¿Un amor genuino se puede convertir en una obsesión?
•Hey! Esta novela fue editada y casi que reescrita, así que te puedes encontrar con muchos comentarios fuera de contexto porque quité muchas escenas y puse otras.
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Pov's Adeline.
En el momento que escuché su voz y lo volví a ver después de un mes, me congelé completamente, no sabía que hacer ni decirle. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, no ayudaba en lo absoluto con la forma en que me está mirando, con dolor, impotencia, rabia y más emociones sin descifrar.
Después de varios segundos en silencio me atreví a hablar.
—Cayden ¿Qué haces aquí? ¿No estabas visitando a tu madre?– Logré no tartamuedear. Annie, después de saludar a su hermano se fue a jugar.
— De allá vengo. Veo que aprovechaste eso para venir y no encontrarte conmigo.– habló con molestia y eso me empezó a molestar a mí.
— Pues fíjate que si, lo aproveché porque no me quería encontrar contigo.– Me crucé de brazos y sostuve su mirada.— Adiós Annie, nos vemos después pequeña. Te amo.– me dirijo a ella dándole un beso en su regordeta mejilla.
—Adiós, cuñi. También te amo.–me dio un besito también para luego salir corriendo dentro a la casa.
— Me voy. Adiós Cayden.–Traté de irme hacia dentro de casa para salir a la calle pero agarró mi codo.
—No te puedes ir. Tenemos que hablar.— murmuró cerda a mi oído, por nuestra posición.
— No tenemos nada de que hablar, todo ya quedó dicho en Las Vegas.– me volví hacia atrás un poco para verle a la cara y me solté de su agarre.
—Claro que tenemos que hablar, Adeline– frunció el ceño.—Déjame explicarte las cosas como fueron, déjame explicarte porqué no me salí de esto. Además dime por qué te cambiaste de apartamento y de número.
—No quiero escucharte decirme más mentiras, Cayden. Y me cambie para que no me buscaras.
—No te voy a decir mas mentiras, por favor escuchame...— intenta acercarse a mí.
En ese momento llegó su abuela salvándome la campana.
—Hijo, tienes una llamada, dicen que es importante. – Cayden, maldijo en bajo.
—Yo ya me voy, hasta luego abuela María. Que esté bien.–Dije dándole un beso en la mejilla.
— Hasta luego mi niña. Que estés bien.
—Adeline, esta conversación queda pendiente.– miró mis ojos fijamente.
Yo no dije nada, solo me fui de ahí.
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Una vez que llegué a casa, llamé a Char, ya que no se encontraba, y le conté lo que pasó. Luego de colgar me quedé pensando en lo último que me dijo luego de escucharme.
