Capítulo 13

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 Capítulo 13

–Relájate –le susurró Esteban.

–Está a punto de llegar todo el mundo y vamos a hacer una presentación asombrosa.

–Demetrio también viene. Me he enterado justo antes de entrar, cuando me ha llamado Weston.

–A mí no me ha llamado el director general.

–Porque yo soy el titular del proyecto –respondió en tono provocador.

–De eso nada, ricachón. Este proyecto es tan mío como tuyo –le agarró la mano por debajo de la mesa.

Él se quedó inmóvil un instante antes de retirarla.

Entonces se abrió la puerta y aparecieron los directivos de la empresa, acompañados de Demetrio, que tenía la mano en la espalda de Carl Weston y se reía a carcajadas.

Demetrio fue el primero en presentar su propuesta. A medida que hablaba, María iba ganando más y más confianza porque su proyecto no era ni mucho menos tan sofisticado, ni tan genial como el que habían preparado ellos.

Prácticamente había dejado de escucharlo cuando comenzó a exponer sus conclusiones.

–En definitiva, les ofrezco un producto de fabricación barata y pocos costes de mantenimiento. Pero, lo que es aún más importante, mi empresa jamás empañará la reputación de Barrows. En Hamlin Tech abogamos por los valores familiares, algo muy diferente a lo que representan mis competidores. Pero claro, todos sabemos que el señor San Román es todo un profesional en obtener lo que quiere de las mujeres a través de la seducción. Y, a diferencia de la señorita Fernández, en Hamlin nadie ha vendido nunca su cuerpo a la competencia para ponerse por delante –al decir eso, clavó su mirada en María.

Fue como una bofetada en la cara. Sabía que no era cierto, pero Hamlin era el tipo de hombre que presuponía ese tipo de cosas de una mujer porque no sentía el menor respeto por el género femenino. Un motivo más para aplastarlo con la presentación que estaba a punto de llevar a cabo.

La sala se quedó en completo silencio cuando él terminó. María esperaba que alguien le reprochara sus palabras, pero no fue así. Miró a Esteban; el brillo de sus ojos solo podía describirse como letal.

–Vamos a hacer nuestra presentación –le dijo María –. Él no importa.

Se pusieron en pie e hicieron lo que tanto habían ensayado. Primero habló María y luego Esteban se encargó de exponer los detalles técnicos con voz firme, una voz que se volvió aún más dura cuando al final se dirigió a Demetrio Hamlin:

–No sé a qué clase de valores familiares se refiere, pero no me parece que acosar sexualmente a las empleadas sea un valor familiar. No me importa lo más mínimo lo que opine de mí; soy todo lo que se dice de mí y cosas aún peores. Pero si se atreve a insinuar que María ha llegado a donde está por algo que no sea su increíble esfuerzo y su genialidad, le enseñaré algunos trucos de supervivencia que aprendí en la calle que no le dejarán indiferente.

El silencio se hizo ensordecedor. María miró a Esteban con orgullo, pero también con ganas de estrangularlo.

–Llámenos para comunicarnos su decisión –dijo Esteban antes de salir de la sala con ella.

–¡ Esteban! Es probable que acabes de arruinar todas nuestras posibilidades –le dijo en cuanto estuvieron fuera.

–No deberían haber permitido que dijera eso de ti –espetó Esteban al tiempo que se dirigía al ascensor–. Es absurdo. Te ha insultado como persona y como empresaria y no podía quedarme de brazos cruzados.

La pareja que engaño a todo el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora