CAPÍTULO 26: LA ISLA DE LORMA (PARTE 2)

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El día amaneció sereno, aunque un poco fresco. Alex hacía horas que estaba despierto y había salido a pasear a ver amanecer, pues entre los nervios y los ronquidos de sus compañeros, no había podido dormir mucho.

Se encontró en el campamento al general Zoco, que también había madrugado y venía del gimnasio después de haber estado entrenando por unas dos horas.

—Muchacho, ¿has desayunado? —dijo el general a Alex.

—No, aún no —le respondió.

—Pues, ven a desayunar con nosotros, hijo —le dijo en tono paternal.

Mientras desayunaban en el comedor privado del general, junto a Thomas y Dann, repasaron toda la estrategia a seguir para cuando llegaran a la isla de Lorma.

Dann empezó:

—Se puede acceder a las instalaciones subterráneas de dos maneras, una es desde el interior de la isla. En el centro, hay unos gigantescos montacargas en los que se depositan las mercancías y descienden unos dos mil metros hasta llegar a las instalaciones subterráneas. Junto a las mercancías, bajan personas para llevar dichas cajas a los almacenes correspondientes.

»Esa es la forma más fácil y menos controlada.

»La otra manera es llegar al extremo opuesto de la isla, y allí hay varias naves submarinas, donde bajan unas diez personas a la vez. Al llegar, verifican la entrada de cada persona, pues normalmente las personas que bajan allí, son principalmente personal administrativo que vuelven después de haber visitado alguna de las sucursales, que hay en las distintas ciudades de Aurin.

»Pero como os digo, esa entrada está mucho más vigilada, pero cuenta con la ventaja de que está más cerca de la cámara secreta, donde se encuentran los planos del satélite.

»Todos los edificios subterráneos se comunican entre sí. Se puede llegar desde cualquier parte a todos lados del complejo pero tendremos que cruzar varios túneles que conectan un edificio con otro para llegar hasta la cámara secreta.

—El otro problema —intervino Thomas— será la forma de entrar a la cámara sellada. Es más fácil acceder de noche, cuando solo hay dos vigilantes. Pero aparte de ellos, hay medios electrónicos de vigilancia, que tendríamos que desconectar. Sí podemos dejar fuera de combate a los vigilantes, podríamos robarles la tarjeta que lleva a la sala de alarmas. Una vez allí, tendríamos que anular las cámaras de vigilancia y los medios acústicos que se activan al percibir aumento de calor corporal dentro de la cámara.

»No obstante, desconocemos si hay más medios de vigilancia o de control, pues nunca hemos entrado en ella.

—Bueno, para que no detecten nuestro calor corporal, nos pondremos una ropa interior especial, tipo pijama antitérmico, que no deja irradiar nuestra temperatura al exterior —dijo Zoco.

—Y ¿cuánto tardaremos en llegar a la isla? —preguntó.

—Una hora aproximadamente —contestó Dann.

—La mejor hora para llegar —añadió Thomas— es al atardecer, pues es cuando hay más actividad de tráfico de mercancías, y cuando hay menos control, pues se tienen que dar prisa antes de que anochezca.

—Bien, entonces en vista del riesgo de la segunda opción, escogeremos la primera, entraremos por el montacargas de mercancías.

—¿Cuáles son las mercancías que podríamos llevar ? —preguntó Zoco.

—¡Oh, cualquier cosa!, quizás lo mejor sería transportar alimentos envasados, además, el almacén de alimentos, está bien situado, para acceder al edificio central —contestó Dann.

Los Conectores 1: Descubriendo Aurin (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora