Los días posteriores continué llevando fragmentos del diario de Yuratchka a Artiom. Yo era renuente en entregarle el libro completo; temía que de hacerlo, él dejaría de ayudarme con las traducciones y eso no me convenía. Era evidente que yo no confiaba del todo en él y no podía culparme, ya que era un completo extraño para mí, bien podía ser un psicópata asesino, un gentil doctor como su bata lo representaba o Santa Claus. Además, la actitud que mantenía sobre ese asunto, me mostraba con claridad que buscaba algo dentro del diario, pero no podía adivinar qué era; su padre ni siquiera lo mencionaba en sus notas o por lo menos no había encontrado ninguna donde se leyera su nombre.
—Aquí está tu transcripción. Ahora, si me disculpas tengo mejores cosas que hacer, que ser tu perro lazarillo —me reprendió con cara seria y de pocos amigos, para terminar por salir molesto de la enfermería.
Corrían rumores de que tres nuevos Strateg estaban en camino al asentamiento de Dakota del Norte, pero nadie podía o quería confirmarlos. Tres nuevos cadáveres que pronto se unirían a Petkovic, quien todavía permanecía postrado en la cama. Proseguí a leer las dos nuevas notas.
He creado otro nuevo código madre, pero no puedo hablar de él con el Consejo de Ancianos. "Ragnarök", el nombre es una ironía. ¿Por qué los humanos lo habremos llamado de esa forma? "La batalla del Fin del Mundo" ¿Acaso nunca confiamos en que ganaríamos y por ello decidieron que él sería quien nos daría fin? Este código podría describirse como "Instinkt", pero el triple de peligroso. No está perfeccionado, por lo que el Strateg podría perder control del Voin si no se maneja con precaución. Lamentablemente este tipo de códigos solo deberán ser usados en casos extremos y es ahí cuando la mente humana se encuentra menos estable y la naturaleza propia del Voin lo llevara a consumir su razón.
Estoy demasiado cansado, no he podido volver a conciliar el sueño desde ese primer y unico ensayo en el Götterdämmerung. Cada que cierro los ojos pasan por mi cabeza imágenes del ataque a Quebec y las ciudades contiguas. Escucho el caos y la desesperación de los humanos bajo sus pies, visualizo las ciudades arder y la destrucción a su paso, pero no soy un espectador; no, lo miro todo como si yo fuera el atacante. Es sobrecogedor, pero no puedo detenerme ahora. Mis tres mejores inventos surgieron a partir de ahí. El Götterdämmerung es único, así como lo fue el Ispolin Ragnarök. He estado preguntándome si todos estos sucesos se deben a que use sangre del QI-I para insertarla en el Arkhetipom. No me justifico, pero fue el único modo de otorgarle Inteligencia Artificial al Voin.
—Ay no... El Götterdämmerung está hecho a partir de Ragnarök... ¿Piloteé un Ispolin?... ¿Por qué solo Yuri y yo podemos manejar esa cosa? —pregunté al eco del cuarto con inseguridad. De pronto sentí las fervientes ganas de abrazar un inodoro y hundir la cabeza en su interior, así que me guardé la hoja en el pantalón y caminé hasta el baño que se encontraba en la habitación contigua, donde Petkovic reposaba con aparente tranquilidad. No pude evitar mirarlo de reojo al pasar por su cama.
—Despierta —le murmuré aunque no pudiese escucharme.
Me encerré en el baño y me mojé la cara con agua fría para tratar de apartar las náuseas que me atormentaban. Recargué los brazos a ambos costados del lavabo y miré al espejo para observar con detalle a la desaliñada chica con profundas y marcadas ojeras que no podía reconocer. El detalle de la cicatriz de cinco centímetros que me quedara en la frente después del último ataque no pasó desapercibido.
Justo como sospechaba en esos momentos, durante la batalla el visor se quebró contra mi cabeza y un pedazo se me quedó incrustado en la frente. Yo estaba inconsciente cuando lo removieron, pero eso no impidió que sintiera los rezagos del dolor al momento de despertar. Qué asco me daba ese asunto; esa línea no se iba a borrar de mi rostro jamás y tendría que cargarla por siempre, como una especie de marca de guerra.
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La última sombra del hombre
Science FictionLas dificultades están destinadas a despertarnos, no a desalentarnos, ya que el espíritu humano crece a través del conflicto, pero también es ahí, cuando nos damos cuenta de la vileza del ser humano para sobrevivir a una amenaza, en este caso de tip...