Lección 11

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Cómo reírse con alguien

El pelinegro, mientras preparaba su almuerzo con aburrimiento, miró hacia el sofá en donde se encontraba el robot jugando con el control remoto de la televisión, cambiando los canales al azar con curiosidad. YoonGi consideraba que JiMin actuaba como un niño pequeño la mayor parte del tiempo y no entendía por qué sabiendo que no había pasado tanto tiempo con los niños. Además, teniendo en cuenta su método de imitación, debería parecer una versión de YoonGi con un rostro más bonito.

El pelinegro negó con la cabeza, sí, JiMin era bonito pero sólo eso. Quizás lo habían diseñado así por una razón.

Volvió a mirar su futuro almuerzo, en ese momento se le vinieron a la cabeza todas las cosas que le había dicho el moreno el otro día y sintió un poco más de curiosidad con respecto a lo muy capaz que era JiMin de sentir cosas.

Quizás no sentirlas literalmente, pero era increíble de todas formas. ¿Qué tan real podría sentirse JiMin?

Dejó que el arroz se siguiera cociendo y se sentó en el sofá, a un lado del robot. Miró al rubio por unos segundos, pensando en qué podría hacer para satisfacer su curiosidad y fue cuando miró la cintura ajena que se le ocurrió algo.

Así que, sin pensarlo mucho, picó con su dedo índice la cintura de JiMin justo en donde se supone que están las costillas y una casi inaudible risa salió de los labios del menor, sus manos fueron de inmediato hacia aquella zona como reflejo y sus ojos miraron a YoonGi. El mayor miró sus ojos, enarcando una ceja y su expresión de sorpresa no tardó en aparecer.

—¿Pasa algo, Hyung? —preguntó y YoonGi ahora parecía estar sonriendo con malicia.

Nuevamente, con sus dedos picó la cintura del rubio, esta vez un poco más fuerte y de igual modo una risa algo más audible se hizo escuchar, al mismo tiempo que el menor tomaba la mano del pelinegro para detenerlo, sus ojos se encontraron nuevamente y mantuvieron contacto visual por unos segundos.

—Hyung... —JiMin no sabía qué debía hacer, y mucho menos pudo encontrar una solución cuando el mayor puso sus manos sobre él.

Las risas del robot se hicieron presentes de inmediato, sus manos intentaban sujetar las del pelinegro pero se le era bastante difícil con todo lo que se movía.

YoonGi le estaba haciendo cosquillas al pobre e indefenso robot y este solo podía reírse descontroladamente como respuesta, sus ojos estaban prácticamente cerrados y una gran sonrisa adornaba su rostro, sus mejillas se habían puesto rojas como lo harían las de una persona normal por la falta de aire y el pelinegro olvidó por un segundo que el menor no era humano, todo se veía demasiado real como para no serlo.

—¡Puedes sentir cosquillas! —anunció lo obvio, JiMin lo miró con confusión—. No puedo creerlo —se rió—. Apuesto a que nunca pensaste que haría algo así, creo que yo tampoco —agregó, JiMin aún soltaba risitas y una de sus manos sujetaba la muñeca derecha del mayor—. Bueno, ese fue tu primer ataque de cosquillas.

—Fue divertido —JiMin dijo con una sonrisa. Le gustó, o mas bien eso era lo que había interpretado.

—¿Realmente te pareció divertido? —preguntó, enarcando una ceja y sentándose en el sofá.

El robot lo miró por unos segundos.

—Por supuesto que sí, Hyung —sonrió—. Además, ahora sé lo que es un ataque de cosquillas —dijo, el pelinegro asintió—, y otra cosa que sé, es que los ataques deben responderse —ahora YoonGi hizo una mueca de susto.

No le fue difícil lanzar contra el sofá a YoonGi y este se sintió ligeramente herido en su orgullo por la facilidad con la que el más bajo pudo hacerlo.

—No —sujetó sus brazos—, que ni se te ocurra, odio las cosquillas.

—Lo siento Hyung, pero usted comenzó —sonrió.

Imitó el movimiento que hacía el mayor con sus manos sobre sus costillas y abdomen, de inmediato una risa junto con varias quejas empezó a resonar, completamente diferente a la voz gruesa y seria que JiMin solía escuchar.

—¡P-Para! ¡JiMin...! —iba a decir otra cosa pero siguió riéndose, unas cuantas lágrimas acumulándose en sus ojos por lo mismo.

Como pudo, levantó sus brazos y empezó a hacerle cosquillas al rubio, provocando que este se cayera al suelo porque no paraba de retorcerse.

—Que tonto eres, no puedes quedar tan al descubierto —le dijo, limpiándose una de las lágrimas que se le habían escapado, sin borrar una sonrisa que se había pintado en su cara desde que atacó a JiMin.

—Es un error que no cometeré de nuevo, YoonGi Hyung —se sentó en el suelo, mirándolo con una sonrisa.

—Ni se te ocurra atacarme de nuevo o te golpeo —amenazó YoonGi sin verse lo suficientemente amenazante y JiMin rió.

—No lo haré, pero Hyung, ahora que usted jugó conmigo, ¡eso significa que ya somos más cercanos! —se levantó del suelo con entusiasmo.

—Oye, ¿qué estás..? —el robot se lanzó sobre el contrario, abrazándolo—. ¡JiMin, quítate de encima, no quiero abrazos!

—Pero Hyung, ahora somos buenos amigos —lo apretujó más, el pelinegro se quejó entre dientes.

Aunque YoonGi tenía que admitir, al menos en su cabeza, que sus días en casa se habían vuelto menos aburridos desde que JiMin llegó.

—Oh —el robot se detuvo de repente—. Hyung, siento que hay humo en la ca...

—¡Mi comida!

Sí, definitivamente eran menos aburridos.

How To Train Your Robot | myg + pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora