Capítulo 2

1.1K 72 1
                                    


Capítulo Dos

Fue difícil sonreír mientras Esteban subía al escenario, pero María logró hacerlo sin aparente esfuerzo mientras se unía a los aplausos de los demás asistentes.

Nadie podría haber adivinado el dolor que laceraba su corazón, o el esfuerzo que le costó controlar su respiración mientras captaba el voltaje sexual que irradió de Ana Rosa cuando Esteban se reunió con ella.

Sin duda, el efusivo saludo de la actriz fue interpretado por la mayoría como algo ya preparado... el roce de los labios de Ana Rosa en ambas mejillas de Esteban como un típico saludo europeo.

La sensual risa de la actriz, el roce de sus uñas pintadas de rojo sobre la solapa del esmoquin de Esteban, fueron como puñaladas en el vulnerable corazón de María.

«Supéralo», se reprendió en silencio. «Ana Rosa es una bruja y Esteban no va a entrar en su juego».

«Al menos no en público», susurró una diabólica vocecita en la mente de María. «Pero, ¿y en privado?».

A pesar de todo, María logró aplaudir como un autómata y sonreír mientras su marido seleccionaba tres papeles del sombrero.

¿Sería posible arder internamente de resentimiento mientras externamente se mostraba como una persona calmada y tranquila?

El lenguaje corporal era una forma de arte que había tenido que estudiar a fondo para moverse en el mundo de los negocios y el sector social que lo acompañaba. Consecuentemente, no hubo evidencia visible ni indicios reveladores para aquéllos que eligieron observar el efecto que ejerció la interpretación de Ana Rosa sobre la esposa de Esteban.

María sonrió con los demás invitados que la acompañaban a la mesa cuando Esteban bajó del escenario para reunirse de nuevo con ellos.

—Bien hecho, cariño —dijo, y apenas logró ocultar su sorpresa cuando Esteban se inclinó para besarla en los labios.

¿Pretendía tranquilizarla? ¿Hacer una demostración pública de unidad matrimonial?

Mientras Esteban apartaba la cabeza, María decidió que debía tratarse de lo último. ¿Habría adivinado lo que no quería que notara? ¿Lo habría captado?

Lo dudaba. No compartían aquel grado de empatía... ¿o sí?

Casi como si hubiera adivinado sus pensamientos, Esteban enlazó sus dedos con los de ella y se los llevó a los labios.

Cualquier observador lo habría interpretado como un gesto de amor, pero María captó en su mirada un breve destello de reconocimiento.

A pesar de todo logró seguir sonriendo y se contuvo de decir nada mientras servían el café.

No había duda de que Ana Rosa iba a circular entre los invitados, pero no se sabía cuándo... ni si la actriz se dirigiría directamente a su mesa para saludar a Esteban o si sería más circunspecta.

María sonrió para sí. Sin duda, la circunspección no formaba parte del modus operandi de la actriz.

Algo que se hizo aparente unos minutos después, cuando la glamurosa Ana Rosa apareció entre bastidores iluminada por un foco.

Una brillante sonrisa, una ligera risa seguida de un beso al aire dedicado al público... y Ana Rosa bajó del escenario.

A pesar de que su trayectoria se vio interrumpida en varias ocasiones por los admiradores que querían saludarla, no había duda sobre la dirección de sus pasos.

Quiero que me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora