Deslizó el extremo del lápiz por su labio inferior. Su cabeza se debatía en cual seria la razón aparente, por la que Jack, un chico que no parecía callar ante nadie, había bajado la cabeza como un cachorro y se había marchado, sin pros ni contras. Fue consternador, ver cómo el hermano presente, se burlaba en una sonrisa propia de la de un villano y a continuación plantaba su dominante mirada en ella, como un objeto que había decidido que sería suyo, ella únicamente desvío la mirada de forma cortante y se concentro en su hermana, quien buscaba alguna especie de respuesta a lo que acababa de suceder, pero Elsa sabía tanto cuanto ella.
-Jack... - murmuró en el desasosiego dejando caer el lápiz que rodó por el escritorio. Era difícil concentrarse en los papeles. Difícil en concentrarse con algo que no fuera Jack. No podía negarlo, le había dolido inmenso ver aquella tristeza diluyendo el brillo intenso que siempre acompañada sus ojos azules. Aquellos ojos, que habían logrado sacarle de la fría e hostil imagen que ella había interpretado por años.
Abandonó el escritorio y salió de su habitación. Tomar algo de aire, haría que sus ideas dieran a su sitio cierto. No podía estar atormentándose con aquellos sucesos, después de todo... Jack, no tenía nada en particular que ver con ella...
"No tiene nada que ver conmigo..." Repitió en su cabeza, sintiendo cierto dolor punzante que la distrajo y casi terminó encima de una empleada, que sin razón se disculpo y se marchó a continuación un tanto apurada. Aquella mirada que le había echado, era la clara de alguien que la temía. Es cierto... Ella era tan fría que cualquiera en su sano juicio le temería, pero Jack... ¿Por qué era tan cariñoso con ella? ¿Por su poder? Claro... Esa era la única razón, sólo por eso... "¿Por qué me deprime?" Era lógico que nadie se acercaría sólo por ella. Ambos compartían desgracia y era sólo por eso que permanecía a su lado.
Bajo las escaleras curvadas y hallo a su hermana allí abajo, hablando con los empleados con una despampanante sonrisa, que llamaba a los demás a su compañía. Ella era, todo lo opuesto a ella...
-Buenos días - La saludo primero sin levantar ni la comisura de sus labios.
Ana la encaró con unos ojos vivaces y dejó enseguida a su compañía para pararse a su lado y junto las manos, mostrándose sumamente entusiasta. Era obvio lo que vendría de allí...
-¿Quién era aquel chico, albino? - interrogó ella retorciendo las cejas - ¿Por qué vino a buscarte a clases? Y... ¿Por qué Aleixandre le trató así?
En la última pregunta mostró preocupación. Ya le gustaría a Elsa saber que había sucedido... ¡Así no estaría atormentándose desde buena hora de la mañana! Era sábado y... ¡Estaba más nerviosa que en los días laborales!
-Pensé, que eras amigo de Aleixandre... ¿No te comento sobre su hermano?
-Su hermano... - murmuró posando el dedo índice sobre su mejilla - Lo que creí... - Negó después - La verdad no, nunca me mencionó sobre él.
¿Nunca? Si Ana era tan amiga de aquel tipo, como ella decía, era la verdad extraño que ella no supiera de él... Pero ahora lo que más le inquietaba, era el hecho de que Jack se hubiera negado a ir a la fiesta y que no le hubiera mencionado antes sobre que el señor Hector era su padre. En la fiesta, no había notado nada raro en su padre... ¿No se llevaba bien con ellos?
-Jack - Trato de mantenerse serena - Es... Un amigo, creo... Aunque... - Mostró cierto desánimo - No comprendo porque le trató así...
"Aunque ese tipo es tan desagradable que no me extrañaría que también lo fuera con él..." debería ser un auténtico infierno tenerlo como hermano. Convivir con él... ¡Ni de locos caería en semejante pesadilla!
A Ana le brillaban los ojos como estrellas en el cielo oscuro, pese al descontento de Elsa, a ella le había entusiasmado la idea de saber que por fin su hermana, tenía a alguien que nombraba de amigo. ¡Sabía que aquel íntegro le iría bien!
-Elsa - tomó las manos de la rubia y la miró con ternura. A Elsa le estremeció el pecho ante aquel tacto - ¿No sería mejor comprobar que Jack este bien?
-¿Eh? - alargó Elsa su admiración a la vez que retrocedía. ¿Visitar a Jack? ¿De donde venía semejante idea?
Vale, estaba preocupada por él, pero... ¿Hasta el punto de visitarle a su casa? ¿Y si creía algo que no era? Ya la pinchaba constantemente... Imagínate si se aparecía en su casa, supuestamente preocupada por él... ¡La acosaría como una abeja obsesionada!
-Tengo varios papeles que firmar y después varias reuniones, así pues... - Se dio la vuelta, huyendo así pues de la extravagante idea.
-¡Deja tus ocupaciones, Elsa! ¡Un amigo es máxima prioridad! - Declaró ella sujetándola del brazo.
Arrastrarse hasta casa ajena, presentarse ante su familia, cruzarse con la cara de sinvergüenza de su hermano, toparse con su padre, quizás conocer a su madre.. ¡Ni muerta iría!
-Bienvenida, señorita Ana, señorita Elsa.
O eso, quería ella...
Allí se hallaba, en el enorme palacio, en la entrada con suelo de moqueta color vino y un cuadro enorme en cada pared. Las lámparas eran al estilo antiguo y sobre sus cabezas un enorme candelabro brillaba con intensidad. En frente, unas escaleras teñidas de blanco con alfombra roja en medio, les daba la bienvenida al lugar, seguida de varios empleados que se inclinaba ante su presencia. Ana, quien ya había estado allí al parecer, subió las escaleras sin privación y llamó por su hermana, quien con cierta pena las subió también. ¿Le sorprendería? ¿Le gustaría verla allí?
Todos sus pensamientos se borraron, cuando frente a sus ojos un bello cuadro, con una joven de rizos color avellana, sonreía posando su barbilla sobre la palma de su mano, sentada en el trono, resplandeciendo en un vestido azul que resaltaba la escarcha de sus ojos y sus rasgos risueños y extravagantes, como las miles de pecas que se esparcían por su rostro. Aquella joven, se parecía a Jack y al tontonabas de su hermano.
-¿Le parece bella, Emili?
Elsa giro la cabeza y vio a su lado, al hombre robusto imponiendo su altura, mostrando extrañamente una sonrisa que desprendía nostalgia.
-Así es - asintió ella observando una vez aquella pintura - Única, me atrevo a decir. ¿Quién es? Perdone el atrevimiento.
-Ella es mi tercera hija. Era... - corrigió mostrando cierto pesar - Murió hace dos años.
-Lo lamento - Bajo los brazos bajando su defensa.
Y pensar que Jack también tenía una hermana... ¿Por qué no le había contado? Es cierto... Que no habían hablado nada más que de sandeces... No se conocían en lo absoluto.
-Me alegra su visita, princesa Elsa - Sonrió nuevamente con aquella presión.
-Vine a ver a Jack.
Los ojos de Hector se abrieron y a Elsa también. ¿Cómo había podido decir así de sopetón que había venido a verle?
-Somos amigos - corrigió a tiempo de cualquier mal entendido - Le conocí en el Instituto.
-Ah... - El contrarió esbozo una sonrisa, aunque muy mal hecha - Me alegra de que... - levantó la mirada hasta el final de las escaleras - Mi hijo se de bien con usted.
Jack, desde abajo observaba a Elsa un tanto sorprendido por su visita, pero como un sabor amargo, apretó los labios mostrándose tristón y subió lentamente, enfocando a su robusto padre.
-No sabía que vinieras - Dijo vacío. ¿Vacío Jack? A Elsa le pareció estar con otra persona.
-Oh... - rebuscó en su cabeza alguna idea, menos la de "estaba preocupada por mi querido amigo" - Ana, quiso venir a ver a tu hermano - mintió.
Hector, arrugó el entrecejo con cierto desconcierto. Normal ya que.. Le había dicho a él otra cosa.
-Bueno, les dejaré a solas. Sientáse a gusto, princesa Elsa, esta en su casa.
Se despidió con un gesto cortes y se perdió su rastro, tras bajar las escaleras.
Elsa, levantó la mirada ligeramente encarando la facción de Jack, insólita y apagada... Impropio de él. Su corazón, se retorció con cierta angustia. Y la duda y curiosidad comenzó a albergar en ella.
Iba a hablarme, más en ese preciso instante el albino se giró y dejó que se le subiera por sus labios una despampanante sonrisa, que sacó los colores a la sorprendida princesa.
-Con que... Por tu hermana, eh - Arqueo las cejas sugestivo y con suma picardía - Claro, y tu vienes a acompañarla, que lazo has consagrado de repente.
A Elsa se le torció todo su ser, en el que inmiscuyó desesperada por una excusa perfecta, que le quitará todas sus grandezas. Pero... Su traidora mente, no hizo cuestión de ayudarla a salir de aquella peliaguda situación.
-Me pidió que viniera... - Desvío la mirada, inevitablemente.
El albino hizo cuestión de soltar una carcajada, que silencio enseguida viendo con cierta ansiedad su alrededor.
-Mejor, sigamos conversando en mi recámara.
-¿Qué?... - Alargó sin querer su interrogación - Tengo cierta curiosidad de ver, como tenéis decorado el salón... - ¡Ni de locos!
-Anda, tonta - Le atrapo la muñeca, haciendo cuestión de mostrar sus dientes radiantes - Que no soy cazador. Bueno... - Arqueo la cejas - Todavía...
-J-Jack...
Fue inútil cualquier intento en huir. El albino la arrastro por el largo pasillo repletos de ventanas enormes, hasta su rincón. Abrió la puerta y arrastró a Elsa una vez más. Sólo entonces, la soltó y de puntillas llegó hasta su cama, en donde se sentó.
La princesa inerte y en un cumulo de nervios, analizó la habitación con la vista, apreciando un lugar bastante sencillo, con apenas una fotografía en la pared, de su difunta hermana envuelta en su abrazo, una cómoda, un armario, la cama, un escritorio y la mesilla de noche. Paredes crema y suelo de moqueta azul. Las cortinas pálidas, ondeaban en la suave brisa, que entraba por la ranura de la enorme ventana, que daba a un pequeño balcón.
-Tranquila princesa - Hablo el albino llamando su atención - Hoy, me mantendré quieto, como un niño bien comportado - mostró las manos desnudas, mostrando tras de ellas una sonrisa burlona.
-Ya te gustaría darme miedo a mi - Puso los brazos en jarro, torciendo la nariz - Con una habitación simplona como está, lo único que tiembla de mi es mi dentadura, pero de la risa.
Jack tomó su báculo y lo estiro en dirección a la joven, que miró interrogativa.
-Ven, sientate aquí y convencerme, que estas aquí "acompañando a tu hermana".
Camino un tanto indecisa y se sentó en el borde de la cama. El bastón del contrario posó su punta en su regazo y ella lo apartó con un leve golpe con su mano.
-Dijo, que permaneciera quieto. ¿Acaso no mantiene su palabra?
-¿Eh?... ¿Dónde estoy? - Fingió estar desorientado y tomó su cabeza entre sus manos, como sujetándola - ¿Qué estaba haciendo?...
-¿De nuevo el mismo juego? - rodó sus ojos en busca de aire, para soportar aquellas tonterías. Que... De alguna manera la hacían sonreír.
-De nuevo... - Rió Jack, poniéndose a cuatro patas sobre la cama, haciendo menor la distancia entre ellos - Olvide tomar mi medicación...
Obstruyó con su mano su distancia, haciendo ilustre una perfecta sádica sonrisa, a la vez que se sacaba el guante y la apuntaba contra el perro faldero, él cual retorció entendiendo enseguida la anécdota.
Terminada aquella pequeña representación cómica, Jack hundió sus pensares en medio de sus piernas y permaneció en silencio e inmóvil sobre la cama. Elsa, logro ponerse nuevamente nerviosa y más por el tema que... Escuchaba solamente la respiración de su contrario, quien parecía estar sumerjo en algo más, que no respectaba a ella. De nuevo... Se mostraba triste y distante, y a Elsa, no le gustaba verle así, de hecho le irritaba.
-Quizás... Alguien se preocupó por ti... - murmuró absteniéndose de cualquier encuentro de visión - Y quizás... Haya cometido la sandes de venir a verte...
Quería animarlo, hacerle sentir mejor. A Elsa no le gustaba que supieran que sufría debilidad por alguien, pero.. Si eso volvía a radiar aquel rostro, ella estaba dispuesta a ser por un instante, alguien débil y penosa.
Ella esperaba una respuesta, una sonrisa o... Quizás un abrazo que le sonsacara los colores, por aquella vez estaba dispuesta a aceptarlo. Pero, en vez de ello, Jack le respondió con un frío hostil, aún después de que ella había dado de si para animarlo. ¡Quería gritar de la rabia, irse y dejarle abandonado como una rata rastrera!
Giro el rostro, mostrando su pálida frente marcada por diversas venas. Fue entonces, cuando su corazón sufrió un golpe y se baño en un pozo de sangre, contemplando de pupilas dilatadas, el amargo sabor de un rostro pálido cuán nieve, repleto de agresivas lágrimas que habían descompuesto, la ilustre sonrisa de Jack.
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Elsa & Jack Frost - Apiádate de mí [Completa]
Romance*Esta novela nunca ha sido editada. "Eran nada las ganas que la incitaban a aquel lugar. Hizo de todo y más, para evitar el contacto con aquel panorama, pero Elsa, la princesa, tuvo que resignarse y aceptar su destino. Tendría que estudiar, p...