CAPÍTULO 8

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Me desperté sobre las 12 con dolor de cabeza. Fui a la cocina y tenía una nota de Daniel "he ido a trabajar, volveré para comer". Me hice el desayuno, desayuné y me tomé una pastilla para el dolor de cabeza.
Me volví a la cama y empecé a recordar todo lo que pasó anoche. Lo analicé y me di cuenta de que me había equivocado demasiado. Cogí mi móvil y llamé a Vicky.
- El teléfono al que llama no existe - me dijo el contestador.
¡Mierda! ¿Cómo me iba a contestar? Vaya idea más absurda se me había pasado con la cabeza. La necesitaba ahora mismo, necesitaba sus consejos y sus todo irá bien. No pude evitar ponerme a llorar.

Llegó Daniel a casa e hicimos la comida.
- ¿Qué has hecho? - me preguntó Daniel mientras comíamos.
- Nada, ¿a ti cómo te ha ido?
- Bien.
No hablamos mucho más en toda la comida. Recogimos y me fui a mi habitación.
Me senté en la cama y me puse a leer.

- Tenemos que hablar - me escribió Harry a media tarde.
- No hay nada que decir, se acabó y fin.
- Creo que tenemos que hablar sobre anoche.
- No creo que hay mucho que decir pero podemos hablar.
- ¿A las 8 paso a por ti?
- Vale...
Me terminé el capítulo, me duché y me vestí. Opté por un vestido rojo con bastante escote y bastante corto. Mi intención era provocar a Harry. Me maquillé y me puse unos tacones no muy altos para aguantar bien. Me arreglé el pelo.
- Daniel, me voy a cenar, no sé cuanto tardaré.
- Vale, ten cuidado, llámame si necesitas algo.
- Vale, tranquilo - le sonreí.
Salí de casa y estaba Harry apoyado en su coche. Me acerqué a él y me dio dos besos en las mejillas.
- ¿Nos vamos? - dije en seguida.
- Sí.
Subimos al coche y fuimos a un restaurante. Era muy bonito. Por una de las paredes había una cascada de agua y las paredes estaban llenas de flores. Nos sentamos y pedimos.
- Bueno, ¿qué tienes que hablar? - le dije a Harry.
- ¿Te acuerdas de lo de anoche?
- Sí, no bebí demasiado.
- Bueno, Daniel me preguntó que si estaba enamorado de alguien y le dije que sí. Pues es de ti, Anna.
- Ya hemos hablado de esto Harry, no quiero volver porque puedes estar jugando conmigo otra vez.
- No, esta vez es totalmete real.
- ¿Y cómo sé yo eso?
- Creyéndome...
- No puedo, necesito hechos, necesito cambios en ti y cuando los vea pues decidiré.
- ¿Qué tipo de cambios?
- Eso lo tienes que pensar tú solo, no te lo puedo poner tan fácil.
- Vale, lo intentaré.
- Vale, lo tendrás díficil, Daniel es muy buen chico.
- Pues está... - hizo un pequeño silencio.
- ¿Está qué?
- Nada, da igual.
Suspiré y nos trajeron la cena. Mientras cenabamos hablábamos de lo que habíamos hecho estos meses. Me propuso volver a compartir piso con él pero le dije que no. No quería ponerle las cosas tan fáciles. También intenté sacarle la frase sobre Daniel que había dejado a medias pero no lo conseguí, no se le escapaba nada.
Pagó y volvimos al coche.
- ¿Tienes hora para volver?
- No, cuando quiera.
- ¿Podemos ir a tomar unas copas?
- Vale, hay una discoteca chula que quería probar con Vicky - lo último lo dije en un susurro.
Harry me cogí la mano y me la apretó. Llegamos a la discoteca y bajamos. Entramos y cogimos una mesa con sofás.
- ¿Qué te apetece? - me preguntó Harry.
- No sé, algo que supongas que me da a gustar.
Fue a la barra y al poco volvió con dos bebidas. Las puso en la mesa y se sentó a mi lado. Sonaba la música, bebíamos, hablamos, nos reíamos y Harry me miraba los pechos muchas veces.
- ¿Quieres bailar? - le propuse a Harry a altas horas de la noche.
- Vale, me parece bien.
Fuimos a la pista de baile, empezamos a bailar frotando nuestros cuerpos, nos estabamos calentando los dos pero tenía que controlarme así que me separé de él.
- Ahora no, Anna - gruñó.
- Tenemos que ir despacio.
- Los orgasmos no hacen nada malo, vamos a probarlo.
- En serio, Harry, no quiero.
Cogí mis cosas y salí corriendo de la discoteca. Fui andando por las calles de Londres, no tenía muy claro como llegar a la casa de Daniel. De repente un señor mayor me cogió y me arrastró hasta un callejón, intenté que me soltara y grité todo lo que pude. Nada sirvió. Me tumbó en la zona oscura del callejón, intenté huir pero no era posible, era mucho más fuerte que yo. Me quitó la bragas y subió el vestido. Cerré bien fuerte las piernas y grité más mientras que él se sacaba el pene de los pantalones y los calzoncillos. Me separó las piernas y me penetró mientras que yo gritaba lo máximo que podía pero nadie me escuchaba. También gritaba del dolor que me estaba causando las embestidas de ese señor. Cuando se corrió, me dejó ahí tirada y me dolía muchísimo. Seguí gritando pero no había nadie en la calle.

Bastante rato después, estaba medio dormida, con mucho frío y dolor entre las piernas. Vi una sombra que se acercaba y me tapé.
- Ayúdame por favor - susurré.
- Vamos al hospital - dijo una voz conocida.
Me cogió en brazos y me sacó de ese callejón.

Kamasutra (segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora