34.-Sin miedo a decirlo yo te quiero.

775 33 9
                                    

"Las mejores cosas en la vida ocurren por casualidad"

***

—Tengo mucho que agradecerte, entre eso este día... Ha sido totalmente increíble. —le dije mientras entrábamos a mi casa. 

—Nada, para mí también ha sido increíble por el hecho de haberlo podido compartir contigo. —dijo haciendo que las mariposas que habitan en mi estómago crearan una guerra entre ellas. Cosquillas. 

—¿Cómo haces? 

—¿Para qué? —preguntó. 

—Para siempre hacerme feliz y producir incontables sonrisas a diario. 

Su sonrisa fue tan.. sincera que derritió todo a su paso cuando posó sus manos en mis mejillas y acercó a mis labios, dulce gloria. 

—Con el hecho de existir ya me haces feliz a mi. —me dijo pero mirando a un punto determinado en la pared. 

—¿Pasa algo? —le pregunté notando su distracción (o concentración a la pared).

Pasaron unos segundos y me miró. 

—Te voy a extrañar.

Ahora no... 

—Pablo.. va a ser un mes y medio.. Todo va a estar bien y nada va a cambiar. 

—Lo sé, pero hemos estado tan cerca últimamente, me resulta extraño. 

Tiene tanta razón.

—Pero todo estará bien, recuérdalo. —dije sonriéndole. 

Sonrió. 

Por Dios, su sonrisa podría derretir al polo norte. 

Nos quedamos en silencio y cuando menos lo esperaba se acercó a mí y me abrazó. 

Dulce y tierno abrazo.

—Te quiero ¿sabes? 

—Yo te quiero tanto... —le respondí en un suspiro. 

Nos separamos y sentamos en el sofá. 

—¿Quieres algo de tomar? 

—No, gracias. La verdad ya me tengo que ir. —antes de que pudiese contestarle habló —¿Vas a hacer algo mañana? 

—Tal vez ¿y tú? 

—No sé, iba a proponerle algo a mi novia pero ella tal vez no pueda. 

Pero..  Aw. 

—Ahora sí puedo. —reí. 

—Entonces vengo mañana. 

—Después de las doce, ¿vale? 

—¿Por qué? —preguntó extrañado. 

—Tengo mucho sueño. 

Rió. 

—No es gracioso. 

—Para nada, para nada. 

Hablamos trivialidades por unos minutos y ya era la hora de que se marchase.. No.. 

—Hasta mañana —le dije abrazándolo creo que muy fuerte. 

—Hasta mañana, Dani. —me miró y sonrió. 

Por un impulso que dictaba mi corazón acerqué mis labios a los suyos, él tomó mi cintura y yo hundí mis dedos en su cabello, cerca, tan cerca... 

Te quiero TANTO. {Pablo Alborán} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora