Epílogo pte. Final.

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Grell habia decaído de nuevo, esta vez iba a peor. Habia faltado de forma continua al trabajo y no de habia levantado de su cama en varios meses.
William habia querido sacarlo de su propio encierro, sin embargo, el pelirrojo se veia cada vez mas demacrado y triste.
El moreno había comenzado a vivir con el solo para cuidarle; justamente, hoy era uno dr esos dias en los que tenía que ir a pedir un permiso para que le brindaran atención medica y psicológica a Grell, pues la situación se le habia ido completamente de las manos y no soportaba mas verlo de ese modo. Incluso, dejo que Sebastián fuese a verlo y aun nada, jamas le habia visto de tal modo.
La parca oscura comenzó a vestirse mientras observaba al carmín aún acostado en la cama.
-Grell, tengo que irme... saldré algo tarde para ir a firmar ciertos formularios; Ronald vendrá a cuidarte, ¿Esta bien?
-No necesito que nadie me cuide... ya te lo dije.-respondió molesto.
-Bien, pues... no es opcional, el vendrá, por favor, no le des problemas.
-Aja.
-¿Aja?
-...-ante su apatía decidió acercarse y darle un beso en la frente.
-Vendre a verte mas tarde.

...

En la oficina, una de las secretarias de la sede se acercó a tocar la puerta de Will, a lo cual este accedió al pase aun mirando sus archivos.
-¿Que necesita?-preguntó indiferente.
-Lo estan llamando en recursos shinigami.
-¿Es urgente?
-Un poco.
-En seguida voy... termino de firmar estos y me dirijo hacia allá. Ya puedes irte.
-Si señor.-despidió la joven cerrando la puerta del cubículo.
El supervisor se levanto después de 7 minutos y caminó por los pasillos al salir dr su oficina. Paso de forma inconsciente por la ventanilla de atención médica y tomó uno de los formularios.
-¿Necesita una pluma?-acudió la recepcionista.
-No... yo mismo tengo una.
-Bien, cuando termine de llenarlo puede venir a entregarlo mas tarde a menos que los horarios de cambio de turno se den.
-No se preocupe, vendré cuando pueda.-finalizó al alejarse de ahi y comenzar a leer el formulario.
●Nombre del solicitante:
●Nombre del paciente.:
●Edad aproximada:
●Motivo por el que se le.presenta:
●Estado del paciente:
●Categoría de cuidado que solicita:
●Tiempo aproximado de cuidado que solicita:
●Rango del shinigami:
●Firma del solicitante:
●Firma del paciente:
-No creo que el quiera firmar esto...
-Eh... señor Spears...-llamó de nuevo una voz femenina detrás suyo.-¿Recuerda lo de recursos shinigami, verdad?
-Ah... si, claro... voy para allá justamente. Gracias.
-Por nada señor.-Terminó de decir mientras Spears caminaba a la sala de recursos; ahí le recibió una mujer.
-Señor Spears, le estabamos esperando.-abrió la puerta hacia una sala privada.-pase por aquí.
-¿Para que me necesitan?-se acercó a tres hombres que le miraban seriamente.
-Necesita ver esto.
-...-lo guiaron a una ataúd junto a un cosechador de cuerpos.
-Mire.-señaló.
-¿Que es esto?
-Estábamos repasando la lista de regresados a la "no vida" para su castigo divino a la recolección como shinigamis, sin embargo, paso algo extraño; llegó alguien nuevo, como de costumbre, pero esta persona recuerda todo lo que fue a su vida anterior, su muerte y sabe cosas del sistema, no tiene un colapso nervioso como todos los que llegan.
-¿Y eso debe importarme?
-Esta persona pidió ver a uno de sus empleados... además de que el no cubre la edad necesaria para ser un dios de la muerte, sin embargo, aquí está y no podemos matarlo. Antes que todo, teníamos que llamarle a usted ya que el agente Sutcliff esta indispuesto y usted es su jefe al mando.
-¿De que me esta hablando?
-No sabemos que hacer con esta persona.-dijo al abrir la ataúd; William quedo perplejo.-justo ahora esta durmiendo, lo inducimos a la inconsiencia temporal.
-Pero... este chico...

...

-Ciel...-llamé levantando los restos del edificio.
-Sebastián...-saludó apenas con esfuerzo.
-Aguarda, te sacare de ahi.
-No lo hagas.
-¿Que dices?
-Sebastián... en estos momentos no hay nada mas seguro que mi muerte...
-Aun te podemos salvar.
-Mi nombre esta en la lista... necesito que me ayudes antes de que Grell pueda venir a verme.
-¡Sebastián!-llamó Ronald desde lejos.-¿Aun nada?-observé al pequeño por tal vez dos segundos y reflexioné un poco mi respuesta.-¿Sebastián...?
-No... aun nada.-conteste a fuerzas.
-Gracias.-me sonrió.
-¿Que planeas?
-Pasame esa pistola.-apuntó a un arma junto a el, me sorprendió asi que solo le miré con desapruebo.
-¿De que estas hablando?
-Me suicidare.
-No hay shinigamis jovenes, tu alma sera directamente recolectada.
-Eso no me importa, no quiero que el me vea así.
-No hare eso. Grell estaría lastimado si sabe que tu te suicidaste.
-Entonces matame tu mismo.
-¿Que te hace pensar que eso si lo hare?
-Porque... me lo debes.
-Yo...-demonios, tenia razón.
-Fallaste a nuestro contrato... puedes recuperar tu honor de esta forma... sera mi ultimo deseo, mi ultima orden.
-Yo... no puedo.
-Eres un demonio.
-¡Grell logró salir!-informó Ronald.
-Tienes que ser rapido... no quiero que me vea así.
-Maldito mocoso...-interrumpio el hombre junto a el; este tomó el arma.-¿Como es que sigues vivo?
-Deberia darte lo mismo, morire dentro de poco.
-No, tengo que asegurarme yo mismo.-apuntó mientras yo reaccioné cubriendole del peligro.
-Sebastián... dejale... si el tiene las agallas que a ti te faltan, el nos hara un favor.
-Ciel...
-Por favor...-no... yo no quería hacerlo, pero tampoco dejaría que cualquier humano le matara solo por placer suyo; sin embargo, ahi estaba el... mirandome tan tranquilamente a pesar de lo que pasaría... realmente habia madurado.
Rápidamente le di una patada en el cuello a aquel hombre dejandolo inconsiente.-¿Que haces?-preguntó el menor confundido.
-Cumpliré tu orden.
-¿Me matarás?
-No... la decisión es tuya.-dije tomando el arma y extendiendola hacia el.-tomala.
-...-me miró procesando lo que habia dicho.
-Es un hecho que no volverás, no soy capaz de cargar con la culpa de haberte asesinado.
-Bien...-la sostuvo entre sus manos temblando ligeramente.-te agradezco por todo lo que hiciste por mi.
-Fue... un placer servirle... joven amo... Ciel Phantomhive.-despidió al acariciar su rostro con dulzura.
Ciel, finalmente, jaló el gatillo.

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