahora uno de los más reconocidos artistas modernos de los Estados Unidos. Está casado con Thor Odinson, de 31 años, quien dejó de ser profesor de escuela media para...
Sólo tenía que durar el resto de ese día en el hospital, a la mañana siguiente podrían darme de alta y volveríamos a casa de nuevo. El doctor se encargó de curar bien mi heridas, y estaba a mitad de tener una perfecta cicatriz en mi costado.
Me di la vuelta y me acerqué a mi esposo, hablaba por celular. Lo abracé por detrás y miré a través de la ventana, empezaba a oscurecer.
-Está bien, me parece excelente. Nos vemos mañana, Peter. Buenas noches -dijo colgando la llamada.
-¿Todo bien, amor?
-De maravilla-sonrió y se giró para verme. Enredó sus brazos en mi cuello y yo acaricié su cintura -Mañana tendremos un vuelo de regreso, salimos a las doce y media del mediodía. Es que Wade... Él es agente federal.
-Lo sé, Peter me comentó la forma en la que llegaron a Londres.
Loki no respondió, simplemente apartó la mirada y se aferro más a mi cuello.
-¿Está todo bien, amor?- le pregunté pegándolo más a mí.
Me miró fijamente de nuevo con sus ojos verdes, noté que estaban rojos e hinchados de tanto llorar, unas enormes bolsas colgaban de sus ojos.
-No sabes lo terrible que fue estar sin ti y pensar que nunca más te volvería a ver... Sólo quiero llegar rápido a casa, contigo.
Junté sus labios con los míos y acaricié su espalda. Loki tomo mi mejilla y sonrió amargamente mientras acarició mi barba.
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-¿No quieres descansar?- preguntó cuando nos separamos -Mañana va a ser un viaje largo.
-Estoy bien- le aseguré, e intenté dar un paso hacia atrás pero las piernas me tardaron en reaccionar.
-Deberías acostarte.
Me colocó su brazo para que me apoyara en él, lo tomé sin dudarlo y caminamos despacio hasta la cama.
-Gracias- dije luego de sentarme en la cama.
Loki no respondió. Me ayudó a acomodarme en la camilla y me pasó el último medicamento del día junto con un vaso de agua. Me tomé la pastilla y le entregué de nuevo el vaso. Lo devolvió a la mesa de al lado y le tomé del brazo.
-Acuéstate a mi lado, por favor.
Loki abrió la boca para responder, pero se quedó callado y se acostó en el espacio sobrante de la camilla. Colocó su espalda contra mi pecho, yo nos cubrí a ambos con una cobija y le abracé por la cintura.
