Cap 19 Invitación

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Hoy tenía que decirle si o si, mi madre ya tenia todo preparado para hoy y Albert  pasaría por mi para llevarme directo a la casa y así ayudarle con los ultimos retoques, claro primero tenía práctica yo de Tennis y el de Voleibol  así que como a las tres de la tarde me iría a casa  y Andres llegaría a las seis de la tarde esa era la hora que mi madre había estipulado para que todos estuviéramos ahí y cuando digo todos es TODOS, por eso mis emociones estaban en estampida. Sonó el timbre del ultimo recreo sacándome de mis pensamientos e indicándome que era el momento de invitar a Andres.

- Ya deja de mortificarte la cabeza mujer - Ash me sacudió de forma  vertical provocandome un leve mareo.

- Si, no creo que nada anormal pase en esa cena - apoyó Cami.

- Eso espero chicas, eso espero.
Dije deseando que realmente así fuera.

Nos ubicamos en una de las mesas de la cafetería para merendar, mientras estábamos charlando y merendando vi a Andres entrar en la cafetería con su mejor amigo nuestras miradas se conectaron y el me sonrió fanfarrón yo aparte mi mirada y seguí con lo mio, creía que el haberme salvado de ese "accidente" lo había redimido conmigo, se equivocaba aún no soportaba su presencia y no creo que eso cambie por ello no quería pasar por la incomodidad de estar sentada en la misma mesa que él, creo que esta noche haré dieta.

En medio de mis divagues  sonó el timbre de nuevo y no lo  había invitado aún.

El tiempo corría y no precisamente a mi favor.

Ahora tenía que esperarlo en la cancha antes del entrenamiento para hablar con el.

Después de mi última sección de clases ya me encontraba en los vestidores. En la misma rutina, yo y Ashley a práctica y Camila a clases de inglés.

- Porque tanta prisa mujer.

- Ash es que debo invitar a Andres ahora  si no ya no podre. Y si, es algo que odio, no lo quiero hacer.

- Lo se Sam, lo se.

Termine de atar mis zapatillas. Y salí del vestidor y me fui hacia el de los hombres que no estaba muy lejos, terminaría con esto lo más pronto posible.

Después de salir los chicos salió Andres y luego un chico más.

Al verme volvió a sonreír de forma pícara,  al ver la expresión de mi cara rascó su nunca.

- Qué se te ofrece preciosa - pero no dejaba su labia.

- De ti no quisiera nada.

- Pero que mala agradecida - se hizo el ofendido.

- No te quejes, ya te di las gracias además aunque no quiera ese es el motivo que me trae acá.

- Así,  pues te escucho.
Si que me lo hacía difícil este chico.

- Estas invitado a una cena en mi casa  a las seis esta es la dirección - le extendí el trozo de  papel.

- Pero si que eres rápida,  ya sabia yo que eso de odiarme no era cierto.

- Por favor no digas nada que me haga que me arrepienta más.

- Un gusto preciosa estaré puntual.

Este sí no sabe distinguir el desprecio. Me fui hacia las canchas donde me encontré con Ash calentando, la buena noticia es que no había  llegado tarde.

- Nos vemos mañana mujer, que te vaya bien en la cena - me dijo después de un gran sorbo de agua.

- Gracias Ash, nos vemos - le di un beso en la mejilla y me dirigí hacia el auto donde me esperaba Albert.

- Buenas tardes Albert.

- Buenas tardes Sam.

- Cómo te ha ido? hace tiempo no conversaba así contigo, lo extrañaba.

- Yo también mi niña, me ha ido muy bien pero a ti como  te va en esta nueva etapa.

- No te mentire Albert, él no me toma en cuenta para nada.

- El te quiere yo lo se.

- Lo dudo, el Está enamorado de Susan además yo quiero a alguien que se enamore de mi, por muy cursi que suene.

-Eso sí lo dudo, eso era en su pasado ahora te tiene a ti y ya verás que con el tiempo aprenderá a amarte.

- ¿Tu estarías de acuerdo con eso?, no ven que soy una ovejita en manos de un lobo.

Su risa me contagio pero era en serio.
- Porque todos ven normal una relación como esta, es un crimen.

- Qué se puede hacer Sam, ya éstas casada.

- No me lo recuerdes.

- Por cierto donde esta tu anillo, no los vi el día de la boda.

Le mostré el anillo que colgaba de una gargantilla en mi cuello. Si en la que mi hermana me había regalado junto al dije de la raqueta.

- Qué hermoso - expreso Albert realmente admirado.

- No se ni porque lo cargo cuando el no se lo pone.

- Ya verás.

Fue lo último que dijo ya que habíamos  llegado a casa.

- Gracias Albert.
- De nada mi niña.

- Mamá ya llegue - grite al entrar a casa.

- Estoy en la cocina - escuche.

- Buenas tardes madre - salude con un beso en su mejilla.

- Hola mi niña ¿como te fue?.

- Muy bien mamá Andres llegará a las seis. Respondí mientras ubicaba mi mochila en una de las sillas de la cocina.

- Qué bueno Sam ve sube a tu habitación y ponte algo cómodo para que me ayudes.

- Ok.

Subi a la segunda planta busque entre mi viejo armario, encontré una sudadera y una polera y con eso me vestí.
Baje al terminar, a la cocina y mi madre estaba concentrada en la ensalada.

- Ven Ayúdame con estas verduras.

Así pasamos la tarde cortando, licuando, cocinando y demás.

- Ya termine de poner la mesa.

- Bueno ve a ducharte.

Subí nuevamente tome una ducha y al instante me regale en la cama halle una caja y al abrirla había un hermoso vestido rosa palo. Ya decía yo que me iba a poner, mi madre tenía todo previsto.
Termine de arreglarme y baje, en la sala me encontré con Andres  conversando animadamente con mi madre o era muy puntal o yo me había demorado en la ducha.

- Hija dale un recorrido a Andres para que conozca la casa.

En serio madre.

- Para mi sería un gusto - siempre tan colaborador.

- Vamos - dije con una sonrisa de esas en las que muestras tus dientes sin querer, hacia el.

Empezamos así el recorrido por mi casa, no tan mía,  llevándolo a conocer la mayoría de los lugares, claro sin entrar más allá de las puertas.

- Lo que más me gustó fue el gardin es hermoso, se nota que a tu mama le gusta - decía mientras entrábamos en la sala con esa sonrisa que parecía tenerla pegada en el rostro.

- Ahhh ya llegaron, este es el chico - dijo señalandolo.

En la sala ya se encontraban Kerim y mi padre.


Volví después de un largooooo tiempo lamento la tardanza pero estaba en una batalla de exámenes, pero aquí estoy de nuevo...

El Socio De Mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora