-Vaya día...-se quejó el moreno entrando su habitación mientras dejaba su saco y la corbata sobre una sillita.
Había ido a la mansión Phantomhive para obtener cualquier tipo de información sobre el pelirrojo, sin embargo, solo logró asquearse gracias al aroma del demonio... claro, olía a su típico y acostumbrado asqueroso ser... sin embargo, su esencia no era la misma.
Aquél mayordomo había estado con Grell.
Al revolver ciertas cosas en su armario, encontró un collar que habia comprado hace mucho para darselo al pelirrojo, claro, justo antes de que pasará todo este embrollo.
Lo sostuvo un par de minutos en sus manos y despues lo colocó en la silla antes mencionada.
Terminó de guardar sus cosas y trato de tomar aquél collar de nuevo, sin embargo, este se atoró con el mueble y se desplomó por los suelos... un montón de perlas salieron en todas las direcciones.
William se inclinó a recoger todas y cada una de ellas, pero... al pasar su mano por debajo de la cama, encontró algo que parecía un tipo de vidrio o porcelana ante el tacto.
Lo sacó para ver que era. Un cristal... por alguna razón le parecio conocido, lo apreció por un buen rato, observando cada detalle con cuidado. Tenia una par de codigos extraños que desconocía.
Gracias a esto decidió acudir al legendario, pues sentía que no tenía otra opcion ante tal suceso.
Al llegar al negocio del peliplata, este le miró fijamente, pues nunca antes le había visitado. Claro, en un mundo sin Grell, William no habría tenido que recurrir al legendario por algún consejo.
-¿En qué puedo servirle?-preguntó.-no es usual la visita de shinigamis recolectores en mi negocio.
-Los asuntos del despacho no son un punto a tratar ahora. El motivo es personal.
-Vaya, vaya... ¿Qué le hace pensar que yo he de ayudarle en algo personal?
-Es un asunto importante...
-Habla de una vez.
-Soy William T. Spears, jefe del área de recolección y papeleo shinigami de la sede de Londres. Recientemente vine a visitarle en una misión especial con uno de mis subordinados: Grell Sutcliff.
-¿De qué está hablando? Grell Sutcliff es un prófugo.
-Lo sé, el problema es que hay algo mal con todo eso... Sutcliff no es mala persona, el no es un asesino... paso algo que cambió los sucesos en su vida.
-¿A que te refieres muchacho?
-¿Usted sabe qué es esto?-dijo al mostrarle el pedazo de cristal.
-¿Eso... eso es...?-el legendario lo tomó entre sus manos y comenzó a analizarlo. Su rostro no denotaba duda alguna... finalmente le creyó.-Es un pedazo del jarrón que resguarda las escrituras inciertas. ¿Cómo lo obtuviste?
-En la misión; al traerlo aquí, Sutcliff lo rompió, no sé que sucedió, pero todo esto se creó gracias al jarron.
-Vaya, ya no son tan inciertas...
-¿Sabe lo que dice ahí?
-No realmente... aunque puede que trate de un viejo conjuro demoníaco.
-Expliquese.
-Hace tiempo, un demonio creó un contrato a petición de uno de sus amos humanos, pero al final el humano decidió no usarlo y nadie supo de ello hasta que un Dios de la muerte lo encontró. El shinigami tuvo miedo a que fuera una maldición o algo parecido, así que su poder se encerró en el jarrón que ustedes rompieron.
-¿Nadie sabe lo que hace?
-¿Hay algo que hubiesen deseado al recibir aquélla magia negra?
-Grell solo cayó sin decir nada, usted solo miraba apático, creo que el único que dijo algo en ese momento fui yo.
-¿Recuerdas que era?
-No muy bien...
-Para avanzar hay que recordar.
William sabía perfectamente lo que había dicho... pero algo, tal vez orgullo o vergüenza le prohibían admitir que el era el dueño de aquel deseo...
-Aún asi... ¿Cómo se cancela todo esto?
-Hay que encontrar al demonio que lo hizo, no aseguro que sirva de algo hacerlo, pero no tenemos otra opción. No hay otra forma de proceder, al menos por ahora.
-¿Sabe qué shinigami fue el que encontró dichas escrituras?
-Puedes buscar en los archivos... aunque fue hace mas de doscientos años, dudo que puedas encontrar el nombre aquélla persona.
-Es lo unico que me queda.-admitió saliendo de la tienda.-Encontraré al shinigami... y al demonio responsable.
-Ah... y Sr. Spears...-le detuvo. William volteo a verle.-necesita saber, que cuando es un conjuro demoníaco, si el tiempo de limite para poder detener todo esto se excede... las cosas se quedaran tal y como están. Sería terrible no cumplir con lo necesario y que Sutcliff sea el que sufra las consecuencias de un deseo egoísta.
Él está en sus manos.Espero les este gustando la historia, se que va algo lenta, pero tratare de subir lo mas rapido posible.
Gracias por leer, linda tarde.