Capítulo Quince
María se vistió con especial esmero para asistir a la cena benéfica en que iba a lanzarse la última novela de un prominente autor de fama internacional.
Eligió un elegante vestido de chiffon con motivos florales, se maquilló lo justo, poniendo especial énfasis en los ojos, y se recogió el pelo con una peineta de diamantes.
—Pasaremos primero a recoger a Anamaria y luego a Santo —dijo Esteban mientras bajaban las escaleras.
Era sorprendente que sus abuelos hubieran decidido asistir a la cena, sobre todo teniendo en cuenta que habían renunciado a sus obligaciones sociales hacía más de un año.
—La noche promete ser interesante con nuestros abuelos juntos —dijo María con una irónica sonrisa—, pero el invitado de honor de esta noche es uno de los autores favoritos de mi abuela. ¿Qué te parece si los sentamos separados?
Esteban la miró con expresión divertida mientras entraban en el Mercedes.
—¿Crees que servirá de algo?
No supuso ninguna diferencia, por supuesto. Anamaria estaba más imponente y mandona que nunca y Santo parecía decidido a burlarse de todo.
—¿Quieres un poco de vino, querida? —preguntó una vez que estuvieron sentados a la mesa que tenían asignada.
Anamaria dedicó a su Némesis una altanera mirada.
—Ya se ocupará de servirme el camarero encargado del vino.
—No veo a ninguno cerca.
—No seas impaciente.
—Estás empeñada en decirme cómo debo comportarme, ¿no, vechia?
—No sé por qué has tenido que venir —dijo Anamaria, y frunció los labios al ver la traviesa sonrisa de Santo.
—Para asegurarme de que no hagas ninguna locura.
María estuvo a punto de poner los ojos en blanco. Sin duda, aquella iba a ser toda una noche...
Presionó disimuladamente el muslo de Esteban.
—Haz algo.
—¿Qué sugieres?
—¿Qué tal un cachete a cada uno?
—¿Figurativamente? —preguntó Esteban con humor.
—Por supuesto.
—Enseguida se tranquilizarán.
María puso los ojos en blanco.
—No estés seguro de ello.
Hubo una tregua mientras Anamaria se ponía a charlar con su compañero de mesa. Para no ser menos, Santo se volvió hacia la mujer que tenía a su lado.
El camarero sirvió el vino mientras el presentador daba información sobre el autor, citaba la obra benéfica para la que se había organizado la gala, y anunciaba que iba a servirse el primer plato.
—Ya era hora —dijo Santo cuando un camarero acudió a servir los entrantes a su mesa.
—Eres incorregible —murmuró Anamaria sotto voce, acompañando sus palabras de una mirada asesina.
Santo se limitó a sonreír.
Poco después sirvieron el plato principal y la cena transcurrió sin más percances entre los abuelos.
ESTÁS LEYENDO
Quiero que me ames
RomanceProtagonistas: Esteban San Román y María San Román Argumento: María y Esteban San Román sabían muy bien lo que hacían cuando decidieron casarse por conveniencia. Ellos sólo tenían que comportarse en público como una pareja feliz para crear una al...