25.-Sentimientos fuertes.

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—¿Podemos hablar? —le dije.

Acabábamos de terminar de cenar y lo único que quería era decirle... todo.

Luego de que la señora me hablara supe que los sentimientos que sentía por el eran más fuertes que todos los miedos existentes en el planeta.

La cena fue muy, muy tranquila, yo estaba nerviosa por el post de esta cena pero era... normal, creo.

—Sí, claro. —respondió.

Y por supuesto, mi mamá estaba muy pendiente escuchando.

—Eh... si quieren se quedan en la casa, yo voy a ir a ver a la tía Lucy.  —dijo

—Bien. —dije.

Y así fue, Pablo se fue en su auto y nosotras en el nuestro, el camino fue silencioso, lo que me alivió, igual no sé qué le diré.

El camino era eterno, las calles parecían no terminar.

Estaba planeando en mi mente cómo terminar con esto.

Planeando cómo decirle todo y que el destino decida.

Al fin llegamos y no pasó mucho tiempo para quedarnos solos

—Bueno ya me voy. —dijo mi mamá sonriéndonos. Se acercó a mi.  —Suerte.

Le devolví la sonrisa y.. se fue.

Go Dani.

Había “planeado" una conversación en mi mente pero al tenerlo tan cerca las palabras se iban de mi mente.

Era más difícil de lo que imaginé, quedé mirando a un punto fijo de la pared tratando de empezar.

—Si quieres hablamos otro día, no  hay porblema.—dijo con un deje de nerviosismo. 

No, no debo prolongar más esto.

—No es eso. No sé como empezar —dije mirando al suelo.

Se acercó a mi y me tomó por la barbilla, obligando a que mi mirada fuese a sus ojos. Quedé hipnotizada y al notar su sonrisa me sonrojé, inevitable.

Perdí la razón, quería que me besara. No podía moverme ni hablar, sé que estoy roja y estoy nerviosa.

Pasaron minutos y nuestras miradas eran fijas. Tal vez el tiempo se detuvo, tal vez corrió muy rápido por cobarde.

Nos acercamos, más, su respiración se mezclaba con mi agitada respiración. Parecía que hubiese corrido un maratón, y es que sólo lo tengo a centímetros de mí.

Así se siente el amor, ¿no?

Estábamos tan cerca que parecía el cielo.

Sonó el timbre.

Me reí. —No tengo la menor idea de quién puede ser.

Volvió a sonar.

—Eh.. voy a la cocina. —dijo y sonrió.

Tenía una sonrisa tan tonta que... me reí de nuevo. Estoy enamorada.

—Hola Dani. —dijo mi papá. —¿Puedo pasar?

—Hola, claro. —dije

Entonces Pablo está en la cocina.

—¿Quieres tomar algo? —pregunté.

Di que , di que .

Te quiero TANTO. {Pablo Alborán} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora