18.- ¿Vas a hacer algo más tarde?

928 33 2
                                    

Sí, era él, Pablo.

Mi mundo se detuvo, por una parte estaba feliz porque estuviese aquí, qué estúpido, lo extrañaba ya. Y por otra parte, mi mente no dejaba de insistir en que ya no le importo.

—Dani ¿Estás ahí? —preguntó mi papá— Es Pablo Alborán, tu cantante favorito. 

Oh sí, mi cantante favorito. Casi lo olvido.

—Eh... Sí, hola —dije tratando de reaccionar. 

—Hola, Dani —dijo Pablo, escuchar su voz borró todo lo malo, todo. 

—Hola, Pablo. —dije.

No sonrió como siempre, me pregunto vagamente si es por Alex. 

—¿Ustedes se conocen? —preguntó mi papá. 

—Hola Fernando, te has perdido de mucho. —dijo mi mamá desviando el tema.  

—Eh bueno... —dijo Alex— ya tengo que irme.  Nos vemos Dani. 

—Gracias por venir, nos vemos. —dije. 

Se despidió cortésmente y se fue. 

—Cristina ¿Puedes venir un momento fuera? —dijo mi papá.

—Claro. —respondió.

Salieron de la habitación y la incomodidad creció enormemente, no se acercó, no decía palabra alguna y yo veía is dedos, nerviosa.

—¿Estás bien? —preguntó por fin. 

—Sí, estoy mejor que ayer, creo. —mi inseguridad estaba reflejada en mi tono de voz.

—Me alegro. —susurró. 

Otra vez silencio. ¿No va a decir nada? ¿No voy a decir nada? ¿Va a ser así hasta que vuelvan mis padres? Por favor no... Y no sé cómo hablarle. Cómo romper el hielo, sólo quiero tenerlo cerca y no pasa... nada.

—¿Cómo fue que mi papá te encontró? —pregunté.

—Estaba tratando de encontrar a tu habitación, y me pregunto "¿Tú eres Pablo Alborán? Mi hija te ama, ven" y no pensé que eras tú, no se parecen, por cierto. —nos reímos— y cuando te vi.. No sé. 

Y CUÁNDO ME VIO ¿QUÉ?

—¿No sabes qué? —seguía mirando mis dedos. 

—Nada, nada. — dijo y sentí que el mundo caía encima de mi, otra vez. 

—Está bien. —dije. Claro que no está bien. 

—Eh... ¿Qué te han dicho los doctores? —preguntó.

—Que estoy mejor que ayer, eso... —mi voz tiembla— Hoy no me ha dado fiebre y nada más creo. 

No dijo nada.

Se acercó. Mi respiración era cada vez más entrecortada y temblaba. 

—Dani ¿Sigues pensando igual? —estaba tan cerca de mí. Y me daba miedo de que abrieran la puerta en cualquier momento. 

—No es el momento.  —dije mirando hacia un punto fijo lejos de él.

—Mírame —dijo y me tomó la barbilla— ¿Sigues pensando igual? 

—No lo sé. —dije. 

Claro que lo sabes, Daniela. Pero eres tan tonta que no te atreves a decirlo.

—¿Qué no sabes? —dijo.

—Nada, nada —dije imitándolo. 

Se rió. 

Te quiero TANTO. {Pablo Alborán} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora