10. Pelea

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Sangre.

Oliver, un alumno de un curso menor, estaba tumbado en el suelo sangrando por la nariz.

Manu me estaba gritando, pero yo solo podía mirarme los puños llenos de sangre.

No estaba escuchando nada de lo que nadie me decía. Sólo veía mis puños y mi compañero en el suelo y a su lado mirándome fijamente, una Kristen muy asustada.

***

—Despierta.

Abrí los ojos lentamente. Un gran dolor recorría mi cabeza de lado a lado.

—¿Manu?—balbuceé sin apenas levantar la cabeza de la almohada.

—Buenos días princesa—Manu me sonrió mientras cambiaba el hielo que tenía encima de mis puños.

—¡Lucas!

Me giré y vi acercarse corriendo por la puerta de la enfermería a Kristen.

Estaba muerto de cansancio. Mis manos temblaban del hielo frío y mi mente no paraba de reproducir los sucesos recientes en la cafetería. La pelea, la charla con la directora y ahora en la enfermería.

—Se acaba de despertar ahora pero parece muy cansado aún—Manu aclaraba a Kristen.

—Ya veo— asintió Kristen.

—Bueno os dejo solos que tengo que hacer un picnic con Mel, mejórate Tallarín.—me giré y mi amigo ya se había ido.

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Hubo un silencio

—No hacía falta montar toda esta escena—dijo Kristen en voz alta midiendo muy bien sus palabras como si estuviera sujetando un objeto de porcelana y tuviera miedo de que se le cayera.

Esas palabras eran cuidadosas, pero a la vez dolorosas.

La había defendido delante todo el instituto al ser insultada por Oliver. Vale, igual me había pasado un poco al empezar la pelea, pero estaba cumpliendo la promesa que le había hecho a Kristen, la tenía que defender. Igual así ella vería que quería continuar con las clases y que estaba dispuesto a cumplir mi palabra.

—Sí que hacía falta. Oliver no tenía ningún derecho a insultarte así y además debía cumplir la promesa de defenderte, ¿recuerdas?—afirmé apretando los puños, aún doloridos.

—Pero ha sido mi culpa al empujarlo sin querer mientras andaba—contestó.

—¡Oh Vamos! ¡Si tan siquiera lo has tocado! —suspiré intentando calmar los nervios— Sabes tan bien como yo que no tenía ningún motivo para insultarte -asintió, pero seguía mirándome sin saber si debía hacer caso de mis palabras o no- y tengo que aceptar que puede que mi reacción no haya sido la más adecuada -acepté.

Una sonrisa apareció en su cara.

Supongo que estaba contenta porque me arrepentía de mis acciones y cuando la 'buena' convence al 'malo' para ser bueno suele sentirse feliz. Por lo menos las películas de superhéroes funcionan así.

Mientras reflexionaba una pregunta surgió en mi mente.

—¿Entonces ya no estamos enfadados? Es que claro, con las chicas no se sabe nunca. Yo que pensaba que ahora te caía bien...

— Lucas, Lucas, Lucas —la voz de Kristen sonaba a la de mi madre cuando me reñía— Tú nunca me vas a caer bien .

¡Qué morro!

Alerta EmpollonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora