4. Os necesito tíos

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—Ya estoy aquí— grité al entrar por la puerta.

Eran más de las nueve de la noche cuando por fin volví a casa.

—¿De dónde vienes? —mi madre encendió la luz del salón, dejando ver su silueta recostada en un sillón. Como la típica escena de miedo de las películas.

Mi madre era la dueña de una escuela de moda y mi padre tenía una empresa que le funcionaba bastante bien.

Se podía apreciar en el tamaño de mi casa.

Yo no tenía hermanos ni hermanas, ni gato ni perro. Toda esa casa era para mí solito. Bueno, y mis padres, pero rara vez se dejaban ver por casa entre semana.

—Confiamos en ti, ya lo sabes, pero tienes que avisarnos si te retrasas. Si nos transmites confianza nosotros confiaremos en ti. Como en la fiesta del otro día, te dejamos celebrarla porque te lo merecías y confiamos en ti—como ya habréis notado los criados lo limpiaron todo, sino mi madre no estaría hablando así.

—Lo siento—murmuré.

No tenía ganas de hablar con mi madre. Ella no era nadie para decirme a qué hora llegar a casa siendo ella la que no aparecía por casa en toda la semana. O si aparecía, yo no me percataba de ello.

—Marta te ha preparado la cena—Marta era nuestra cocinera, tenía 50 años y su comida estaba exquisita. Pero hoy no me apetecía.

—Creo que llamaré a los chicos y les pediré que traigan pizza—contesté.

—Como prefieras—siguió hojeando esa revista de moda, sin mirarme—por cierto, ha llamado un tal David, diciendo que cuando puedas le llames.

"Llámame,

 besos David."

Un escalofrío recorrió mi espalda, esa nota en el pompis me atemorizaba.

No sabía quién era David ni qué había sucedido en la fiesta. Pero tampoco pensaba averiguarlo.

Estaba cansado y atemorizado.

Cansado debido a que mañana se hacía el discurso motivacional para los alumnos de último curso, hablando de la importancia de este último trimestre bla bla bla...

Y atemorizado por tener un acosador que me llamaba a casa. El número de mi casa no lo sabía mucha gente.

Mis notas seguían siendo desastrosas, me había esforzado más desde el partido pero si antes sacaba un 3, ahora sacaba un 4.

Abrí el móvil y entré en el chat de grupo que teníamos mis amigos y yo.

@Yo En mi habitación en media hora, traed pizzas y bebida

@Manu ¿Va todo bien tío?

No, no iba bien.

A mis padres no les interesaban mis notas y además no iba a poder entrar en la universidad.

Mi móvil empezó a vibrar de mensajes.

@Héctor Me encargo de las pizzas

@Jack Yo de la bebida

@Manu Yo vigilo que Jack no sea tan estúpido como para entrar en tu casa con las cervezas en mano.

@Jack ¿Y por qué no?

@Manu Están sus padres idiota.

@Alex Yo tiraré una piedra a tu ventana para que me tires tus sábanas y subiré cantando como Rapunzel.

@Héctor Yo te tiraré una piedra a ti a la cabeza.

@Yo Callaros y venid de una vez.

@Jack Alguien tiene un mal día...

Al cabo de veinte minutos tenía a cinco idiotas delante de mí.

Jack había entrado la bebida en una mochila alegando que me traía unos apuntes que yo le pedí. Creo que esa era la primera idea brillante que tenía, aunque no sé porqué pero sabía que Héctor había contribuido en ese plan. 

Héctor era el más responsable de nuestro grupo, junto con Manu. Y Alex, bueno... él iba más por estilo libre, nunca sabías con quien estaba o qué hacía. Pero cuando lo necesitábamos siempre estaba allí, además que te tronchabas de risa con él cerca.

Ahora estábamos todos bebiendo cerveza tumbados en los sofás de la sala de recreativos que estaba conectada a mi habitación.

—Mis notas son horribles, tengo un acosador, no voy a entrar en Growsberg y puede que sea homosexual—solté de repente, el alcohol me ayudaba a sincerarme.

Se hizo el silencio.

—Vaya, eso es mucha información de repente—Héctor habló primero.

—No te rindas tallarín, te vimos esta tarde hablando con Kristen, recuerda quien es su padre. Aun estás a tiempo de mejorar las notas y convencerla para que te ayude a entrar—Manu me animó—en cuanto a lo otro...— se alejó a una cierta distancia de mí.

—Muy gracioso—le golpeé el hombro.

—Yo...—Alex se aclaró la garganta—sabía esto des del principio—¿Alex sabía mi preocupación por la universidad? —a mí también  me ocurrió—¿dónde está mi Alex? devuélvanmelo—empecé a soñar contigo y bueno, luego me di cuenta de que eras el amor de mi vida Lucas Till—se abalanzó sobre mí mordisqueándome todo el cuerpo.

—¡¡Atrás Satanás!!—grité haciéndole recular.

Ese era mi Alex.

—No soy gay, bueno por lo menos eso creo, es solo que no me acuerdo de nada de lo que pasó en la fiesta. Me encontré una nota en el pompis y me ha llamado un tal David y bueno, es todo muy raro. Sin mencionar que Sara está cabreada por algo y que me desperté con unas bragas en la cabeza—Alex fulminó a Jack con la mirada.

—Tío lo siento—Jack murmuró—yo no sabía...—Alex se giró molesto.

—No hay excusas, me fallaste. Tú y ella. —dijo Alex mientra apretaba los puños y se iba a otra habitación.

Yo estaba en estado de shock, no entendía el porqué de esas palabras, ¿me había perdido algo?

 Pero parecía que yo no era el único que estaba en problemas.

Frase célebre:

"Gente que se merece más medallas que soldados por matar gente"

Alerta EmpollonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora