Capitulo 14.

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Uno pensara que la entrada al infierno es un lugar fijo, relamente no es asi... uno mismo puede conjurar esta asi como las personas pueden atraer a los demonios.
Era extraño, Will queria salvar al pelirrojo pero sabria que le seria dificil entra ahi... su esencia atraeria mas alimañas y peor aun... aunque no fuese asi, su alma poco a poco seria devorada por el ambiente seco y hambriento de vida...
William maldijo su suerte y finalmente conjuro el hechizo para abrir el portar prohibido.
Una especie de espiral color vino se abrio frente a el y poco a poco se diviso un enorme terreno seco y mortal, tenia gritas que emanaban vapor verde... habia niebla negra por todo el "aire" en ese ambiente.
William decidio entrar sin mas, no sabia exactamente como buscar, pero tampoco podia darse el lujo de perder el tiempo, pues, en el mundo humano y el en mundo shinigami el tiempo es distinto al de infratierra; ahi una hora podia significar un dia entero o medio dia, era algo confuzo para las demas razas.
Poco a poco se adentro y con el paso del tiempo se comenzo a sentir mas pesado, era la esencia demoniaca... aspiraba el ser que era aquel shinigami, lentamente terminaria con el; al menos deseaba que si se encontrase con un demonio fuera en ese mismo momento, pues mas adelante no se veria con las fuerzas para hacerle competencia a dicho personaje.
De la nada, la risa de una mujer esbozo aquel sitio, a lo cual el moreno busco alerta su proveniencia.
-¿Que hace un simple Dios barato como tu aqui? ¿Eh querido?
-¿Quien eres? ¿Donde estas?
-Yo pregunte primero... Contesta.
-Soy William T. Spears...
-¿A que has venido?
-Necesito un Requiem...
-¿Un Requiem...? ¿Un shinigami ha venido a cerrar trato con un demonio?
-No... vine a buscar las escrituras de un contrato ya hecho.
-Vaya... ¿Que crees que te da el derecho de venir aqui sin tener problema alguno? ¿Donde esta el demonio que dices dueño del Requiem?
-Mi mundo lo ha capturado; necesito llevarlas hasta ese lugar.
-A ver cielo...-decia acercandose con su par de tacones altos, su cabello plateado y su atuendo vulgar.-Nadie aqui te dejara buscar nada, somos enemigos por naturaleza, e incluso veo poco creible que hayas venido tu mismo a buscar dichas escrituras. Te recomiendo que te largues de aqui.
-Necesito las escrituras.
-¿O sino que?
-Sino... Grell morira...
-¿Grell, Grell Sutcliff?-pregunto sordida.
-El mismo.
-Todos anhelan un alma como esa, tan podrida, tan dolorida... tan cruel y a la vez tan sensible... Segun se, hasta donde tenia entendido Sebastian Michaelis era dueño de esa alma tan deliciosa.
-No... el dueño soy yo.-declaro molesto.
-Bien... ¿Y que tendrian que ver dichas escrituras con el pelirrojo?
-Es una promesa... Sebastian las otorgo y el las paso a mi propiedad sin que yo tuviera idea de ello.
-Tendra problemas al volver... eso esta prohibido.
-No sabia que los demonios seguian reglas.
-No son reglas, es logica... el conjuro que se utiliza no es compartible con ninguna otra raza.
-¿Podre encontrarlas aqui?
-Gastas tiempo querido, quien te haya enviado queria que murieras, solo el dueño de dichas escrituras podra encontrarlas en este mundo tan putrido.
-Hare un contrato.-sentencio.
-¿Que dices? ¿Un shinigami haciendo tratos con un demonio hembra?
-Grell asi lo hizo.
-Es distinto, el chico lo hizo cuando era tan solo un humano... ¿Sabes que tendras muchos problemas por esto?
-A esta altura ya no me intereza ese tipo de cosas... tengo que jugar todas las cartas que tenga a la mano.
-Perfecto...-susurro Thara al estrachar palmas con William.

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