Era una tarde como cualquier otra en el mundo shinigami; la recolección terminaba y todos partian a descanzar a sus hogares, todos menos William, quien acudiría a la biblioteca de registros en busca de alguna pista en su misión.
Lo que sucede es que parte de aquel lugar al que se disponia a entrar no estaba autorizado el paso a cualquier shinigami. Necesitaba un permiso especial, el cual tendría que tramitar con anterioridad sin saber con exactitud el tiempo que tardaria el consejo shinigami en concederlo.
Espero a que todos se fueran, tal vez quedo personal de administración, pero estos estarian ocupados con el papeleo de mañana; cosa que facilitaba la entrada al moreno, pues nadie dudaría de su integridad como jefe del departamento y nunca habia tenido un desliz en su historial. Claramente tenian la confianza en que Spears no faltaria a ninguna orden del reglamento.
En silencio atravesó la biblioteca oscura y vacía y se adentro en la busca de aquella puerta dirigida al sitio esperado.
Abrió el cerrojo dandose paso a la habitación extra y se limitó a entrar.
William comenzó a buscar en el registro de almas protegidas por demonios... habia tantos nombres, tantos que aun si fisgoneara en los registros de hace cien años le costaria trabajo encontrar lo que le servía.
Tomo aquel libro junto a otros mas y al momento de abandonar aquel sitio, se distrajo viendo una vitrina... en ella se encontraba el historial del pelirrojo. Le dio curiosidad, asi que se acercó y decidio echarle un vistazo; todos y cada uno de los asesinatos estaban ahí, cada crimen, cada artimaña que el menor había cometido.
Algo en su interior se quebró; todo esto era su culpa... Grell no era cualquier alimaña a la que todos debian repudiar como el erróneamente había hecho. Le había conocido, tal vez no por completo, pero sabia que su pelirrojo no debia lidiar con ese destino brindado por su egoismo.
De pronto, un ruido se escucho en los pasillos y la puerta comenzó a abrirse; William decidió esconderse detras de la puerta que se abria y al instante pudo divisar a uno de sus subordinados.
-¿Knox?- susurró.
-Sr. Sutcliff... es aqui. Le espero afuera.-pronunció el menor dando paso a una hermosa cabellera roja.
El corazón del moreno se aceleró, no creía el poder verle tan pronto.
-Grell...-murmuró cerrando la puerta impidiendo la salida de su contrario. El pelirrojo le miro molesto.
-¿Quien eres? Se supone que estaria vacío el lugar.-atacó. William, sin omitir sonido alguno, esbozó una sonrisa y se acercó a la parca roja dándole un cálido abrazo. Grell quedó sorprendido y asustado trató de librarse del agarre del desconocido, el cual se aferró de manera inconsciente ante aquel cuerpo que tanto habia extrañado.
-¿Que haces?-siguió el menor.
-Grell, tengo que pedirte que vengas conmigo.
-Lo siento, vine solo por...-explicó mientras se daba cuenta de que William tenia su registro en sus manos.-dame eso.-ordenó.
-No puedo.
-Maldición, deja de darme problemas y entregamelo de una vez.-decía exasperado.
-Lo necesito.
-¡Yo lo necesito mas!
-Grell, estoy de tu lado.
-Eso lo veremos...-amenazó al momento de sacar su guadaña.
-No peleare contigo.
-Lástima, porque yo si...-finalizó al correr atacando al moreno.
-Bien... si asi quieres que sean las cosas...Hey!!! Que les parece la historia? Espero les guste, hace tiempo no hago fanfics y espero no haber empeorado xD
Linda tarde.
