1.Campeones

489 65 39
                                        


Finalmente el árbitro silbó, indicando el final del partido.

6-0

¡CAMPEONES DE LA LIGA DE INSTITUTOS!

Las gradas enloquecían y el público saltaba al campo para abrazar a los jugadores. Naturalmente, yo también estaba eufórico. Era un momento mágico, los profesores saltaban de alegría —olvidando todos tus suspensos—todo el mundo te felicitaba, te sentías el rey del mundo. Sobre todo cuando las animadoras venían a abrazarte, eso sí que era un buen premio.

De repente, las animadoras hicieron una pirámide y cantaron:

"ESE CAPITÁN, ESE CAPITÁN"

Echando una última mirada a sus pompones (y no hablo de los de plástico), les guiñé un ojo y me quité la camiseta.

Parecían perros peleándose por ella.

Al final, la lancé hacia el banquillo para evitar que se abalanzaran contra mí y me la quitaran, podía no salir vivo.

Me dirigí triunfante a las escaleras que iban hacia los vestuarios.

—Lucas tío, tenemos que hablar—oí una voz.

—Está bien chicos, ya podéis iros a clase. Esta noche fiesta en mi casa como celebración— grité entusiasmado.

Me abroché los botones de mi camisa sonriendo maliciosamente.

—¿Qué pasa Manu? Pareces preocupado, anímate. ¡Hemos ganado!

Manu enarcó las cejas.

—¿Te suena algo como "Universidad Growsberg"?—se apoyó en los armarios para parecer más interesante.

—Claro, como no me va a sonar. Es la universidad donde vamos a ir todos los del equipo el año que viene para convertirnos en un equipo oficial y competir por todo el continente— sonreí triunfante.

—¿Todos? Se necesita mínimo un 7'5 para entrar— me miró preocupado.

—¿Y? No te preocupes tu siempre sacas ochos— reí.

Me costaba muchísimo entender como alguien como Manu, el segundo capitán del equipo, podía ser un fiestero, emborracharse sin límites, ligarse a todas las chicas del instituto, ser campeón estatal en esquí y seguir sacando buenas notas.

Ese chico era mi ídolo, y por eso era mi mejor amigo.

—Céntrate Tallarín, tu media es de 3'5. —olvidé mencionar que me apellido Till y bueno, Manu tiene mucho sentido del humor — Necesitarías sacar más de un ocho en todos los exámenes de lo que queda de curso y aún así, el departamento de admisión tendría que tener piedad de ti- me miró realmente preocupado.

—Manu, acabamos de ganar. ¿No puedes alegrarte ni por un momento?—contesté enfadado.

—No voy a ir a Growsberg sin ti—bufé, los ataques de responsabilidad de mi amigo siempre llegaban en los momentos más inoportunos.

—Está bien, pensaré en algo. 

Salí cabreado de los vestuarios, golpeando todas las puertas que tenía por delante.

¿Sacar más de un ocho en todos los exámenes? Imposible, ya sea física, química o matemáticamente hablando. Le pediría ayuda a Manu, pero ya lo intenté una vez, y aunque él saque muy buenas notas siempre terminábamos hablando de fútbol.

Con lo feliz que estaba yo. 

Lo peor de todo era que después del partido teníamos clases y empezábamos con la odiosa señora Claiff.

Alerta EmpollonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora